Cada vez es más común acudir a los supermercados y encontrarse con determinados productos alimenticios blindados con alarmas o protegidos bajo llave. Y es que, aunque para algunos puede ser una medida muy excesiva, los hurtos en los supermercados españoles son una práctica cotidiana. En concreto, según datos de STC Nedap, una empresa especializada en sistemas anti-hurto, los licores, los aceites, los ibéricos, productos de afeitado y vinos, son algunos de los elementos que más han desaparecido de las estanterías este 2024.
El encarecimiento de algunos productos ha hecho que comiencen a robarse con más frecuencia, como es el caso del aceite de oliva, el cual se sitúa en el segundo puesto del ranking, solo por debajo de los licores. "En 2023 el aceite no estaba en el top, ahora es uno de los problemas principales. Se roba por igual el aceite de marcas reconocidas como las marcas blancas", explica Salvador Cañones, Socio Director de STC.
Sin embargo, estos hurtos no son iguales en todas las comunidades autónomas. STC Nedap ha llevado a cabo un estudio recogiendo los datos de más de 60 cadenas de supermercados. En total, han consultado a más de 10.000 tiendas y a través de esa evolución han podido elaborar una clasificación de los productos más robados dependiendo de la zona.
Aunque el top 5 de los productos más hurtados en España lo ocupan los ibéricos, licores, el aceite o los vinos, el estudio también destaca los "productos singulares" o más especiales que se hurtan en cada comunidad autónoma.
Como por ejemplo, el pulpo en las regiones del norte (Galicia, Asturias y Cantabria), cava en Cataluña; chocolate en la Comunidad de Madrid, La Rioja y Murcia; carnes autóctonas selectas en Aragón, cosmética en el País Vasco y diferentes tipos de queso y encurtidos en varias autonomías.
Perfil del ladrón
Según se traduce del estudio, la edad de las personas que perpetran estos hurtos oscila entre los 20 y los 60 años y apenas se producen robos por debajo de esta franja de edad ni por encima.
El informe revela que los hurtos se producen en su mayoría por bandas profesionales y organizadas seguidas de personas que reinciden y que utilizan los productos a posteriori para una reventa.
Se podría pensar que en la mayoría de los casos, estos robos se producen por necesidad, pero los datos indican que esto no es así, puesto que, normalmente, se hurtan productos de marca conocida en vez de productos de marca blanca (a excepción del aceite). Es más, artículos básicos como el pan, la pasta, la harina o el arroz no se roban y el 96% de las cadenas colaboran diariamente con entidades sociales y bancos de alimentos, ofreciendo gratuitamente productos para atender a las necesidades reales.