"Esperemos que no haga falta [volver a las clases telemáticas], pero pasará exactamente lo mismo [que en el primer confinamiento], con una pequeña diferencia: la novedad ayudó al éxito. Esta vez, la falta de novedad puede traer mayor aburrimiento, pero nada preocupante". Son palabras del pedagogo Enrique Castillejos. Normalmente, cuando en la calle se habla de cerrar las aulas e impartir clases online, las manos se suelen echar a la cabeza. Sin embargo, él cree que no habría "ningún efecto negativo" en la conducta de los niños si esto se vuelve a producir. No quiere alarmas.
El coronavirus avanza a paso ligero en España. 38.878 nuevos casos de coronavirus notificó ayer el Ministerio de Sanidad. 201 muertes más. La incidencia acumulada rompe pulveriza cualquier registro anterior en muchos lugares, también en el total nacional: se superan los 500 casos por cada 100.000 habitantes en España.
Mientras tanto, las Comunidades Autónomas van endureciendo las restricciones. Cierres perimetrales, recorte de los horarios de hostelería y comercios, toque de queda adelantado... Todo ello con la intención de frenar la curva, de doblegarla. La tercera ola llega cuando aún no parece habernos abandonado la segunda.
Andalucía, con Juanma Moreno Bonilla (PP) al frente, ya ha avanzado que el próximo viernes habrá medidas más duras desde el punto de vista de la movilidad. Por ello, cree que el gobierno central debería ir pensando en medidas conjuntas para todo el territorio nacional. O lo que es lo mismo, el confinamiento total de la población.
Aparejada a tal medida llegarían, a priori, los cierres de los colegios. No parece descabellado volver a ver a los niños haciendo tareas telemáticas. De hecho, Extremadura ya ha limitado la vuelta a las clases de sus alumnos de Secundaria tras las vacaciones de Navidad. Allí, sólo Infantil y Primaria siguen con formación presencial.
También han cerrado los centros educativos en otros paises occidentales. Reino Unido sólo abre sus clases para niños vulnerables e hijos de trabajadores esenciales.
Pero cuando se habla de cerrar colegios, son muchas las voces contrarias: es mucho más aburrido para los niños, no prestan tanta atención, en casa no pueden usar los mismos materiales que en el colegio, no tienen relación con otros niños...
En realidad, todo el mundo parece estar de acuerdo en que hay que evitar cerrar las aulas, por todos los medios posibles, hasta que no quede otro remedio. Por ejemplo, así lo ha hecho Portugal. A pesar de decretar un confinamiento domiciliario para todo el país, la actividad en las aulas no se detendrá.
Ante las distintas medidas que se están tomando, EL ESPAÑOL ha contactado con un pedagogo para que nos explique qué ocurriría en caso de que hubiera otro confinamiento en España y se decretase el cierre de las aulas en todo el país.
"No hemos preparado al país para esto"
Enrique Castillejos es pedagogo y presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Pedagogos y Psicopedagogos de España. "Admitiendo que no tenemos datos suficientes para prever el futuro, y previendo que los datos académicos pueden ser peores, no tenemos datos para sospechar que haya una catástrofe", dice.
Pone calma. Nada de gritos en el cielo cuando se le pregunta. "Si hay un segundo confinamiento, que [los familiares] estén tranquilos, que no va a suceder nada con sus hijos, más allá de los falsos profesionales que salen a asustar", comenta Castillejos.
Apunta que esto ya lo dijeron durante el primer confinamiento. Se aleja de las voces alarmistas. "Nosotros dijimos que no iba a haber ningún efecto negativo, ni en cuanto a la conducta de los niños ni adolescentes. Tanto profesores como alunos hicieron un esfuerzo importante, pero no hub alarmismos".
En caso de que vuelvan a decretarse el cierre de las aulas, el pedagogo recomienda que "se impongan hábitos". "Manteniendo un orden y una disciplina, que no hay que confundirla con algo mayor, no habrá problemas, más allá de encontronazos familiares".
Lo que parece tener claro es que un cierre de las aulas podría perjudicar a los alumnos en los conocimientos alcanzados con respecto a otros alumnos. "Si volviese a pasar, notaríamos diferencias entre años naturales", establece. El motivo es que "la educación online es diferente a la presencial. No se ha podido establecer una pedagogía online y ese es un problema".
La ley educativa y la pandemia
Muchas de las quejas registradas actualmente en la enseñanza se basan en que, un año después del primer confinamiento, la educación online sigue sin alcanzar los niveles esperados. Sólo el esfuerzo de la comunidad educativa al completo consigue algo de equiparación.
Castillejos critica esto. "Tenemos unos gobiernos que tienen una tendencia a legislar cuando llegan al poder ejecutivo. En todas estas legislaciones no han escuchado a los pedagogos cuando se les decía que había que apostar por la tecnología en los colegios", insiste.
"Lo que ha habido [durante el primer confinamiento] ha sido un esfuerzo individual, con diferencias entre los colegios en la implatntación de los sistemas tecnológicos. Sin embargo, nadie ha podido instaurar una pedagogía online". Castillejos asegura que España no se ha preparado para el siglo XXI.
Según el presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Pedagogos y Psicopedagogos de España, la pandemia lo único que nos ha enseñado es "la cantidad de oportunidades que hemos perdido" para avanzar en la educación online. "Esto no se hace comprando no se cuántos ordenadores. Es la constatación de la dejación de funciones que los gobiernos han hecho en cuanto a la digitalización".
En primer lugar, Castillejos critica el trato que se le ha dado a los profesores. "No se les puede poner a los pies de los caballos y decir ahora somos online. La formación del profesorado adolece de una capacitación". Además, también resalta la brecha que puede suponer entre los niños. "El alumno se adapta mucho mejor que los profesores al cambio, pero tampoco tiene medios".
En este sentido, explica que el "wifi es caro, las líneas telefónicas suelesn ser a nivel de usuario y no funcionan para cuatro personas a la vez... Necesitamos conectividad para eso y es una situación que no se puede cambiar de un día para otro". Además, apunta al plan de formación del profesorado, que no está formado para la transformación digital.
Todo este planteamiento tiene que estar basado, según Castillejos, también en la creación de materiales online. Para ello piensa que habría que apostar por esos materiales, porque "las editoriales tienen que venderlos". Es decir, piensa que no pueden ser creados para quedar en un limbo, inutilizados y que las empresas acaben perdiendo dinero.
Insiste el pedagogo en criticar la nueva ley educativa. "Se acaba de legislar y no hay una sola coma al respecto de la digitalización".
Por último, apostilla: "Entiendo que antes de la pandemia se podían tomar esto a chiste, pero dada la situación vivida, ya es caer en el ridículo sin tener en cuenta lo que hemos pasado. Puedo comprender que a los técnicos en España no se nos tiene en cuenta, como ocurre también en medicina, pero, caramba, cuando lo tienes encima y ya lo hemos pasado...".
"Hago un llamamiento a que se tomen la educación en serio. Esto no son peleas ideológicas. Hay que llegar a acuerdos para que España tenga una educación del siglo XXI".