La segunda jornada del Global Education Forum (GEF), que se ha desarrollado este jueves en el Campus de Almagro de la Universidad Camilo José Cela, ha entrado de lleno, ya sí, en los cuatro conceptos que se han marcado como pilares de la educación universitaria del futuro: digitalización, bienestar, impacto social y emprendimiento. De esta forma, una gran parte del centenar de expertos que reflexionará estos días sobre cómo tiene que ser la universidad del tercer milenio ha tomado la palabra. En total, han sido nueve horas y más de 40 paneles, debates y conversaciones que se han podido seguir de forma simultánea por la plataforma online.
Sin embargo, la proliferación de expertos que han intervenido no ha impedido que, como ha explicado a EL ESPAÑOL la presidenta de la Institución SEK Nieves Segovia, “se escuchen las aportaciones de los estudiantes y del resto de la comunidad”. A través del hashtag #FutureHigherED miles de personas han podido participar enviando un mensaje en forma de vídeo de 30 segundos.
Así lo ha hecho, por ejemplo, Enrique Sánchez de León, Consejero Director General de APD, que ha puesto el foco en dos ideas: por un lado, “no dejar la educación en manos de la política ideologizada”, de forma que toda la ciudadanía se implique en las reformas del sistema educativo. En segundo lugar, ha pedido que “cualquier decisión en materia educativa tenga en cuenta el aprendizaje de habilidades blandas que faciliten a los alumnos la entrada en un mercado de trabajo cada vez más exigente y globalizado”.
Emprender para la vida
Una de las claves del debate ha girado en torno a la cuestión del emprendimiento. Expertos como Guillermo García Cubero, Nigel Adams, Daniel Truran, María Emilia Correa o Howard Gardner, entre muchos otros, han concluido que debe cambiarse la concepción sobre el concepto actual de lo que es emprender. La puesta en común de las principales tendencias en innovación educativa, las competencias empresariales y estudios como el realizado durante 10 años por el profesor Gardner en Harvard, ha puesto de relieve la necesidad de entender el emprendimiento como una forma de vida.
Así lo ha expresado María Emilia Correa, cofundadora de Sistema B (una organización sin ánimo de lucro que busca resolver los problemas sociales de la actualidad): “Emprender es una forma de ser. Durante muchos años hemos tenido una vida muy planeada, pero el mundo ha cambiado muy radicalmente y ahora tenemos la posibilidad de ser los actores que construyamos nuestra vida”.
En opinión de esta emprendedora, la universidad tiene que ponerse al día con las nuevas problemáticas globales. Nunca ha habido tantas personas viviendo a la vez, y nunca han estado tan interconectadas. Por tanto, hace un llamamiento a solucionar los problemas de forma colectiva y abandonar la idea de que vivimos en competición con los demás: “La crisis climática o la pandemia son problemas tan complejos y globales que requieren esfuerzos colectivos: nadie podría haber inventado individualmente la vacuna del covid”.
Un cerebro sano
Los distintos enfoques han coincidido también en que el bienestar es necesario para que cada persona pueda desarrollar su máximo potencial. Álvaro Fernández, autor de El cerebro que cura, ha explicado que el cerebro tiene “varios sesgos negativos”: uno es que se tiende a ver más lo negativo que lo positivo, la amenaza que hay en lo externo. Fernández ha puesto el ejemplo de que, “cuando vemos una serpiente, lo primero que pensamos es que igual nos mata”.
Los tres pilares del cerebro sano serían, para este experto, el ejercicio físico, “pues esto promueve la generación de nuevas neuronas”; el ejercicio cognitivo (“estar viendo la televisión todo el día hace que las nuevas neuronas no cumplan ninguna función y, finalmente, mueran”); y la gestión del estrés: “Imagina que eres una cebra y, de repente, aparece un león. Tu única prioridad en la vida, en ese momento, es correr más que el león, todo lo demás se para. Si la cebra sobrevive, vuelve a su estado normal, pero los seres humanos muchas veces no volvemos a ese estado natural por culpa del estrés”.
Por tanto, la universidad del futuro debería incluir en sus metodologías y contenidos toda una serie de capacidades y habilidades que sirvan para saber lidiar con problemas como el estrés y convertirlo en algo positivo. En este sentido, Fernández tiene claro que debería trabajarse la educación mental en las universidades y que no sea algo que cada persona se trata como puede. Es decir, concebir el cerebro no como algo abstracto sino como un músculo que se puede –y se debe– entrenar. En consecuencia, se muestra partidario de que la Educación Física pasase a ser una asignatura de los programas universitarios para que deje de verse como “un lujo de niños”.
En este sentido, en el GEF se ha apostado por metodologías integradoras. Por un lado, que se enseñe a reformular los problemas para empezar a percibirlos como oportunidades. Por otro lado, que actividad física y mental vayan de la mano: “Creo que son posibles clases magistrales donde los alumnos, al mismo tiempo que escuchan la lección, puedan hacer actividades de meditación”, explica Fernández.
Sociedad red
Uno de los pensadores más destacados en el campo de la cibercultura y las pedagogías híbridas es el argentino Alejandro Piscitelli. Además de participar en dos paneles sobre digitalización –uno de los temas principales del GEF–, Piscitelli ha atendido a EL ESPAÑOL para sintetizar algunas de las ideas puestas sobre la mesa.
Para este filósofo, el problema de fondo reside en preguntarse para quién está la universidad: “En un mundo donde todo el mundo se pone de pie nadie ve mejor; si todos fueran a la universidad todos estaríamos al mismo nivel”. En su opinión, la universidad actual está caduca, cimentada sobre ideales napoleónicos, y “no tiene ningún sentido que no se estudien artes y ciencias de forma simultánea”.
En este punto no coincide del todo con Álvaro Fernández quien, pese a considerar que los efectos de los estudios artísticos y creativos son siempre beneficiosos, cree que hay métodos más eficientes para estimular el potencial, como la psicoterapia cognitiva y la memoria de trabajo.
Por otro lado, Piscitelli resume los cinco campos (él los llama hackeos, concepto que trata en su libro El "Proyecto Facebook" y la posuniversidad) donde se juega el rediseño de la institución universitaria debatido en este GEF. El primero sería del currículum, donde propone desechar lo que no es esencial. El segundo hackeo sería del tiempo, que propone asignarlo por proyectos y no automáticamente por asignaturas. El tercero, del espacio, aboga por nuevas arquitecturas de aprendizaje. El cuarto es el hackeo de la evaluación: “Explicar por qué las respuestas están bien o mal, y experimentar con las evaluaciones cruzadas, por pares, etc.”. Por último, el quinto y más importante es el hackeo de las emociones, y plantea la necesidad de repactar las relaciones profesor-alumno, padres-institución, e institución-Estado.
Un proyecto colaborativo
En lo concerniente a posibles nuevas metodologías, también ha sido destacable la aportación de la Lynn Murray-Chandler, investigadora en la Southern New Hampshire University. Esta académica acuña el concepto de 'design thinking' (pensamiento de diseño) para profundizar en la cuestión del impacto social de las acciones.
Para ella, el 'design thinking' consiste en cinco pasos básicos que comienzan con un ejercicio de empatía: "Debes pensar cómo será la experiencia de alguien que use el producto que ofreces". En la línea del resto de ponentes, cree que la mejor manera de encontrar ideas es en equipo, a través del 'brainstorming' ("lluvia de ideas"). Después de "construir prototipos para saber si merece la pena invertir tiempo y dinero", llegaría el momento de probarlo en el mundo real.
Se trata de una metodología popularizada en Stanford durante la década de los 90 y que a Murray-Chandler le parece que "es un trabajo muy colaborativo y motivador para los estudiantes". No en vano, afirma que en Estados Unidos cada vez se hace más esto en detrimento de las clases tradicionales donde no se involucra lo suficiente al alumnado.
Para finalizar la jornada, los estudiantes han vuelto a tomar la palabra para dar su visión sobre todas estas cuestiones y plantear la creación de la universidad del tercer milenio como un proyecto colaborativo.