No es el único caso, pero sí el que se hizo más viral recientemente. “Salid de vuestras madrigueras, conejas”, gritaban los chicos de una residencia a las chicas de una otra residencia situada enfrente al comienzo del curso 2022-23. ¿Tradición, novatada, broma o acoso? El propio centro calificó las expresiones como “inaceptables” y dijo que aplicaría “medidas”: expulsó al alumno que inició los cánticos.
Resa, el grupo que cuenta con 40 residencias de estudiantes en España con 11.000 chicos y chicas, acaba de formalizar el primer protocolo anti bullying en España no sólo para los estudiantes, también para el propio personal de los centros así como para los proveedores de los mismos.
“Es la primera vez que se hace algo así en el ámbito educacional en España. Todos ven que es necesario”, afirma Tatiana Aneiros, directora de operaciones de Resa. Dicho reglamento obligará, en el caso de los estudiantes, a firmar cláusulas específicas a modo de contrato antes de formalizar la matrícula.
Garantes, no jueces
El protocolo entrará en funcionamiento en septiembre, con el inicio del curso 2023-2024. “Será el primer año en el que los residentes tendrán acceso a esa información y tendrán que cumplir con ella. Para nosotros, como empresa, también nos servirá de guía para actuar”, señala Tatiana Aneiros.
Todos aquellos relacionados con Resa tendrán acceso a dicho protocolo para que sepan en qué consiste y cómo funciona, cómo se activa, y qué tipo de medidas puede haber en caso de incumplirlo.
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“Si tienes algún problema, o identificas algún problema con estas características, que sepas que hay un organismo, que hay un protocolo que te acompaña y que te ayudará a solucionar este tipo de situaciones”, añade la directora de operaciones de Resa.
El protocolo ha sido definido con un bufete de abogados experto en ley de enjuiciamiento criminal con el fin conocer mejor el procedimiento interno, hacer una definición de medidas y estar alineado con la legislación vigente. “Lo hemos hecho así para asegurarnos que somos garantes y no jueces”, matiza Tatiana Aneiros.
Cómo se estructura el protocolo
Como ya se ha dicho, el reglamento afecta a residente, empleados y proveedores. “Somos una compañía de tolerancia cero ante estas situaciones. No queremos que sucedan mientras estén con nosotros. Por eso queremos sensibilizar a todos ellos del problema, informarles de qué es lo que puede suceder, y darles herramientas y medidas”, indica la directora de operaciones de Resa.
En dicho protocolo están tipificadas tanto acciones verbales (insultos) como no verbales (mensajes de texto) y conductas físicas. Si sucede algo de este estilo, hay una canal de denuncias. Como residente, empleado o proveedor, se puede abrir una denuncia en el mismo, con nombre y apellidos, o de forma anónima.
A partir de entonces se abre lo que se conoce como juicio de idoneidad y verosimilitud. Su fin es identificar si se trata de una denuncia, una sugerencia o una queja. Lo siguiente sería hacer un proceso de investigación liderado por el Comité de Ética de Resa.
Entonces se recoge toda la información posible, se habla con el denunciante y denunciado, con testigos si los hubiera, se recogen evidencias… “Dependiendo de la gravedad, podríamos implementar medidas cautelares”, indica Tatiana Aneiros.
Una medida cautelar podría ser hacer una formación ad hoc, o poner un proceso de mediación entre ambas partes o, incluso, y de manera temporal, un traslado de residencia. Medidas disciplinarias que, en el caso de ser una falta grave, podría conllevar la expulsión del residente.
“Las sanciones son diferentes para proveedores, equipo y residentes. Lo máximo que podríamos decirle al proveedor es que un determinado trabajador no podría volver a los centros de Resa”, matiza Aneiros.
Formación para todos
Tanto residentes como equipos y proveedores recibirán formación al respecto. Para los empleados de Resa será en formato presencial. Para los residentes, serán cápsulas formativas online por la dispersión geográfica. Y para los proveedores será a través de una plataforma entre ambas partes. Formación elaborada por el bufete que ha llevado a cabo el protocolo.
“Las medidas son bien recibidas. Cuando vas a formar parte de una comunidad que no conoces, sobre todo para los chicos que entran por primera vez, les da confianza y tranquilidad. También a los padres. La reacción es muy positiva porque ven que hay control”, concluye Tatiana Aneiros.