Timoteo, a quien el libro de los Hechos de los Apóstoles describe como un "discípulo", "hijo de una mujer judía creyente y de padre griego" (Hechos 16:1), fue un cristiano del siglo I citado en numerosos pasajes del Nuevo Testamento, siempre asociado con la figura de Pablo de Tarso. Fue sin duda uno de los más fieles colaboradores del Apóstol, tanto en sus viajes misioneros en los que formó parte del equipo misional paulino, como también en calidad de portador de sus mensajes o de sus epístolas, o incluso comitente de alguna de sus cartas auténticas, tal el caso de la Epístola a Filemón.
Mencionado 6 veces en los Hechos de los Apóstoles, 17 veces en las epístolas paulinas y 1 vez en la Epístola a los hebreos, Timoteo tuvo sin dudas una marcada importancia histórica a los ojos del apóstol Pablo, quien llegó a considerarlo casi como un alter ego, como se infiere del gran elogio que traza de él en su Epístola a los filipenses.
Más aún, el hecho de que Timoteo haya sido destinatario de dos escritos neotestamentarios, la Primera y la Segunda epístola a Timoteo escritas por Pablo o por autores que recurren a la autoridad de la tradición paulina (si se tratara de escritos pseudoepigráficos), muestra la importancia que Timoteo tuvo como pastor en el siglo I.
Según la Historia Ecclesiae de Eusebio de Cesarea, Timoteo fue constituido obispo de Éfeso por el propio Pablo. Se lo venera como santo en la Iglesia católica, en la Iglesia copta y en la Iglesia ortodoxa. La información que se tiene sobre él proviene mayormente de la Biblia.
Este y otros santos son celebrados durante el 26 de enero:
San Tito
San Agustín Erlandsön
San Alberico, abad
San Teógenes, mártir
Beata María de la Dive
Beato Miguel Kozal