En el libro Segundo de los Macabeos está escrito: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados". Análogamente, en los primeros días de la Cristiandad se escribían los nombres de los hermanos que habían partido en la díptica, que es un conjunto formado por dos tablas plegables, con forma de libro, en las que la Iglesia primitiva acostumbraba a anotar en dos listas pareadas los nombres de los vivos y los muertos por quienes se había de orar.
En el siglo VI los benedictinos tenían la costumbre de orar por los difuntos al día siguiente de Pentecostés. En el siglo V, había una celebración parecida el sábado anterior al sexagésimo día antes del Domingo de Pascua (domingo segundo de los tres que se contaban antes de la primera de Cuaresma) o antes de Pentecostés.
En Alemania, cerca del año 980, según el testimonio del cronista medieval Viduquindo de Corvey, hubo una ceremonia consagrada a la oración de los difuntos el día 1 de noviembre, fecha aceptada y bendecida por la Iglesia romana.
Probablemente a causa de los movimientos milenaristas, alrededor del año 1000, la conmemoración de los fieles difuntos, el día 2 de noviembre, se popularizó y extendió por la Cristiandad occidental, hasta ser eventualmente aceptada el como fecha en que la Iglesia celebraría esta fiesta.
En España, como en otras partes del mundo, veneran a sus difuntos y se continúa con la tradición de estas fechas de asistir al cementerio para rezar por las almas de quienes ya abandonaron este mundo, está acompañada de un profundo sentimiento de devoción, donde se tiene la convicción de que el ser querido que se marchó pasará a una mejor vida, sin ningún tipo de dolencia, como sucede con los seres terrenales.
En las islas Canarias se conoce como el Día de Finaos o Finados, durante la cual, la noche del 1 al 2 de noviembre se solían reunir amigos y familiares para velar esa noche. Contaban historias, cuentos, debatían y hablaban mientras comían los frutos típicos de la época: castañas, nueces, manzanas y dulces; acompañando tales viandas con anís o ron miel.
San Acindino y compañeros
San Agauno abad
San Ambrosio de Agauno
San Carterio de Sebaste y compañeros
Santa Daría Bochana
San Ernino anacoret
San Jorge de Viennes
San Justo de Trieste
San Malaquías de Armagh
San Marciano de Calcedonia
Santa Margarita de Lorena
San Victorino de Pettau
Santa Winefrida de Holywell