Juan es un nombre masculino de raíz hebrea, que significa 'el que es fiel a Dios'. Actualmente, 333.527 hombres en España reciben este nombre y celebran su santo gracias a San Juan de Capistrano.
Nació en 1386 en el pueblo de Capistrano, de la diócesis de Sulmona, en la región de Abruzos (actual Italia). Su padre era miembro de la corte angevina de Luis I de Nápoles.
Su deseo era ser jurista, y lo consiguió con 26 años en 1412. Gracias a su maestro Baldus de Ubaldis, ejercería dicho cargo en la ciudad de Perugia, además de ser gobernador de ella, por orden de Ladislao I de Nápoles, pero la ciudad fue ocupada en las luchas contra Rímini por el ejército de Segismundo Malatesta. Fue prisionero y durante este encarcelamiento comenzó a reflexionar en profundidad sobre su alma.
Finalmente decidió retirarse del mundo y convertirse en fraile franciscano, debido a un sueño que tuvo al ver a San Francisco en el que el santo le advirtió que debía ingresar en la orden franciscana. Estaba casado pero no había consumado el matrimonio. Pidió y recibió permiso de su esposa para la anulación. Al año siguiente fue ordenado sacerdote y llegó a ser vicario general. Su gran maestro de teología fue San Bernardino de Siena.
Se lanzó entonces a predicar los evangelios por Europa, primero pasando por Alemania, Bohemia (en donde predicó y proclamó cruzadas contra los husitas), Austria, Hungría y Polonia. Predicaba en las plazas, acudiendo un elevado número de personas en las distintas ciudades donde le llamaban "el padre piadoso" o "el santo predicador". Muchos jóvenes se le unieron en sus labores religiosas y provocaba gran fervor en todos los que le escuchaban, llegándose a producirse espontáneas quemas de libros de brujería. Sus discursos duraban entre dos y tres horas. Su rutina diaria era de dormir y comer poco y ser siempre amable con los demás. Sufría de cojera por artritis y vestía humildemente.
Tras su muerte reunieron los apuntes de los estudios que hizo para preparar sus sermones y suman 17 gruesos volúmenes.
Además de predicar se dedicó a ser consejero personal y legado (embajador) de papas, como Martín V, Eugenio IV, Nicolás V y Calixto III, siendo muy prudente y sabio en sus decisiones diplomáticas. Fue enviado, entre otras ciudades, a Milán y a Borgoña. También ejerció de inquisidor varias veces, condenando la herejía, el amor mundano y la vanidad. En Breslavia, reclamó la expulsión de los judíos de la ciudad e incluso llegó a mandar quemar a 40 de ellos y otros 36 en la plaza del mercado de Berlín, y los persiguió en Sicilia, Moravia y Polonia. Asimismo persiguió a los fraticelli en Ferrara y a los jesuatos en Venecia.
Este y otros santos son celebrados durante el 23 de octubre:
San Alberto Hurtado Cruchaga
Santa Etelfleda de Rumsey
San Gaetano Catanoso
San Ignacio de Constantinopla
San Alucio de Campugliano
San Juan de Siracusa
San Pablo Tong Viet Buong
San Román de Rouen
San Severino Boecio
San Benito de Herbauge
San Jozef Bilczewski
San Severino de Colonia
San Teodoreto de Antioquía
San Zygmunt Gorazdowski
Beato Arnoldo Rèche
Beato Leonardo Olivera Buera
Beato Tomás Thwing
Beato Juan Ángel Porro
Beato Juan Bono de Mantua