Fermín, nombre masculino de raíz latina, que significa 'firme' y 'constante'. En la actualidad, 14.194 hombres son los hombres reciben el nombre en honor a este santo en España.
Según lo que conocemos sobre la historia de San Fermín, es que éste era hijo de Eugenia y de Firmo, el senador romano que vivió en Pamplona en el siglo III. Firmo es conocido, siguiendo lo que cuenta la tradición, por ser convertido al cristianismo por el Presbítero Honesto que llegó a la ciudad enviado por San Saturnino con el encargo de evangelizarla. La educación de Fermín fue de la mano de Honesto. Cuando tenía diecisiete años, el joven Fermín se dedicó a predicar el evangelio por los alrededores, hasta que a los veinticuatro años fue consagrado Obispo.
Al tiempo, cuando tenía 30 años, emprendió un viaje por las tierras galas que le llevó a predicar por Aquitania, Auvernia y Anjou, antes de asentarse en Amiens, donde se dedicó a difundir la doctrina cristiana. Parecer ser que su difusión debió ser tan popular que también fue nombrado Obispo de la ciudad, ganándose al mismo tiempo la enemistad de las autoridades oficiales contrarias al cristianismo, lo que le llevó primero a la cárcel y más tarde al martirio por decapitación.
La leyenda del Santo no llegó a Pamplona hasta entrado el siglo XII, cuando en 1186, Pedro de París trasladó a Pamplona una reliquia de la cabeza del Santo. Curiosamente, el patrón de Pamplona es San Saturnino y no San Fermín que sí lo es de Navarra, honor que comparte con San Francisco Javier.
El origen de los Sanfermines
La historia de la procesión en honor a San Fermín se remonta en el tiempo, probablemente tanto como el culto mismo que Pamplona le rinde. Jesús Arraiza escribe en su obra San Fermín patrono que, a pesar de que se desconoce con exactitud, la costumbre pudo haberse iniciado alrededor del 1187, cuando el obispo Pedro de Artajona trae de Amiens la primera reliquia del mártir, e impulsa su veneración en Pamplona.
Tal y como cuenta la leyenda, Firmus, un senador que vivía en tiempos de los emperadores Diocleciano y Maximiano, era gobernador general de la región y tenía un hijo llamado Fermín. De este modo se recoge en uno de los primeros textos que se conocen acerca de la leyenda de San Fermín, el del escritor Jacobo de Voragine titulado La leyenda dorada y que data de 1264.
Al parecer, Firmus confió la educación de su hijo Fermín al presbítero Honesto, quien envió a Fermín a realizar sus estudios a Toulouse y pidió al arzobispo de la localidad que lo ordenase sacerdote para que pudiese predicar la fe cristiana. Así lo hizo, y Fermín volvió a Pamplona con la misión de evangelizar, consagrado ya como obispo, donde permaneció hasta los 31 años, antes de marchar a las Galias.
En la actualidad, tanto en Pamplona como en Amiens el culto a San Fermín sigue atrayendo a cientos de personas y las fiestas que se celebran en su honor en la capital navarra congregan cada año a miles de visitantes de todas parte del mundo que, a falta de conocer su historia, han oído hablar alguna vez del patrono de Navarra.
Este y otros santos son celebrados durante el 7 de julio:
San Edda de Winchester
Santa Edilburga de Ebreuil
San Marcos Ji Tianxiang
San Odón de Urgel
San Panteno de Alejandría
San Willibaldo de Dryopolis
Santa María Guo Lizhi y compañeros
San Mel Ruain
Beato Benedicto XI papa
Beata Ifigenia de San Mateo
Beato Pedro To Rot
Beato Juan José Juge de Saint-Martin
Beata María Romero Meneses
Beato Oddino Barotti