"Estábamos cagados, al lado del coche, pensando que podía explotar o que el hombre podía estar escondido con su arma y podía abrir fuego en cualquier momento". Quien habla es uno de los primeros agentes de los Mossos d’Esquadra que llegaron al lugar en el que se había escondido el atacante de Gavà.
Informaba de lo sucedido a sus compañeros a través de una comunicación interna a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. Minutos antes, un individuo había disparado a dos policías locales del municipio barcelonés. El suceso se saldó con el arresto del sospechoso y con los dos agentes víctimas de sus disparos ingresados en el hospital, uno de ellos en estado crítico.
Todo empezó pasados unos minutos de las 15 horas de este jueves. En la calle Ferrocarril de Gavà, frente al tanatorio del municipio, se escuchó una ráfaga de disparos que dejaron a dos policías locales tendidos en el suelo y un coche dándose a la fuga. Esos agentes habían recibido el aviso de una persona sospechosa en los aledaños de una nave industrial y, tras dar con él, procedieron a solicitarle la documentación. En ese momento, según la versión policial, el hombre sacó su arma de una mochila y abrió fuego contra las autoridades. A uno de los policías locales le alcanzó en la pierna y al otro, en el cuello.
Un español de 44 años
El escenario, similar al de atentados terroristas de lobos solitarios en Europa, hizo saltar todas las alarmas. A ese temor se sumó la apariencia árabe que tenía el sospechoso, según los agentes que participaron en su arresto. Horas después, la cuenta oficial de Twitter de los Mossos d’Esquadra se encargó de descartar oficialmente esta hipótesis. Pero hasta entonces, los agentes reconocen que no sabían a qué se estaban enfrentando. Horas más tarde se confirmó también que el detenido era un ciudadano español de 44 años llamado Jorge C.C., sin antecedentes policiales.
“Ha sido bastante caótica toda la actuación y las comunicaciones”, reconoce el mismo agente de la policía autonómica. Las autoridades tenían identificado el vehículo con el que había escapado, un Alfa Romeo de color verde. Se estableció un control estático para darle caza en la carretera C-31, en sentido Canyelles, pero el atacante no paró y la policía hizo uso de sus armas de fuego. Dos disparos alcanzaron al conductor del Alfa Romeo verde, uno en el brazo y otro en la pierna. Pero eso no impidió que esta persona continuase su escapada hasta una urbanización llamada Montaña de Mar.
Allí dejó el coche aparcado, en un camino de tierra sin salida, y procedió a esconderse en una zona boscosa. En el lugar hay varias casas abandonadas, según el agente que tomó parte en el operativo. Para dar con su paradero, fue clave la intervención del helicóptero policial, que marcó a sus compañeros la posición del sospechoso. Los primeros efectivos que llegaron a la zona aguardaron a la llegada de más agentes para iniciar la intervención junto al coche verde que presentaba restos de sangre. Durante la espera, se vivieron momentos de tensión ante el desconocimiento de lo que estaba sucediendo. Por ello se pidió a los vecinos que se metiesen en sus domicilios por seguridad.
“Estaba medio mareado”
La información que llegaba desde el helicóptero permitió ubicar el punto exacto en el que se había escondido el atacante. Cuando los agentes dieron con él, estaba “medio mareado porque había perdido mucha sangre”, según el mismo policía. Una vez detenido, fue trasladado al Hospital Clinic para recuperarse de sus heridas y prestar declaración. Sus dos víctimas, de 50 y 62 años, habían sido conducidas previamente a los hospitales de Bellvitge y del Vall d'Hebron de Barcelona.
En el tanatorio frente al que se inició el suceso había en ese momento unas 40 personas. Uno de sus trabajadores asegura a EL ESPAÑOL que los disparos se escucharon perfectamente: “Tenían mucha potencia, sonó como un trabuco, menos mal que no entró aquí porque estaban todas las salas ocupadas con gente”. Según la versión policial, el arma larga que portaba el detenido era una VZ58, un fusil de fabricación checa similar a un AK 47.
En rueda de prensa, un portavoz de los Mossos declaró que se investigaba la relación de este ataque con la muerte de un hombre de 63 años que apareció muerto por un disparo el pasado lunes en Miami-Platja (Tarragona). Precisamente se estaba haciendo el velatorio de esta persona en el tanatorio este mismo jueves. Ya este viernes ya le atribuían el delito de homicidio tanto por ese incidente como por otro crimen que tuvo lugar en Vilanova i la Geltrú (Barcelona). El jueves de la semana anterior, un pistolero irrumpió en un bar en la calle Ferrer i Vidal disparando mortalmente al cocinero e hiriendo de gravedad a su propietaria.