Una cincuentena de activistas animalistas de Anima Naturalis han protestado este domingo en la Plaza Catalunya de Barcelona, tumbados en el suelo, desnudos y con pintura roja sobre el cuerpo simulando sangre, con la intención de impactar en "una sociedad que necesita saber la crueldad que esconde la industria peletera".
Durante la protesta, una de las participantes ha sostenido una pancarta con el lema "¿cuántas vidas por un abrigo?" y al finalizar el acto ha gritado "la crueldad no es elegante". Con esta 'performance', la entidad Animal Naturis ha querido "dar voz a los millones de animales que son maltratados y asesinados por la industria peletera", según la citada asociación de defensa de los animales, que calcula que anualmente más de 32 millones de animales son sacrificados en la Unión Europea.
"Se ha asociado erróneamente el uso de prendas de piel con el lujo y la moda y éste es el pensamiento que hay que cambiar porque si conseguimos que no haya demanda, no habrá oferta", ha declarado la coordinadora de Animal Naturis en Barcelona, Cristina Ibáñez.
"Actualmente hay muchas alternativas para vestirse sin tener que arrebatar la piel y la vida a un animal", ha agregado la representante de Animal Naturis, que pide que se prohíban las granjas peleteras en España, "como se ha ido haciendo en otros países europeos".
Según Ibáñez, "España es un refugio para la patronal peletera dada su flexibilidad legal con la normativa de protección animal, a pesar de que la fuga de visones de las granjas obliga a gastar decenas de millones de dinero público cada año"
En una anotación en su perfil oficial de Twitter, Anima Naturalis ha explicado que con la protesta quieren dar "voz a las víctimas de la industria peletera", aunque la formación también actúa en los campos de la industria de la alimentación, laboratorios y espectáculos además de la vestimenta.
Anima Naturalis se define en su página web corporativa como una organización no gubernamental sin fines de lucro que trabaja para la defensa de los animales en España y Latinoamérica, y defiende que los animales son "seres sintientes" de placer y dolor por la semejanza entre su sistema nervioso con el humano.