Corría el 30 de marzo de 2017 cuando R.M.G.C. entró en un comercio de Puerto del Rosario (Fuerteventura). Eran las 10:30 de la mañana y la acusada tenía "ánimo de acabar con la vida" de la dependienta, aprovechando que estaba sola.
Aprovechó que la dependienta estaba bajando unas escaleras con una caja de grandes dimensiones entre sus manos para sorprenderla por la espalda y, sin mediar palabra, le golpeó la parte de atrás de la cabeza con un martillo. Fue "sorpresivamente y sin posibilidad de reacción acción alguna", relata la Fiscalía según adelanta Canarias7.
Pero la dependienta no cayó e intentó escapar hacia la puerta del comercio cuando la acusada volvió a golpearla por delante. En ese momento, la acusada consiguió zafarse gracias a blandir un cúter que llevaba en la bata que disuadió a su atacante, que entró en la cárcel dos días después el 1 de abril.
Por ello, R.M.G.C. se enfrenta este martes a la petición de 11 años de cárcel y 5.000 euros de indemnización por un supuesto delito de homicidio en grado de tentativa. El caso lo está llevando la Sección Segunda de la Audiencia Provincial en Puerto del Rosario.
La víctima sufrió numerosas contusiones en el área occipital y en toda la zona craneal. Además, también resultó herida en el glúteo, los muslos, los brazos, un hombro, la cara y el cuello.
Por suerte, las heridas se pudieron sanar con la sutura de las heridas y no hicieron falta intervenciones quirúrgicas más complejas. Según Canarias7, además de la agresión, queda la secuela de "un perjuicio estético por cicatrices en el cuero cabelludo".