Las iglesias, torreones y palacios del casco antiguo de Cáceres han sido testigos mudos de un robo ocurrido en el corazón del lujoso restaurante Atrio.
El establecimiento, galardonado con dos Estrellas Michelín, custodiaba hasta la madrugada del pasado día 27, entre otras, una botella de Chateau d'Yquem fechada en 1806.
Pero esta auténtica joya enológica, de más de 200 años de antigüedad y con un precio de 350.000 euros en la carta de vinos del restaurante, ya no duerme en su bodega —apodada en la ciudad la capilla Sixtina del vino—, una de las más importantes de Europa. Ha sido robada junto a otras 44 botellas. De ellas, 38 son Romanée Conti, que, cada año, solo encorcha 3.500, que alcanzan varios miles de euros cada una.
Los dueños del hotel, el chef Toño Pérez y su pareja, el director de sala José Polo, consiguieron la bicentenaria botella en una subasta de la agencia londinense Christie's a principios de este siglo por algo más de 10.000 euros y que es la protagonista de una famosa anécdota en el mundo del vino.
Durante su traslado a la bodega, el cuello de la botella se rompió y el caldo fue recorchado en 2001 tras un complicado proceso para no adulterar las propiedades del vino al cambiarlo de recipiente. La capilla Sixtina de Atrio guardaba también el vidrio original, quebrado, dado su interés histórico.
Según ha destacado Polo a la Agencia Efe, el valor de este Chateau d'Yquem "no es cuantificable". "Yo no la vendería ni por un millón de euros", agregó, tras no descartar que se trate de "un encargo" debido a la limpieza, la concreción y profesionalidad de la operación.
Según detallan fuentes policiales a EL ESPAÑOL, la Policía Judicial y la Científica ya se han hecho cargo de la investigación y han visitado las instalaciones asaltadas.
Al parecer, el robo fue perpetrado de madrugada, por un hombre y una mujer que se alojaban en el hotel que posee el restaurante, situado adjunto al cenador, en pleno casco antiguo de Cáceres, y lograron acceder a la bodega, ubicada en la planta baja del edificio. Una vez allí, metieron su botín en una bolsa y salieron con él.
Además de los avances de la investigación policial, la esperanza de los dueños del Atrio reside también en la colaboración con las bodegas para localizar las botellas robadas mediante la numeración de cada etiqueta; especialmente, al tratarse de caldos tan selectos.
"Corazón roto"
"Más que un robo es como si nos hubieran forzado, amordazado y apaleado. Hoy sentimos una inmensa tristeza", han resumido el suceso José y Toño, en un comunicado oficial del restaurante Atrio hecho público este jueves.
"Eran 45 botellas muy especiales compradas desde hace décadas con mucho esfuerzo y cariño, y con los enfados de Toño, quien me reprendía cuando se enteraba de mis locuras de querer hacer en Cáceres, ciudad que amamos profundamente, una de las mejores bodegas del mundo", añade, por su parte, José Polo.
"Lo peor de todo es que no nos han robado dinero, ni siquiera objetos, nos han arrancado parte de nuestra historia, de nuestro corazón. Al principio pensamos no contarlo; casi sentíamos vergüenza, como si fuera culpa nuestra, como si hubiéramos consentido, pero al final, después de una profunda reflexión, decidimos contarlo para que no les suceda a otros y para que los compañeros se protejan", exponen los dueños de Atrio.