Ha ocurrido en el estado de Washington, en Estados Unidos. Una mujer ha logrado escapar tras haber sido, presuntamente, atada, apuñalada y enterrada viva a manos de su exmarido. A la llegada de los agentes al domicilio, encontraron a la víctima escondida detrás del cobertizo y gritando: “Mi marido está tratando de matarme”.
Según las primeras informaciones, la mujer había sido atada con cinta adhesiva por los tobillos, las piernas y las manos. "Había extensos moratones en las piernas, los brazos y la cabeza. Su ropa y el pelo estaban cubiertos de suciedad”, han apuntado los agentes.
Tal y como expresó la mujer, ella misma logró enviar una notificación de alarma a sus contactos más cercanos y ponerse en contacto con el 112 gracias a su reloj inteligente, aunque no pudo emitir ninguna información más al tener la boca tapada con la cinta adhesiva.
El presunto autor de los hechos, Kyong An, se enfrenta ahora a numerosos cargos, incluido el de intento de asesinato y secuestro en primer grado. En la actualidad, se encuentra detenido sin fianza. Según el informe judicial, atacó a su esposa durante una discusión sobre su divorcio y el dinero a repartir.
Fue en ese preciso instante cuando cogió un martillo, llevó a su expareja a una zona boscosa y comenzó a cavar un agujero justo antes de apuñalarla en varias ocasiones en el pecho. Según su propia declaración, posteriormente la arrastró hacia el agujero y la cubrió con un árbol.
Según la declaración de la víctima, permaneció varias horas bajo tierra. Finalmente consiguió deshacerse de la cinta adhesiva de las manos y escapar por el agujero para correr durante 30 minutos hasta encontrar una casa. Fue desde allí donde los residentes de la vivienda llamaron al 112.