Rosa padecía, desde hace años, una dolencia mental, estaba enferma. Una enfermedad que ha acabado con su vida y con la de su marido de 64 años, Clemente, con quien vivía desde hace 40 años en el municipio de Fuenlabrada, en la calle de Islandia.
La mujer, aún enferma, estaba en todo momento monitorizada y controlada por profesionales sanitarios, lo que le permitiría llevar una vida relativamente normal. Sin embargo, en la noche del lunes, decidió envenenar a su pareja y, después, ahorcarse. El asesinato del hombre y el posterior suicidio de ella, suponen las primeras muertes de 2023 en la Comunidad de Madrid.
Junto al cadáver del hombre se encontraban algunos botes de lejía y una relevante cantidad de medicamentos. Ahora, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado investigan si la mujer provocó el fallecimiento de su marido con la mezcla de los diferentes productos químicos hallados en el domicilio o si, por el contrario, primero le drogó y después le introdujo los productos de limpieza por la boca. El caso, por el momento, se sigue investigando por la Policía Nacional.
Rosa, según confirma la carta que dejó a sus hijos sobre la mesa del salón, reconoce el asesinato: «Acabo con todo. No quiero dejar a vuestro padre», al mismo tiempo, en el escrito deja entrever que acaba con la vida de su marido para evitar el sufrimiento de éste después de su suicidio. La carta confirma lo que las autoridades comprobaron tras conocerse la noticia, el matrimonio no había tenido ningún problema de malos tratos ni denuncias previas lo que descarta la venganza como móvil del asesinato.
La mujer, según confirman algunos medios, cumplía correctamente con la medicación y nadie imaginaba un final de estas características y más después de ser abuela y disfrutar habitualmente del cuidado de su nieto de 3 años.
Los cuerpos los encontró a mediodía una de las hijas del matrimonio que, tras no responder a las llamadas, acudió al domicilió y encontró a su madre ahorcada en el sofá y a su padre muerto en el dormitorio. La mujer llamó a Emergencias, servicios que solo pudieron certificar el fallecimiento. También se personaron los equipos de la científica y efectivos de la Policía Nacional, que pasaron más de cuatro horas en el inmueble recabando evidencias. Tanto los hijos del matrimonio como sus parejas tuvieron que ser atendidos psicólogos del Summa.