Reapareció Dávila Miura por el 50 aniversario de la presencia ininterrumpida de Miura en la Feria del Toro. Algunos tienen una forma extrema de celebrar. Dávila es uno de ellos. Muchos hablan de las fiestas de Dan Bilzerian. Ojo en la familia Miura. Estos aniversarios descomponen a cualquiera. En 2006 dijo adiós y ahora, como se ve, torea miuras.
Dávila Miura llegó a Pamplona como a Sevilla hace un año. Las hechuras de torear todos los días. Y las ideas también, lo más importante. Desde el capote se vio. Se estiró rápidamente con el bizco primero. El toro no molestaba y el matador le fue ganando terreno. La media se desperezó en la segunda raya. Con la muleta tuvo la virtud el toro de la nobleza. Obedecía también. Alargó los derechazos tirando de la árida embestida.
La colocación fue fundamental. Igual al natural. Un pase de pecho duró una semana. Otro a pies juntos después. Toro esto a 'Rayito'. La estocada fue perfecta. Y la oreja en la mano. Otra más, como en su primera reaparición en Sevilla.
Miura contra Miura
Ante el quinto, inició la faena templado. Solvente y tranquilo. Poder el justo del miura. Los derechazos relajados se sucedieron. Le dio aire. Se confió Dávila. Muy relajado, quizá demasiado. Quedó al descubierto. Y no dudó el toro. Le tiró un derrote al muslo y siguió hasta el pecho: entró por dentro del chaleco.
Lo arrastró a las profundidades, enganchados los dos durante unos metros, buscando la fiera herir, intentando zafarse el torero. Al final, salvó la vida Miura contra Miura.
Ya se orientó el bicho. Quedaba la mano izquierda. No humillaba. Sí obedecía aún en su corto viaje. Dávila tuvo paciencia, dio sitio, se volvía a colocar, se la echaba en paralelo, no delante, y la media arrancada servía. Dos naturales buenos. Inteligente, lo vio claro. Alargó la faena sin importarle los tiempos. No había nada que hacer por el derecho y tenía que pasar por ahí para matarlo.
Apenas acusó la media estocada dando vueltas por el ruedo. Detrás toda la cuadrilla. Dávila apretaba el paso sin correr. No había manera de pararlo. Un aviso había sonado cuando se perfiló y otro antes de coger el descabello. Falló a la primera. El sueño era pesadilla. Y en el último instante acertó. Fin.
Javier Castaño sustituía a Escribano, gravemente herido. Los efectos de la quimioterapia por fin desaparecen. Mucho mérito. La fragilidad se intuyó rápido a 'Agujetas', derrumbado en el primer encuentro con el caballo. Dos picotazos apenas lo descongestionaron. Castaño tomó la muleta con el toro sin definir. A pesar de sus remos flojos, fue a la muleta con cierta prestancia. Siempre tuvo que tragar alguna colada Castaño.
'Agujeta' pensaba y sabía lo que se dejaba atrás. Muy seguro el torero. Al engancharlo al natural se giró en las manos. Qué trago. Ganó el paso para guardar muletazos como piedras preciosas. El botín de tres tandas. Se fue detrás de la espada y se vio entre los 89 centímetros de anchura entre puntas, que juguetearon en la barriga. No hubo oreja y sí vuelta al ruedo. La primera petición mayoritaria que se fue al limbo.
Ovación para Víctor Barrio
Como con Rafaelillo. El cuarto salió picado. El armazón genético sobre base endeble. Cárdeno, tan alto como Rafaelillo, casi no se tenía en pie. El morrillo sobresalía por arriba de los burladeros. Recibió dos buenos puyazos que lo sangraron. Brindó al público Rafaelillo. 'Desdelargo' chocó contra la barrera y cayó fulminado. Se levantó a duras penas. El inicio de faena de rodillas tampoco ayudó. Un pase de pecho lo devolvió al suelo, débil de atrás. Se resintió el resto de faena. Con la izquierda se defendió, incapaz de nada más.
Agotado. Rafaelillo se chocó a su vez contra la falta de transmisión. Dio muchas vueltas el murciano. 'Desdelargo' no iba ni a la vuelta de la esquina. Apuró al máximo Rafaelillo. Esquivó los cabezazos. Y anduvo sobre los pies. ¿Qué más? Quizá una espada más recta. El presidente obvió de nuevo otra fortísima petición.
A Rafaelillo su primero apenas le dejó ponerse. Malas ideas traía el castaño, reponiendo, apretando siempre que tenía ocasión. El murciano se deshizo como pudo de él y mató a la primera.
Se la jugó Fernando Sánchez con 'Aperador'. Los palos salieron desde abajo. Arriba la testuz y las manos. Se enganchó de la frente como Jordan del aro. 'Air Sánchez'. Salió trastabillado y torero. La ovación fue para Víctor Barrio. La papeleta para Castaño fue peor. Vaya lote. Se las tenía que ver con el orientado muleta por delante. No se entregó. Ni tuvo una arrancada inocente. Mirada al torero. Castaño se arremangó y robó algún muletazo. El oponente no bajo un ápice. Dos gañafones hicieron volar la muleta. Imposible. El descabello despidió Pamplona hasta el año que viene.