Un rugido atronó el armazón de metal a las seis en punto. Minutos antes se había acomodado el viejo rey en el callejón. La Infanta Elena también estuvo. San Sebastián saludaba a los dos toreros, desmenuzada la expectación en un lleno histórico. La consulta ya tiene respuesta. Hervía la plaza, un racimo de taxis se enroscaba en los aledaños y el ambiente era de excepción. Los accesos taponados al acorazado multiusos obligaron a la afición a descolgarse por el verde que lo rodea. El gentío imparable con la fuerza de la tauromaquia. José Tomás y El Juli levantaron a once mil personas al pisar la arena. Una oleada recorrió eléctrica el plástico. La ovación retumbó proyectando el acontecimiento al mundo: se escuchó hasta en Algeciras. En La Concha una ola de más alcanzó la arena.
El maratón del Juli, con tres corridas en 24 horas, finalizaba en San Sebastián. De Gijón a la matinal de Dax y de allí a Illumbe por la tarde. Más de la mitad de las tardes que José Tomás lleva en todo 2016. Dos velocidades, dos formas de entender el toreo. El atragantón de toros sólo se explica desde su raza, arrancado como forma de estar natural. El diablo de Tasmania del toreo se presentó en Illumbe quemando rueda para llevarse el duelo, decantado por el uso de la espada y esa inercia arrolladora.
José Tomás inició el primer round con el anovillado de Garcigrande. Las puntas para abajo, en semicírculo. Un toro extraño por todo lo que hizo. Fue cambiante, oscilando entre la intensidad y la tardanza en el cite. Terminó humillando con fondo al final. Ni un lance pudo dar José Tomás, flotando en el silencio, espeso y húmedo. Al regate, el toro partió un capote. Hizo amago de irse cuando vio abierta la puerta del picador. Luego se sostuvo en los medios.
José Tomás brindó al público. Ayudó al toro, trayéndoselo, andándole. El trincherazo a pies juntos descongestionó la serie y el murmullo fue olé. La primera tanda por la derecha, justo en los medios, descompuso un poco al garcigrande, que claudicaba en el embroque. Había veces que no iba, agarrado, y otras tomaba la muleta en cascada.
Obligó después el de Galapagar al natural. Los muletazos tuvieron algo de desmayo, enganchados y suaves. Transmitía el toro. La gente recibía lo que esperaba.
La siguiente se sucedió con más encaje. En el clímax el toro hizo presa en el palillo. El desarme dejó el aplauso a medias. El toro sacó fondo. Iba comiéndose los vuelos. Otra serie por la derecha alumbró la embestida humillada, con codicia. Tersa la muleta, la velocidad de crucero del torero. El final tuvo algún barullo. La espada dio en hueso hasta tres veces esfumando el premio.
Salió Julián con la bodega encendida. Quemando gatos o carbón. El depósito intacto después tres compromisos seguidos. Devolvieron al titular, más serio que el anterior, muy blando. Quitó por chicuelinas ligadas con cordobinas muy suyas, arrastrado todo el capote, rotundas. La entrega sobre los riñones. Dilatado el compás. No hubo respuesta de JT.
El Juli brindó a Don Juan Carlos entre encendidas palmas y algunos pitos. 'Revoltoso' no se desplazaba. Le costaba un mundo seguir la muleta. Aguantó Juli el embroque, tirando desde ese espacio hueco que forma la duda del toro y la firmeza del torero. Al natural sí fue algo más. Lanzaba un gañafón. Dos muletazos surgieron redondos y por abajo. Agradeció los deberes el toro. Un trincherazo y el cambiado, todo con la muleta montada, lo colocaron de nuevo para torear al natural. Qué listo. Esa tanda allanó más el camino.
Volvió al pitón derecho atacando esta vez. Ligando el ultimo derechazo con dos pases de pecho, arrancó la música. 'Cielo andaluz' para la cubierta del norte. Dos series de luquecinas levantaron al público. Del aluvión surgió un natural templado y cadente. Otro igual, más largo, metido ya en los circulares. El Juli estiró la condición de 'Revoltoso' como si fuera un hijo. La ganadería no la ha parido pero casi. El molinete invertido lo puso frente a la gente izada en sus asientos. Un lío. La rotunda estocada precipitó el griterío y los pañuelos. Dos orejas. Uno a cero.
El quinto era otra cosa, mucho más serio. Castaño, como su hermano sexto. Los negros por delante en los lotes. Las verónicas rodilla en tierra tuvieron prestancia. José Tomás se incorporó. Una docena de delantales suaves, lanzando ondas desde los vuelos, mecieron a 'Carrillón'. Pasaba el toro y sin exigirle José Tomás se gustaba. Había que empatar. La media en la cadera y la larga cordobesa tan torera cerraron el saludo.
Hubo al fin rivalidad en el quite. José Tomás se echó el capote a la espalda. La gaonera en la distancia media. Asentados los pies. Una rendija entre los muslos, en la forma natural. Pasó el toro y se fue hasta atrás. Desde ahí lo enganchó sin inmutarse y cayeron dos más. Expuso pero no redondeó. Apareció Juli por allí echando mano a la esclavina: la zapopina arrebatada. Es decir, la lopecina. Tres culminaron el alboroto. Juli se escapaba.
Inició su faena JT por estatuarios, olvidado el Rey, con la mirilla apuntando a la puerta grande. Desde el mismo centro cinco. El desprecio acortó distancias. El toro se defendía una barbaridad. Por el pitón derecho soltaba metralla. El viaje interior no preocupaba a José Tomás, que tiraba de él a su velocidad. La lucha entre toro y torero crecía por momentos. Marcaba el tempo el garcigrande arrollando.
Impuso la calma con la izquierda. Qué manera de echar los vuelos. O al revés. La muleta muerta esperando la embestida. El embroque al límite. A pies juntos le cogió el aire de verdad y la faena creció de mitad para delante. Las tandas evolucionaban en el tiempo, desarrollándose desde la cintura y la figura dormida. El olé cada vez más gutural.
Del pase de pecho salió un testarazo al fajín. Primer aviso. A la segunda encontró torero. Otra tanda igual desembocó con 'Carrillón' agazapado. Desde las tinieblas apareció revolviéndose, alcanzando al torero desde atrás y tumbándolo en la arena. Se levantó José Tomás y se puso igual. Después también por el derecho. Cierta épica dominó la escena. Al primer intento en la suerte suprema, el pitón derecho volvió a buscarlo topándose el matador con el frontón de la testuz. Pinchó mientras sonaba un aviso. Enterró la espada e hizo falta el descabello. Paseó la oreja con amplia sonrisa.
Mientras se arrastraba 'Carrillón', la plaza pareció amoldarse, liberada la emoción. Agotada por la previa. Zarandeada por lo visto hasta entonces. Quedaba aún un toro. Juli levantó el pie. No hizo quite. Un poco más zambombo el sexto. Todo iba evolucionado hasta un final tranquilo.
No quiso embestir este garcigrande. La tensión tocaba suelo. Algunos pitos. Nulo poder de 'Tozudo', un océano de tornillazos. Asfixiado, se encogió. Juli trató de aliviarlo cambiándolo de terrenos sin obligarle. Nada. No se afianzó. La tarde alcanzaba el meandro. Ambos abandonarían la plaza de distinta forma, separado el torrente. La estocada aterrizó baja, con El Juli pensando ya en la siguiente.
En los albores, Pablo Hermoso de Mendoza sobó a 'Selectivo II'. El mano a mano aliñado con el jinete. Y qué jinete. Las grupas envolvieron el tranquito del bohórquez. Sólo un rejón de castigo. En las banderillas destacó, siempre del tercio a las tablas. Enganchado a los estribos tiró Hermoso de él atravesando toda la plaza. Ni un tirón. Las cortas vibraron. La espada lo estropeó.
No acertó con los rejones de castigo después. El segundo cayó traserísimo. Tocó el suelo la primera banderilla. La siguiente la armó desde la hermosina sin ritmo, desacompasada, urgente. Se templó más después, hilvanando fases buenas. El público estaba a otra cosa. Ni el par a dos manos levantó definitivamente aquello. Él rejonazo se hundió esta vez entero y fulminante. La petición fue a voces. El presidente contaba pañuelos. No hubo oreja.
FERMÍN BOHÓRQUEZ Y GARCIGRANDE/ Hermoso de Mendoza, José Tomás y El Juli
Plaza de toros de Illumbe. Domingo, 15 de agosto de 2016. Segunda de abono. No hay billetes. Toros de rejones de Fermín Bohórquez, de buen son 1º y 2º, y cuatro de Garcigrande, con transmisión el cambiante 2º, se dejó el 3º bis, complicado el 5º, sin fuerza el 6º, que se defendió.
Hermoso de Mendoza, tres pinchazos y medio rejón caído (silencio). En el cuarto, rejonazo (ovación).
José Tomás, de azul purísima y oro. Pinchazo arriba, pinchazo caído y espadazo trasero suelto que se escupió. Tres descabellos (ovación). En el quinto, estocada tendida y algo caída. Aviso. Dos descabellos (oreja).
El Juli, de teja y oro. Espadazo entero (dos orejas). En el sexto, estocada desprendida (ovación de despedida).