Triunfo de Adame en su despedida de novillero
El mexicano cortó tres orejas, desorejó al quinto, y salió a hombros en su presentación en Albacete, el último compromiso antes de tomar la alternativa el domingo en Nimes. Firmeza y gusto de Pablo Aguado. Mala novillada de Guadaira.
13 septiembre, 2016 21:25Noticias relacionadas
Luis David Adame se despedía de novillero este martes en Albacete. Lanzado desde Las Ventas ha llegado a la meta en tiempo récord. El domingo tomará la alternativa en Nimes cinco meses después de aterrizar, apurando un proceso que algunos maceran durante años.
Le cortó las dos orejas a su último novillo. Este utrero de Guadaira fue el mejor hecho. Al menos no era tan alto. Más rematado, gordo. Hábiles las verónicas de despedida. Fácil en el quite. Galopó el novillo en los primeros compases después de los estatuarios. Ligó Adame varias series. La verdad es que no humillaba el utrero, iba y venía. Al natural tiró de líneas rectas. Aguantó porque venía suelto. Muy asentado. Cuajó al novillo. Bernadinas sin ayuda con la alternativa en mente: dos veces se ha cortado así ya. Fue buena la estocada recibiendo y cortó dos orejas, que sumaba tres con la generosa anterior.
El primer novillo se descompuso. Ya desde el capote dudó en los vuelos, quedándose a medias el lance en alguna ocasión. Sí hubo un quite, por tafalleras y saltilleras. En el toro anterior, el de Aguado, Adame hizo otro por chicuelinas. Brindó al público y desde el centro cambió la trayectoria por la espalda, arqueando la espalda. No hubo dominio, pero sí intensidad. El guadaira soltaba la cara en cada final, tomaba la muleta en un arreón y se paraba. Adame lo intentó con las dos manos. Al natural series más cortas. Por la derecha empujando. De poco sirvió, al utrero no se le atisbaba mejoría. Alargó Adame la faena. No había tensión de trofeo ni mucho menos, roto el hilo de la transmisión. La espada cayó un pelo baja y cortó una sorprendente oreja cuando nadie lo esperaba, pedida más con la voz que con los pañuelos.
Parecida fue la petición cuando Aguado acabó con el cuarto. Más rotunda incluso la actuación, pero el presidente no lo vio igual de claro. Se desplegó con el capote Pablo Aguado, que debutaba en esta plaza también. Verónicas hacia delante, galleo por chicuelinas hasta el caballo y chicuelinas en el quite, redondeadas por una media en la cadera. Los ayudados tuvieron sabor. La merienda la despejó el chaparrón. Se enfundaron los bocadillos para abrir el paraguas. Aguado, qué cosas, toreó empapado. Muy fría la gente. Encajado en los derechazos. El toro se apoyaba en las manos, gapazón reponía. Perdía dos pasos el novillero para acceder a la embestida. No rompía. Hubo momentos buenos. De perfil buscó la media arrancada, yéndose hasta el pitón contrario. Sacó petróleo en una tanda en la que el novillo cerraba los espacios en los finales y allí apareció un trincherazo en el que los dos se fundieron. Los remates, otra trincherilla del final, tuvieron interés. Pablo Aguado consiguió metérselo en el bolsillo. Una pena el primer pinchazo. Aun así la gente pidió la oreja. Dio una vuelta al ruedo.
A los chiqueros se fue el sevillano. Había llovido. La gente aún se colocaba en los húmedos tendidos cuando el sevillano dio la larga cambiada. Apenas se enteraron. Aguado tuvo que luchar contra los elementos y el déficit de atención en sus dos novillos. El toro se defendió. Un derechazo rodilla en tierra fue torero. Desde ahí todo disposición. Muy quieto. El novillo arreaba por encima del palillo, encogido como un acordeón alcanzaba la muleta. La arrancada se fue hasta los mínimos, se deshizo el bicho en chocazos contra la axila. Aguantó Aguado el tirón con firmeza. Todavía quedaba matarlo. Metió la mano con habilidad. Quizá le faltó tocar. El cuello como un muelle alcanzó el muslo con un derrote seco. Elevado, el pitón se escurrió. De la suerte salió trastabillado. Llegaron los subalternos y cayó el novillo.
Cadaval también se presentaba en Albacete. El sevillano era el más verde de los tres. Devolvieron al utrero titular, agarrotada la cadera en una luxación tras resbalar en el primer lance. El sobrero era altísimo, grande. Andaba descoordinado, trastabilló un par de veces de atrás. La gente pidió el cambio. No se concedió. El inicio de faena fue templado. Perdió apoyo y se sentó de nuevo. Otra vez las protestas. También llovía. Al novillo había que aguantarle ese tranco tropezado. Apoyaba sobre lava. Alfonso Cadaval estuvo mejor con la muleta en la derecha. Algo más asentado, limpió los muletazos. Con la izquierda no hubo continuidad, dudando el joven en el embroque. Queda mucho tiempo por delante para mejorar. Mató a la primera y estuvo certero con el descabello.
Mucho más relajado estuvo después con el mulo sexto. En el inicio toreó despacio, mejores el derechazo y el de pecho, tranquilo, con cierto ritmo. Igual después, de frente. Lo único es el que novillo no daba más de sí, bueyón, pasando sin nada. Se atascó con el descabello.
GUADAIRA/ Pablo Aguado, Luis David Adame, Alfonso Cadaval
Plaza de toros de Albacete. Martes, 13 de septiembre de 2016. Sexta de feria. Dos tercios de entrada. Utreros de Guadaira, 1º deslucido y a la defensiva, descompuesto y cambiante el 2º, un 3º descoordinado, apoyado en las manos el 4º, 5º se dejó y mulo el 6º.
Pablo Aguado, de verde botella y oro. Espadazo trasero (saludos). En el cuarto, pinchazo arriba y estocada algo caída.
Luis David Adame, de grana y oro. Estocada algo caída (oreja). En el quinto, buena estocada en la suerte de recibir (dos orejas).
Alfonso Cadaval, de azul celeste y oro. Espadazo atravesado. Un descabello (silencio). En el sexto, estocada casi entera. Varios descabellos (silencio).