A veces, los sueños, se hacen realidad. Y bajo la lluvia, resultan aún más bonitos. Hace meses, en un arrebato que no lo era tanto, cinco ilusiones se proyectaron sobre un cartel de toros. No había marcha atrás. Cinco amigos, cinco 'locos', decidieron dar un paso al frente y buscar la gloria vestidos de corto. Cuando se quisieron dar cuenta, la familia, los amigos, el boca a boca, la redes, habían convertido el 5-N en un todo un acontecimiento.
Uno de esos locos era Juan Diego Madueño, periodista de EL ESPAÑOL y antiguo alumno de la Escuela Taurina de Córdoba, que se lanzó al vacío y aceptó el reto de enfrentarse a un novillo -cosa seria, señores-, ni más ni menos que ante casi un millar de personas. Lo que era una fiesta, se convirtió en un trago según se acercaba la hora.
La amenaza, los días antes, se hizo gigante mirando al cielo. La previsión no era la mejor para el toreo. Y poco antes de salir su toro, cuando su hermano Curro le ponía el listón todavía más alto, los oscuros nubarrones comenzaron a descargar con violencia. La coqueta plaza del complejo El Pilar de La Carlota quedó entonces impracticable. Un barrizal. Pero 'Juandi', que tanto había bromeado antes -"como caiga una gota, lo suspendo"-, dio un paso al frente como los toreros de raza.
Por toriles salió 'Puntero', número 21, de 311 kilos, de la ganadería de los herederos de Jacinto Ortega. Un señor novillo que se encontró con un torero al que poco importó un terreno más propio de ciclocros. Madueño echó las dos rodillas al sueño y recibió a su enemigo con una larga cambiada en el tercio. Se levantó, ganó terreno, y a pies juntos lanceó hasta la revoleras final en los medios. El público en el bolsillo. Por el gesto y por el contenido.
Tras el brindis cariñoso y familiar, Madueño destapó el tarro. Y pidió la silla de mimbre al tendido. Un inicio inédito, sentado a veces, incorporado otras, tuvo el sabor del Morante al que tanto idolatra. Continuó entonces en redondo y por ahí surgió el muletazo de la mañana. Cumbre, descaderado, abandonando su cuerpo entre la épica y lodo. Al natural siguió la cumbre. Nadie daba crédito. Recuerdo de Pepe Luis en los remates. Y la sonrisa pícara al tendido. Y el guiño cómplice. ¡Cómo lo estabas pasando, Madueño!
Llegó entonces el momento de la verdad. La suerte suprema. Hace años, en el Festival de la mujer de Córdoba, destacó una estocada de la que aún se habla. Ya se podrá presumir de dos. La de este sábado tumbó al novillo y desató la locura en los tendidos. Madueño paseó los máximos trofeos. Dos orejas y rabo. Ahí queda eso.
Poco después, la foto para el recuerdo llegó a hombros. Con él, Jorge Fuentes, su hermano Curro, Antonio Valera 'Josefina' y Carlos Dahl 'Popia'. Los cinco 'locos' que un día soñaron con la gloria y que este sábado despertaron entre gritos de torero torero.