Las cinco Puertas Grandes de la temporada en Madrid
Ginés Marín, Ponce, Juan del Álamo, Román en agosto y Perera en otoño han sido los cinco matadores que han cruzado el umbral del toreo a pesar de los muchos toros que han servido.
7 octubre, 2017 11:10La temporada en Las Ventas está a punto de acabar. Queda como última corrida del año en Madrid la del próximo 12 de octubre. El jueves se echa el cierre a un año de toros en el que han pasado cosas interesantes, ha habido cinco puertas grandes, que pueden ser más, y han embestido varios toros.
Ginés Marín
El joven matador de toros, que tomó la alternativa en 2016 en Nimes, cuajó una de las faenas del año a un extraordinario toro de Alcurrucén. Barberillo embistió con clase y profundidad. Ginés Marín no se lo pensó, dándole distancia, toreando desde el principio y rindió Madrid. Desorejó al toro con mucha fuerza.
"Ginés envolvió el torrente en un primer natural de puertas abiertas. Barberillo recorría una autovía. Toreaba Ginés con todo el cuerpo, la muñeca cadenciosa, las bambas acogedoras, la cintura giraba desde el pecho". Ocurrió el 25 de mayo. En la memoria queda aquel cambio de mano redondo y larguísimo, crujiendo la embestida. Aquel triunfo puso en bandeja su inclusión en la Corrida de la Cultura, donde si no pincha hubiera salido también a hombros. Ese día murió Fandiño y la trágica actualidad ocupó todo el espacio.
Enrique Ponce
El maestro de Chiva conquistó de nuevo Madrid abriendo su cuarta Puerta Grande. La última oreja la había cortado en 2002. El año anterior, tras una ausencia de un lustro, dejó en Las Ventas buen ambiente que recogió este año. La gente lo esperaba.
Cortó una oreja a cada toro de su lote. La gente le pidió la segunda con fuerza a pesar del fallo con la espada. En una faena se inventó a un toro burraco de Domingo Hernández, Rumbero, y en la otra lo exprimió en el tercio con un final muy bueno de poncinas y doblones que volcaron Madrid. "Qué torero. Los doblones en redondo cerraron la obra colapsando los tendidos. En pleno vuelo se dio cuenta de que iba baja la espada y la sacó, quedando colgado del acero un instante, sobre el morrillo. Fue a la segunda. Paseó muy despacio la oreja". Ocurrió el 2 de junio.
Juan del Álamo
El matador de toros salmantino consiguió por fin abrir la Puerta Grande de Las Ventas después de cortar una oreja en todas las últimas tardes que había hecho el paseíllo en Madrid. La corrida de Alcurrrucén fue buena y el supo aprovechar otro gran toro de esta ganadería en una faena alegre, con momentos muy buenos.
La gente pidió la segunda oreja con fuerza pero el palco se negó. Ocurrió el 8 de junio. "Le ganó un pasó cuando se agarró de manos el alcurrucén. Creció un palmo la emoción. Bajo la intensidad al natural y, de nuevo, con la derecha en la media distancia retomó la senda. Le valía cualquier estocada". Le arrancó la oreja al sexto y salió por fin a hombros en la primera plaza del mundo.
Román
El joven matador de toros valenciano pasó el umbral en la tarde del 15 de agosto. El verano de Las Ventas siempre ha sido un vivero de toreros, desde Ureña a Javier Jiménez. Por eso es tan importante mantener el formato en un momento en el que todas las ferias se acortan, ahogando a los matadores que están entre dos aguas. Román cortó una oreja de cada toro al mejor lote de una corrida de Joselito que decepcionó.
Como Juan del Álamo, aunque sin su regularidad, Román había dejado buenas sensaciones en sus últimas actuaciones en Las Ventas. La confirmación, el otro otoño y San Isidro después. "Román brindó a la mujer del ole. Y comenzó a torear por doblones, muy bien. El público con él. El toro embestía con el hocico por delante. Con mucha fijeza. En realidad todo terminó rápido, la faena fue cortísima: dos tantas con la derecha, con momentos buenos -lo mejor los pases de pecho- una con la izquierda a medias". Esa tarde le sirvió para volver en esta Feria de Otoño, en la que tuvo a tiro de nuevo la Puerta Grande. Cortó una oreja y perdió la otra por la espada con otro buen lote de Fuente Ymbro.
Miguel Ángel Perera
Perera consiguió su quinta Puerta Grande en Madrid en la Feria de Otoño. Después de remontar un verano sin contratos, agarrándose en agosto al rebufo de las figuras acomodadas en las grandes casas empresariales, ha sabido contemporizar, tener paciencia y llegar al último compromiso en Las Ventas con el depósito lleno. Ha sido muy regular en el resto de plazas en una ascención continua.
Estuvo toda la tarde templado, reduciendo las embestidas de dos buenos toros de El Puerto de San Lorenzo, con ese muletazo que ha conseguido homogéneo y profundo. Había una sensación de que lo iba a conseguir. Era lo que le faltaba para coronar un gran año, de poner la guinda a su relación con Fernando Cepeda, el apoderado que le ha acompañado durante estos once años. Es curioso como se ha cantado esta Puerta Grande. Todos hablan del triunfo de la independencia con grandes titulares y comentarios en tertulias, algo que sólo está ahí cuando ocurre un triunfo así de importante. Y no cuando es imposible entrar en las ferias porque la baraja está ya repartida.
Perera cortó una oreja a cada toro de su lote. El único pero de la Puerta Grande: la colocación de la espada.