Una oreja a cargo de Ginés Marín fue el pobre balance artístico de la séptima de feria de Albacete, una tarde de mansos y en la que Paco Ureña sufrió un fortísimo y terrible percance en el ojo mientras saludaba de capote al cuarto, sin duda, el pasaje más triste y destacable de tan decepcionante función.
Ureña no tuvo prácticamente enemigo en su primero, un toro sin casta y al que le costaba un mundo tomar los engaños. El lorquino anduvo muy dispuesto en todo momento, robándole los muletazos de uno en uno, algunos de ellos muy buenos por el empaque y la torería que tuvieron, aunque sin llegar a redondear faena por falta de oponente. Faltó contundencia con los aceros y fue ovacionado.
El susto de la tarde llegó cuando el cuarto le pegó un fuerte pitonazo a Ureña en el ojo izquierdo cuando lo saludaba con el capote. Los médicos le atendieron en un primer momento en el callejón y el murciano volvió a continuación al ruedo con el ojo izquierdo hinchado y muy amoratado, igual que si hubiera recibido un gancho de derecha.
Tremendo el gesto del murciano, que sin ver de un ojo desoyó las voces que le decían que marchara a la enfermería para llevar a cabo una faena de mucho pundonor y vergüenza torera ante otro toro de poco contenido. Pudo haber tocado pelo si no llegar a fallar a espadas. La ovación que se llevó camino a la enfermería llegaba hasta su Lorca natal.
Después fue trasladado en ambulancia al Hospital General de Albacete para valorar los daños en su ojo izquierdo. Ureña tiene el globo ocular gravemente afectado.
El diestro lorquino ha sido intervenido por el equipo del doctor Pascual González Masegosa. Según el parte médico oficial, el torero presenta un "traumatismo peri-ocular izquierdo por asta de toro. Presenta importante hematoma que impide la apertura del ojo".