Fernando Domecq se ha muerto. El hombre que vivía retirado en las tertulias de Richelieu ya no va a estar más. Subía Eduardo Dato con la elegancia del sur. Saludaba en la terraza con aire de bon vivant. Su legado son embestidas para toreros buenos, haciendo equilibrio con el desastre, como todo el que apuesta sin mirar atrás por la calidad. Cuando se va un tipo dedicado a los toros se muere un poco también la afición: nadie la tiene más que un ganadero. El hierro de la zeta tendrá siempre el empaque de los buenos ganaderos –la mirada azul perfilada por el campo– aunque ahora lo manejen traficantes de toros.
Buenas embestidas tuvo el primer mayalde, un puñado, como casi toda la novillada. Andaluz se tenía que llamar. Las hechuras castañas, astifino. Se paró en chiqueros. Rafael González lo esperaba a portagayola. Dudó tras librar la larga, se quedó el novillo debajo del capote. El recibo fue un gazpacho, clavado en el sitio el novillero: tafalleras, gaoneras, verónicas a pies juntos. Tres puyazos le cayeron al mayalde. Formó un lío. No lo hizo después, cuando el novillo acudía a la muleta echando el hocico, embistiendo con alegría. Duró tres tandas, en las que González sometió la embestida abierta. Mejor por la derecha que al natural. Hubo intensidad en las dos manos, eso sí. Se aburrió Andaluz. Ya echaba la carita arriba. Las bernadinas fueron vertiginosas. Y la espada voló mal.
González recogió por chicuelinas al cuarto, que salía despedido por el ruedo. Era un torito. Levantaba algunos rizos. En el centro se centrifugaba. De rodillas dio el mejor muletazo de su tarde Rafael González: un natural tremendo pasándoselo por la barriga. Parecía más relajado ahora, el novillo tenía una embestida sosa; calidad encubierta. Respondía a los vuelos, lanzaba un pitón al final para romper el muletazo. González le cogió la velocidad en una tanda de naturales. Luego, arrancó las embestidas. Rabioso. Algo falló, que no caló en el público. Sí hubo transmisión con las manoletinas. Después, la estocada fue un rayo venenoso, cerrado con emoción el conjunto. Será la más efectiva de la feria: oreja.
Fernando Plaza traía ambientito de las novilladas de mayo. Hizo un quite tras el tercer puyazo al primero. Y otro en su toro muy bueno. De las tafalleras se desprendió una cordobina muy templada. La salida del tercer utrero recordó a Opaco, titubeante. Cuando lo picaron fue como si a un globo se le escapara el gas: salió disparado. Era feote. De los estatuarios salieron dos pases de pecho muy despacio. Los desprecios por debajo de la pala del pitón. Confirmaba Plaza los comentarios provocados esperando la embestida simple, andada, del mayalde. Temple para torear despacio y valor para aguantarlo, que iba sin entrega y por dentro. No le funcionó la espada.
Se agarró arriba el picador titular en el sexto. Y el toro fue al que guarda las querencias. Rafa González se descubrió en el buen quite: le sobran revoluciones. Fernando plaza también se echó de rodillas. Torea mejor de pie, que quizá sea el mejor piropo que he escrito. Aunque se quería ir Estafador, cogía muy bien la muleta por el pitón izquierdo. Cierto temple en el embroque. Plaza tiraba despacio de él, con el tempo de los que se proyectan más allá. La mejor serie llegó ligando tres naturales así, por fin. Se quería ir el toro pero podía más en él la capacidad de embestir humillado. Calidad a fin de cuentas. Lo bueno de Fernando Plaza fue intermitente.
Salió arreado Marcos en el quinto. Buena la actitud. Más fibra. La oreja de González era la zanahoria. A los chiqueros directo. Le pasó el mayalde cerca. Igual que en las largas del tercio. Otra verónica rodilla en tierra. Dos o tres a pies juntos. El novillo, que se había quedado como parado entre lance y lance, cuando más se supone que debía arrear, empezó a moverse más tarde. El inicio de faena por doblones recogió una embestida que prometía. Pero se fue apagando. Lo intentó Marcos por ambas manos. Hubo más lucidez al natural. Algún enganchón suelto. Y un par de muletazos buenos. Tuvo raza el toro para no morirse, buscando en un último estertor al tercero. Después de dos intentos, enterró la espada Marcos.
No tuvo mucha opción con el segundo, que se paró rápido. Acortó también la distancias pronto al zapato de Mayalde. Sólo el inicio, cambiando el recorrido a la embestida. También la estocada.
FICHA DEL FESTEJO
Monumental de las Ventas. Séptima de abono. Lunes, 20 de mayo de 2019. Media plaza. Utreros de Conde de Mayalde, se aburrió el buen 1º, parado el 2º, 3º sin entrega, soso el 4º, 5º a menos, humilló mucho el rajadito 6º.
Rafael González, de gris plomo y oro. Pinchazo sin soltar, media caída y trasera (ovación). En el cuarto, buena estocada (oreja).
Marcos, de verde botella y oro. Espadazo atravesado arriba (silencio). En el quinto, pinchazo arriba, pinchazo y espadazo. Dos avisos (silencio).
Fernando Plaza, de malva y oro. Pinchazo hondo. Dos descabellos. Aviso (silencio). En el sexto, buena estocada (saludos).