"Había una hemorragia intensa que ya empezaba a preocupar", dice el cirujano jefe de la plaza de toros de Las Ventas, Máximo García Padrós, sobre el momento en el que llegó Román a la enfermería el domingo tras ser corneado por un toro de Baltasar Ibán. Santanero lo cogió con saña. Del encuentro, quedó el pitón impregnado de sangre.
"Al no tener pulso en la pierna se trasladó al hospital San Francisco de Asís, donde se le practicó un angiotac para ver a qué altura tenía lesionada la arteria femoral". La operación en el centro hospitalario duró varias horas durante la madrugada del lunes. "Estuvieron interviniéndolo hasta las cuatro y pico".
De la nueva cirugía dieron cuenta sus apoderados en Twitter, rozando las cinco de la mañana. Román tenía "seccionada" la arteria femoral. ¿No se vio en la enfermería? "Eso no se podía ver en la enfermería", señala García Padrós. "En ese momento, todo lo que sangraba se ligó y se suturó".
"Cuando se habla de la sección de la arteria no es un golpe limpio", aclara el médico, como si conociera lo que pasó por la mente de todos: una gran hemorragia desbocada saliendo a borbotones por un boquete en la arteria. "La arteria se rompe internamente. Tiene varias capas. Estaba cortada por una parte. Se formó un coágulo, como mecanismo de defensa del cuerpo. Por eso no llegaba la sangre. Necesitaba un angiotac para comprobar la lesión y su alcance".
Román no podía mover el pie al salir de la enfermería. La solución fue un bypass, "ponerle un trozo de vena de la otra pierna para dar continuidad a la arteria". "Ya mueve el pie", señala el cirujano, que lo ha visitado este lunes. "Está bien, depende de si tendrá o no complicaciones. Tiene bien la herida".
El toro lo hirió entrando a matar. "Vimos que le había calado. Se ve perfectamente cómo atraviesa el muslo. En esa zona, a la altura que estaba, piensas primero en la arteria. Los vasos que sangraban eran vasos musculares, de todos los destrozos que había hecho en el músculo aductor. También todos los músculos de la parte posterior", explica el cirujano. "Estaba todo perfectamente coordinado", tranquiliza. "Ha ido todo bien, y se ha hecho como debe hacerse en estos casos".
Sobre los plazos de recuperación, García Padrós no quiere hacer ningún cálculo. "No han pasado ni ocho horas desde la intervención en el hospital. Lo importante es que el riego ha llegado al pie. Nada más".