"Ya tiene muy buen pulso", ha explicado a EL ESPAÑOL el doctor Val-Carreres la situación de Mariano de la Viña, el banderillero corneado terriblemente este domingo en la plaza de toros de Zaragoza. Permanece ingresado en la clínica Quirón de Zaragoza y si pronóstico "continúa siendo muy grave. Desde la mañana de este lunes presente fiebre", aclaran desde el centro de salud.
El subalterno de confianza de Enrique Ponce sufrió una dramática voltereta: Sigiloso, el cuarto toro de la tarde, lo corneó dos veces, "una en el triángulo de escarpa y otra en la espalda. La hemorragia era intensísima cuando llegó a la enfermería. Entró en una situación cataclísmica", ha recordado el cirujano.
El parte médico oficial describe dos "heridas por asta de toro" y "un traumatismo craneoencefálico"."Me tuve que hacer con una situación caótica. Gracias al equipo de anestesistas pudimos empezar a operar enseguida".
Según distintas fuentes el subalterno habría llegado a la enfermería sin pulso, "muerto". "Sí, no tenía pulso cuando llegó a la enfermería", confirma el médico. "Tardamos poco en reanimarlo. Le pusimos oxígeno. Se le operó sobre la marcha". Hay que tener en cuenta que la hemorragia era intensísima porque tenía varios vasos dañados".
"Las cornadas le produjeron el arrancamiento de las dos arterias iliacas interiores y de la femoral superficial, uno de los vasos más importantes", hace balance el galeno. "Hay que tener en cuenta que la cornada de la espalda penetraba hasta el abdomen".
El equipo de médicos logró estabilizarlo en la enfermería de la plaza. Después, trasladaron al torero a la clínica Quirón de Zaragoza, donde continuó la operación de madrugada. ¿A qué hora finalizaron? "Hubo mucho trabajo que hacer. Se le hizo también un tac cerebral para descartar una lesión más grave en la cabeza. Tiene un hematoma extracraneal. No tardamos mucho. Tuvimos que embolizar las arterias".
¿Es la peor cornada que ha visto? "Fue muy fuerte, sí. No había podido ver las imágenes porque estaba en la enfermería. Son apabullantes", ha reconocido Val-Carreres, que ha tratado a lo largo de su trayectoria más de 4000 casos.
En la plaza se vivieron momentos dramáticos. Las asistencias, al levantar a Mariano de la Viña, descubrieron un charco de sangre. Enrique Ponce se tapaba la cara con las manos cuando se lo llevaban camino de la enfermería. Miguel Ángel Perera, también herido el domingo, cogió un rastrillo para barrer la sangre del subalterno. "Para mantener estabilidad clínica permanece sedoanalgesiado precisando drogas de soperte vasoactivo y respiración controlada", explica el comunicado médico de la clínica donde se encuentra ingresado.
La primera cornada es "una herida por asta de toro a nivel del triángulo de Escarpa derecho con orificio de entrada de 12 centímetros y dos trayectorias, una ascendente de 27 centímetros que aranca la arteria femoral superficial y rompe en su porción dista la arteria ilíaca interna. Con rotura de los músculos sartorio y adductor mediano penetrando en la espacio retroperitoneal".
La segunda cornada se produjo a "nivel de la región glútea izquierda con orificio de entrada de ocho centímetros y trayectoria hacia delante de 22 centímetros que penetra por la escotadura ciática alcanzando el espacio situado entre recto y vejiga tras arrancar la arteria iliaca interna izquierda en su origen".