Había que tirar la moneda, de puerta grande o enfermería, porque la tarde llamada de la oportunidad te abre el portón de los sueños o te lo cierra a cal y canto.
Los seis espadas, tres más veteranos dentro de su juventud, Borja Jiménez, Lama de Góngora y Rafa Serna, y tres más jóvenes, Ángel Jiménez, José Ruiz Muñoz y Calerito la tiraron, pero a algunos le salió cara y a otros cruz con el público a favor en todo momento. Tampoco ayudaron los de Fermín Bohórquez, que salieron al ruedo muy bien presentados.
También para unos esta cita supone una oportunidad de verdad, como son los tres últimos, y para otros una jodienda (a la vez) porque puede ser una de las últimas, al menos en Sevilla. Algunos la llaman tarde de privilegio, pero a la mayoría, sobre todo a los tres primeros les hubiera gustado estar en una corrida en el ciclo continuado.
Lo que está claro es que la ovación con la gente en pie se la llevó el maestro Curro Romero, que estaba en un balcón cuando su sobrino José Ruiz Muñoz le brindó su toro. Un toro que destacó por su suavidad y nobleza y que se fue con las dos puestas y una la debería haber paseado. Porque no hubiera sido un regalo, ni tampoco hacía daño a nadie y sobre todo porque el público en una tarde más para aficionados lo pidió con insistencia.
"¡Que te vote Txapote!", le llegaron a gritar al presidente, Fernando Fernández Figueroa, desde el tendido cuando le robó la que podría haber sido su primera oreja en Sevilla, pero no la oportunidad. El próximo año puede volver a tenerla o debería tenerla por su pellizco y por la buena impronta que ha dejado en la plaza en la que su tío abuelo fraguó la leyenda de 'Faraón de Camas'.
Con un vestido blanco y oro con una preciosa cruz de Santiago en la espalda de la chaquetilla toreó francamente bien a la verónica. El aroma de romero se olió en la Maestranza, salvando las distancias y los años. Lleva su sangre, lo que le puede aliviar o pesar porque tendrá que demostrar aún más para que la gente lo llame por su nombre y no como el sobrino de…
El galleo por chicuelinas hacia el peto puso en alerta a los tendidos rematándolo con una preciosa media. Con la muleta toreó despacio. Aunque aquello explotó tarde, en las últimas tandas la plaza llegó a rugir sobre todo tras un trincherazo y unos ayudados por alto que, por sí solos, hubiera sido de premio si el palco hubiera tenido más sensibilidad. Esa que tantas veces falta en la vida y en el toreo. Vale, la espada cayó levemente caída, pero no era motivo para no dársela.
A portagayola inició Calerito la última faena de la corrida. No tenía más remedio cuando el público aún estaba abroncando al palco. Lo tenía complicado para que le premiaran su labor aunque hiciera el pino puente hacia atrás delante del animal. No lo hizo, pero sí dejó dos o tres capotazos con sabor, un trasteo firme ante un toro que pronto se quedó sin gas y una estocada que puede ser la de la feria.
El buen concepto de Jiménez
Borja Jiménez volvió a dejar en la Maestranza su buen concepto con el que abría plaza, pero no le sirvió para el triunfo al tener solo una oportunidad y con un toro que no valió nada y que nunca conoció la clase. Hubo aplausos y una temporada incierta por delante.
Muy firme también estuvo Lama de Góngora con el manso segundo. Fue muy difícil a la hora de picarlo y después de muchos capotazos y dos buenos pares de banderillas de Fernando Sánchez, el animal llegó muy justo de todo a la muleta del sevillano. No obstante, tiró de oficio para sacar agua de un pozo seco y la estocada le valió la ovación.
Rafa Serna estuvo muy dispuesto ante un toro que no fue fácil, aunque sí tuvo calidad. Le supo tomar el pulso, pero varios enganchones deslucieron una faena que acompañó la música. falló con la espada y el posible triunfo se desdibujó.
Ángel Jiménez topó con uno de los peores animales de la tarde. Desarrolló sentido en los capotes y a la muleta llegó con una embestida insulsa que aburrió hasta al apuntador.
Estamos en Sevilla, una de las plazas más exigentes del mundo o más bien lo era. lo que no puede ser ni es de recibo es que se concedan dos orejas a 'El Juli' sin merecerlas y una semana después se la roben Muñoz en su primera tarde de matador en La Maestranza. Lo único positivo es que a ver si tras esto se alcanza el término medio.