¿Qué es torear? Lo que ha hecho Morante en Sevilla con dos medios toros: ¡Canela en rama, señores!
Emilio de Justo corta dos orejas en Sevilla a un excelente toro de García Jiménez, premiado con la vuelta al ruedo. Talavante no estuvo.
24 abril, 2023 22:52Las 10.500 almas que han poblado este lunes de feria los tendidos nos podemos considerar unos afortunados, aunque muchos se hayan ido de la Maestranza de Sevilla sin ser consciente de ello. Si Corrochano escribiera hoy su ensayo ¿Qué es torear? describiría su tauromaquia.
Algunos presentes hemos visto en Morante de la Puebla una antología del toreo, a Belmonte en su molinete y a Gallito con esos ayudados por alto con la montera puesta muy pegado a las tablas. Sólo con la foto bastaba.
Pero hubo mucho más. Morante salió arrebatado después de que el presidente, el mismo que le dio el Domingo de Resurrección dos orejas sin peso a El Juli, le negara la oreja del primero y Emilio de Justo le cortara dos a Filósofo, un excelente toro de García Jiménez, una auténtica fuente de clase y de bravura.
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Apenas unos minutos después, Morante reivindicó que él es historia viva del toreo. Con el mentón en el pecho meció los vuelos de su capote como si estuviera acunando a un bebé. Ya con la muleta y con un medio toro sin ritmo ni clase, el de La Puebla toreó como nadie es capaz de torear. Por eso es Morante.
Con la montera calada y pegado a las tablas empezó el recital de torería con unos ayudados por alto. Los talones atornillados al suelo con el pecho por delante y cimbreando la cintura para tirar de un animal con un temple en sus muñecas que pararon el tiempo maestrante.
Era todo inspiración, todo embrujo cuando de repente le tiró la montera para provocar la arrancada por el pintón derecho, por donde humillaba más, y la tanda fue extraordinaria rematada por un molinete sensacional.
Sin embargo, parte del público no se enteró y el presidente tampoco, que tardó tanto en darle la oreja, que tuvo el alguacilillo a entrar al desolladero a por ella. Morante no la paseó, la dejó en el estribo, y dolido le dijo en el saludo cuando terminó la faena a su primero que no tenía vergüenza.
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A ese sobrero, otro medio toro, Morante le formó otro lío. La tanda que arrancó la música fue sublime y después volvió al derecho con unos naturales largos y profundos de uno en uno, rematados con dos molinetes de cartel. Para entrar a matar al machetearle las orejas fue una viva imagen de José. ¡Canela en rama, señores! Como su vestido bordado en cordoncillo blanco. Sólo Morante es capaz de ponérselo y lucirlo con personalidad.
Entre medio, Emilio de Justo le cortó dos orejas a un toro excelente, que puede ser el de la feria, con el que no llegó al cénit. Acudió de manera incansable a su muleta. Antes le pegó un susto al perder pie en el capote, destrozándole la taleguilla, pero después embistió con todo, rebosándose en cada muletazo, arrancándose al galope y con tres metros de embestida.
Le plantó cara de Justo, pero no era suficiente. El toro le pedía más compromiso y sobre todo, más verdad... El extremeño aprovechó su tremenda inercia, pero fue el propio animal el que mandó siempre en la faena. En la quita tanda se fue a por la espada, pero el toro con el corazón entregado daba la sensación de que tenía mucho más dentro. Hubo faena, pero faltó ese pellizco que te levanta del asiento, aunque llegara más al tendido que la profundidad de Morante.
Tras la lección de Morante y con la Puerta del Príncipe medio abierta de Justo no salió con todo al sexto. El animal fue a menos y tampoco sirvió, pero la actitud en la vida es todo. Que se lo digan a Alejandro Talavante, quien volvió a Sevilla después de cinco años sin pisar el ruedo maestrante con poco compromiso y con el lote más completo de la tarde, con el que en otros tiempos hubiera cimbreado la feria.
Con unos muletazos con rodilla en tierra a su primero dejó al personal con la miel en los labios y ya todo fue a menos en una tarde en la que Morante bordó el toreo sin toro y Emilio de Justo no consiguió hacer levitar del todo con un gran Filósofo.