Paco Rey es pontevedrés de adopción, en realidad, porque es de Gijón pero lleva "toda la vida" en la Boa Vila. Trabajador del metal y jubilado desde hace 25 años, ¿un cóctel perfecto para dedicarse a hacer maquetas? La verdad es que ni él mismo sabe bien por qué empezó con la primera, pero lo cierto es que no ha parado desde entonces.

"Estaba con mi mujer y vimos unas cajas de fruta en la calle, de esas de madera, y pensé que se podría hacer algo útil con ellas". Así de simple, dice Paco: se le ocurrió hacer una maqueta de la basílica de la Virgen Peregrina, patrona de Pontevedra. "Es una pena que no la podáis ver (está en Madrid en casa de uno de sus hijos, cuenta), porque le puse incluso una vidriera de cristal y plástico de colores y luz interior. Mi mujer decía que parecía que estaban dando misa dentro cada vez que la encendíamos".

El artesano de las catedrales

Paco confiesa que él no es "muy de curas, aunque estudié con los jesuitas", pero ahora ha decidido rendir homenaje a las grandes obras arquitectónicas que la cultura católica tiene por toda España. Empezó, cómo no, por la basílica de la Virgen Peregrina, a escasos quince minutos de su casa.

Basílica de Santa María la Real de Covadonga de Paco Rey

La siguiente fue su Basílica de Covadonga, que todavía tiene en una de las habitaciones de su casa. "De esta construí hasta el pedestal", dice orgulloso, "ahora solo me falta que me lleven a verla otra vez, que hace mucho que no voy a Gijón", le comenta a su nieto casi como una súplica.

Son ellos, sus nietos, los que viajan por él para hacer las fotos por las que se guía para hacer las maquetas. Porque, sorprendentemente, él no ha visto en persona muchas de las construcciones que talla. "Para la de Burgos me imprimieron fotos y yo fui pidiendo más si las necesitaba", dice Paco, que jamás ha visto en persona la enorme catedral que preside su salón.

Haciendo memoria, a sus 84 años, después de 25 jubilado, ha construido la Basílica de la Virgen Peregrina, el Puente de Londres, la Basílica de Santa María la Real de Covadonga, la Catedral de Santiago, la Catedral de Burgos y ahora está comenzando a hacer la de Sevilla. "El año pasado me hizo ir a Sevilla porque le faltaba la foto de una fachada que no éramos capaces de encontrar, algunos de nuestros viajes son para hacerle fotos a él", cuenta entre risas Borja, su nieto.

Un proceso paciente

Antes de jubilarse, Paco trabajaba en el sector del metal. "Ahí fue donde aprendí a leer planos, pero nunca supe dibujar ni me dediqué a nada manual", confiesa: es su paciencia la que hace que pueda construir estas obras maestras de la artesanía. "Y su pulso, todos esos detalles también los hace él con infinita paciencia y muchísimo pulso", dice su nieto, que se encarga de que nos fijemos en todos los pequeños iconos que decoran las fachadas.

Detalle de la fachada de la Catedral de Burgos de Paco Rey

Detalle de la Catedral de Burgos de Paco Rey

Fachada de la Catedral de Burgos de Paco Rey

La base de todo son las cajas de fruta de madera, de las que va sacando piezas y las talla según necesite. Después, todos los pequeños detalles, los va completando con palillos. "Le dedico muchas horas, también porque hago varias cosas a la vez, pero así me mantengo ocupado: es mi hobbie", dice Paco. También ha hecho marcos de fotos e incluso algunos pequeños muebles, todos ellos repartidos por las casas de sus hijos y nietos.

Este último proyecto le ha llevado algo más de tiempo, además, porque se contagió de Covid-19 a mediados de año. "Ya llevaba un tiempo sin tocarla, por otras razones, pero cuando me contagié estuve un mes sin poder hacer nada. Ahora que tengo esta segunda oportunidad no voy a dejar de hacer lo que me gusta".

Por eso ha comenzado a construir la Catedral de Sevilla, "que es muy complicada porque tiene muchas fachadas y muchos detalles, pero me gustaría hacerle ese homenaje", dice Paco.

Con la Catedral de Burgos todavía no sabe qué hará, su nieto quiere que se la regale al museo de la propia Catedral, "porque merece estar expuesta en algún lugar donde la valoren, esto no se puede quedar en casa sin que nadie más lo vea". Quizás acabemos disfrutando de la artesanía de Paco en algún museo catedralicio o, quizás, como dice él "acabe en lo alto de la pila de madera de las hogueras de San Juan, para quemarla y dejar su lugar a nuevos proyectos".