El Consejo de Ministros aprobó ayer la normativa que elimina la obligatoriedad de llevar mascarilla en interiores en España y nos encontramos ante una situación que no vivíamos casi desde el inicio de la pandemia. La medida, no exenta de críticas y debate, llega después de haberse sobrepasado la tasa del 80 % de la población española vacunada contra la Covid-19, una cifra que en Galicia ya ha superado el 90 %.

El 20 de mayo de 2020, hace casi dos años, se publicaba la Orden Ministerial por la que se obligaba a usar este método de prevención en todos los espacios públicos en los que no se pudiese garantizar la distancia de seguridad, ya fuesen interiores o exteriores. Con el paso que se da hoy, que continúa la tendencia que el Gobierno venía marcando desde hace semanas, se relajan un poco más las restricciones a las que la crisis de la Covid-19 había obligado a recurrir.

Los expertos se dividen entre mantener la prudencia y "normalizar" la situación, pues aunque las cifras de contagios siguen siendo altas no se están reflejando en hospitalizaciones o fallecimientos, como sí lo hacían hace un año. ¿Es acertado aplicar esta medida ahora? ¿Hemos estado pecando de exceso de prudencia? ¿Veremos en las próximas semanas un aumento exponencial de casos de Covid-19?

La confusa gripalización

La gripe ha sido, desde el "día uno" de pandemia, la enfermedad con la que la población ha comparado a la Covid: ambos son virus de vías respiratorias, muy contagiosos y más graves en personas mayores o vulnerables. ¿Son realmente tan similares? El tiempo, dicen los expertos, nos ha demostrado que no.

Miguel Deza Álvarez, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y coordinador de la Unidad de Vacunas de la Delegación Territorial de Sanidade de Vigo, confiesa que el término gripalización no acaba de convencerle. "Utilizar esta palabra implica que asumimos que la Covid implicará muchas muertes: antes del 2020 la gripe causaba unos 4.000 fallecimientos cada año en España, más que los accidentes de tráfico", explica.

Juan Turnes, jefe del servicio de Digestivo y coordinador de hospitalización Covid del área sanitaria de Pontevedra, añade que, además, "el SARS-CoV-2 no es un virus estacional, no creo que vaya a convertirse en una gripe porque hemos visto que se producen contagios todo el año". Coincide, junto con Deza, en que el término gripalizar podría confundir a la población.

"Se trata de hacer la transición de una vigilancia exhaustiva hacia una más sostenible"

Miguel Deza

"Lo que realmente se quiere decir con esto es que se va a abordar un sistema de vigilancia de la Covid-19 similar al de la gripe, en el que no se contabilizan todos los casos ni hay datos exactos, sino una fotografía general de la situación en el conjunto del país", dice Deza. "Se trata de hacer la transición de una vigilancia exhaustiva y completa hacia una más sostenible".

También coinciden ambos expertos en que la Covid nos ha ayudado a "no banalizar las enfermedades contagiosas: si algo hemos aprendido como sociedad es que debemos ser algo más cuidadosos con las infecciones respiratorias, que se ha demostrado que son fáciles de prevenir con el uso de la mascarilla durante unos días". Por ello, explican que gripalizar no es equiparar Covid y gripe, sino equiparar el modo de enfrentarnos como sociedad y como sistema de salud a ambas enfermedades.

Una sobreinformación innecesaria

"Estamos en una situación en la que no tiene sentido dar información diaria: ahora mismo hay muchísimos asintomáticos que se escapan a este control, además de que no se hace seguimiento estricto y hay gente que no notifica su positivo". África González, catedrática de inmunología en la Universidad de Vigo y expresidenta de la Sociedad Española de Inmunología, asegura que "lo importante ahora son los datos de hospitalización y casos de gravedad, lo que nos indicará cómo evoluciona la pandemia".

Junto a ella, Turnes y Deza coinciden en que debe dejarse atrás el estudio exhaustivo y el análisis "caso a caso" de la enfermedad, algo que además carece de sentido con los nuevos protocolos de seguimiento, la vacunación y la llegada de la variante ómicron. "Todos tenemos algún conocido que se ha infectado en las últimas semanas y ha tenido síntomas leves o muy leves", dice Juan Turnes, "la pandemia ha cambiado, afortunadamente, y ya no necesitamos esa exhaustividad: el riesgo no es igual que hace dos años".

"Tenemos muchas más herramientas a nivel sanitario para combatir el virus"

Juan Turnes

"Lo importante es continuar con un seguimiento de las variantes, algo que se puede hacer de igual modo que con la gripe, con estudios aleatorios en distintas poblaciones", explica González. Estos estudios, añade, "implican que si llegase una nueva variante más contagiosa y letal vamos a tener información para saber responder".

Turnes asegura que, además, tras dos años de pandemia, "tenemos muchas más herramientas a nivel sanitario para combatir el virus: ya hay fármacos y vacunas específicos y se está trabajando en crear nuevas vacunas que respondan mejor frente a las mutaciones".

"La pandemia no se ha acabado"

Miguel Deza advierte que, como se dijo en marzo de 2020, "la pandemia de Covid-19 estará con nosotros cuatro años". Ahora, en el tercer año, nos acercamos a la ansiada normalidad, aunque hay que ser conscientes de que "la pandemia no se ha acabado". En esto coincide Juan Turnes, que advierte que la eliminación de las mascarillas en interiores es "un paso más hacia la progresiva normalización y convivencia con el virus, pero la pandemia seguirá con nosotros mucho tiempo".

África González, por su parte, añade que debemos saber que "las nuevas variantes van a llegar, pero eso no significa que nuestro sistema inmune no sea capaz de detectarlas y eliminarlas: las siguientes variantes no van a ser como la primera, porque era un virus nuevo y no sabíamos luchar contra ese enemigo". La inmunidad cruzada, o superinmunidad, adquirida por todos aquellos que han pasado la enfermedad tras tener la pauta completa de vacunación, "podría durar años, en los que nuestro cuerpo podrá defenderse del coronavirus".

"Las siguientes variantes no van a ser como la primera: era un virus nuevo y no sabíamos luchar contra el enemigo"

África González

La transmisión del virus, mucho más elevada en las últimas variantes detectadas, "está en cifras que hace un año consideraríamos elevadas, afortunadamente lo que ha cambiado es el impacto de las infecciones", aclara Turnes. "Se eliminan restricciones porque ha evolucionado la forma en la que la Covid-19 afecta a nivel de severidad de cuadros clínicos en personas vacunadas: sigue habiendo fallecidos, pero son personas a las que, probablemente, afectaría cualquier otra enfermedad del mismo modo".

Un paso necesario

Juan Turnes, Miguel Deza y África González coinciden en que la eliminación de la obligatoriedad de uso de mascarillas en interiores "era el siguiente paso lógico y necesario". La tasa de vacunación de España, de las más altas de Europa, debería haber sido el indicativo necesario para retirar las mascarillas.

"La llegada de ómicron lo retrasó", explica Turnes, "porque se quiso ser prudentes al ver una variante tan contagiosa". La sintomatología de esta misma variante parece haber sido el empujón final que ha hecho al Gobierno tomar la decisión. "Hay que tener en cuenta que la estrategia ha sido ir eliminando restricciones cada dos o cuatro semanas para ver cómo respondía la situación epidemiológica y la decisión se toma al comprobar que no ha habido un empeoramiento a nivel poblacional".

"En otros países hace semanas que se aplicó y no se ha visto una problemática especial", dice González, "y en España tenemos una de las tasas más altas en vacunación de personas vulnerables". La siguiente fase de la pandemia, en su opinión, debería venir marcada, como indica la orden ministerial aprobada ayer, por "una normalización, manteniendo las mascarillas con sentido común en hospitales, centros sociosanitarios o lugares concurridos como puede ser el transporte público".

Para Deza es "evidente que en interiores es peligroso retirar las mascarillas, pero ya hace tiempo que en hostelería, por ejemplo, la gente permanece mucho tiempo sin ellas" y esto no se ha visto reflejado en el sistema hospitalario ni en los fallecimientos. "Lo importante seguirá siendo la ventilación, además de continuar usando mascarilla en entornos de riesgo, pues estas últimas dos temporadas hemos comprobado que es eficaz contra el resfriado común, la gripe o la bronquiolitis en los niños".

Los tres expertos, sin dudar, afirman que desde hoy dejarán de utilizar mascarilla en interiores "porque es incómoda", dice Miguel Deza; "porque debemos transitar hacia la normalidad", asegura Juan Turnes; y "porque estamos en otra fase de la pandemia y debemos tener la mente flexible y abierta", cuenta África González.