OURENSE, 12 May. (EUROPA PRESS) –

El recluso de Pereiro de Aguiar (Ourense) supuestamente asesinado por dos compañeros de cárcel que querían quedarse con el dinero de una herencia murió a consecuencia de "al menos cuatro golpes importantes" propinados en la cabeza con una barra de hierro.

Así lo han trasladado los expertos durante la cuarta sesión del juicio de la Audiencia Provincial de Ourense, donde se juzga a dos hombres a los que se piden 22 y 23 años, respectivamente, por el crimen de un hombre al que conocieron en el centro penitenciario, donde cumplía condena por matar a su mujer e hijos en los años 1990 en las Islas Canarias.

Los forenses han determinado que recibió "al menos cuatro impactos importantes" en el cráneo porque presentaba "cuatro focos" que le causaron la ruptura de los huesos del cráneo en varios fragmentos, "golpes de suficiente entidad como para descartar la causa accidental, fue violenta".

A pesar de que han explicado que no se pudo saber con certeza el objeto que causó el traumatismo craneoencefálico que se determinó como causa de la muerte, han relatado que este tipo de fracturas suele producirse con instrumentos "contusos con cierta masa y con cierta energía", es por ello que consideraron como "lo más compatible, una barra de hierro". Además, el cuerpo no presentaba lesiones cortantes por lo que el objeto utilizado no tendría filo.

Identificación

La identificación del cadáver se llevó a cabo gracias al ADN, aunque solo pudo ser comparado con un medio hermano de la víctima por lo que el resultado genético "arrojó una probabilidad un poco más baja del habitual".

Fue fundamental en la identificación de la víctima el hecho de que había sido operado tiempo atrás de una fractura en el fémur, en la que le colocaron una placa de metal y unos tornillos. "Comparamos una radiografía y confirmamos que era la misma fractura y los mismos tornillos", han explicado los forenses.

Asimismo, han sostenido que uno de los investigados condujo a la Guardia Civil a "un lugar concreto donde aparece un cadáver concreto", por lo que la valoración en conjunto "permitía excluir cualquier duda razonable de que el cadáver perteneciese a otra persona".

Los forenses acudieron al levantamiento del cadáver, recogieron muestras de tierra y de agua en la finca donde fue encontrado y donde además había serrín. Un material que en principio creyeron que provendría de la granja propiedad de uno de los acusados y el lugar que la Guardia Civil cree que fue el escenario del crimen, pero las pruebas "descartaron que coincidiera con el que se compró en la granja", así que apuntan a que "podría ser serrín originado en el mismo lugar".

Con todo, no contemplan otra premisa que el homicidio porque "el cadáver apareció con dos bolsas en la cabeza, no es un enterramiento habitual".

Para este viernes está prevista la última sesión donde declararán los peritos propuestos por la defensa y el Ministerio Fiscal y los letrados de los acusados expondrán su informe de conclusiones.