La prealerta por sequía decretada en Galicia a finales del mes de julio sigue empeorando y la ausencia de lluvias dificulta todavía más una situación que se prevé "complicada" y prolongada. Así lo explican desde Augas de Galicia, preocupados por la situación de la demarcación hidrográfica Galicia-Costa, que ya tiene dos ríos en situación crítica y se mantiene alerta por dos embalses.
Si bien muchas administraciones locales han empezado a tomar medidas, desde el organismo regulador advierten que la situación "no revertirá hasta que no haya un régimen de precipitaciones constante", algo que ocurre en otoño. Por ello, advierten que lo más importante es "prevenir y prepararse para lo peor", algo que piden a los concellos que hagan de manera inmediata.
Gonzalo Mosqueira, gerente de Augas de Galicia, asegura que no son pesimistas pero sí están preocupados por la situación del río Lérez en Pontevedra y el Anllóns en Carballo, a lo que se suma ahora la inquietud por las reservas de los embalses de Zamáns y Baiona, en el área de Vigo. "Agradecemos el esfuerzo de los concellos porque están en una situación complicada" en la que no aumentan las reservas pero la población sigue creciendo, asegura Mosqueira, en referencia a la gran afluencia turística de las localidades a las que abastecen las zonas más perjudicadas.
En la misma línea hablaba con este medio Teresa Gutiérrez, directora de Augas de Galicia, hace solo unos días, explicando que el turismo tensa mucho cada verano el sistema del Lérez y los embalses de la comarca viguesa. "Lo normal es que agosto y septiembre sean meses secos, por lo que el recurso seguirá disminuyendo: la diferencia la marcará la población a la que haya que abastecer, que empieza a disminuir de cara a la segunda quincena de agosto".
Precisamente por esta situación de tensión, Mosqueira advierte que, aunque la situación "a día de hoy no es mala, estamos por debajo de los valores medios de otros años", incluso empeorando los valores de la sequía registrada en 2017. Con la ausencia de lluvias, el caudal de los ríos y las reservas de los embalses se va reduciendo poco a poco, explica, algo que no se revertirá hasta las lluvias típicas de otoño. "Es difícil si va a pasar algo a tan largo plazo, por lo que toca esperar un poco a ver si llegan las lluvias y prepararse para lo peor", dice el gerente de Augas de Galicia.
Las lluvias, explican Mosqueira y Gutiérrez, "deben ser constantes, porque una tormenta de verano no llena los acuíferos de los ríos y supone únicamente un ligero repunte en los embalses". Por ello, confían en que se puedan restringir y adaptar los consumos de agua "para garantizar el abastecimiento de los ciudadanos hasta que llegue el otoño", cuando se recupera el ritmo normal de precipitación.
Los concellos ya toman medidas
A causa de esta situación, que probablemente se prolongue hasta que termine el verano, muchos municipios gallegos están ya tomando medidas "de forma coordinada" según el sistema del que se abastezcan, explica Mosqueira. "Lo principal es que se analice la situación en el término municipal y activen un Plan de Emergencia por Sequía, que estamos pidiendo a todos los concellos".
Gracias a estos planes, reconoce el gerente de Augas de Galicia, "se han limitado los usos municipales del agua al eliminar los riegos de jardines, cerrar las fuentes públicas, cortar el agua en las duchas de las playas o incluso cerrar las piscinas municipales, en algunos casos". Así han actuado los municipios que se abastecen del río Lérez, que han puesto en marcha varias medidas de reducción de consumo para prevenir que la situación empeore. Del mismo modo están empezando a implementar medidas las localidades a las que abastece el río Anllóns, en la provincia de A Coruña, que ya han reducido los usos municipales del agua potable o cerrado las duchas y lavapiés de las playas.
En el sistema al que abastecen los embalses de Zamáns y Baiona, en el área metropolitana de Vigo, todavía no se ha decretado la prealerta, pero sí que "se sitúan en valores preocupantes" y Augas de Galicia ha empezado a vigilarlos atentamente. Nigrán, por ejemplo, ha cerrado duchas y lavapiés en las playas, mientras que Salceda de Caselas ha anunciado que reutilizará agua "no apta para el consumo humano" para los riegos y baldeos municipales. Desde la Xunta, por su parte, agradecen el esfuerzo y vuelven a pedir a las administraciones que "traten de reducir el consumo, aunque sabemos que es un momento difícil, para evitar situaciones peores".