Una lona oscura tapando los asientos traseros de un turismo. Eso fue lo que llamó la atención a los agentes de la Guardia Civil que se encontraban realizando un control a la altura de Vilaboa (Pontevedra) y el motivo por el que dieron el alto a ese vehículo, que tenía matrícula portuguesa. Al abrir el portón trasero descubrieron lo que había bajo la lona: sendos sacos repletos de almejas.
En total había 32 sacos que sumaban un peso de 555 kilos (300 eran de almeja japónica y otros 255 de babosa). El conductor, vecino de Portugal, no aportó ninguna documentación que amparase el transporte de la mercancía y el coche no era un vehículo acondicionado para esa tarea. Según explicó a la Guardia Civil, las almejas provenían de Aveiro y su destino era Sanxenxo.
El hecho se puso en conocimiento del Servicio de Inspección Pesquera de la Xunta de Galicia, que se hizo cargo de las mismas para su destrucción. Se registró una denuncia por carecer de guía de transporte y no tener un vehículo adecuado, además de otras dos sanciones administrativas por infracciones de transporte (por exceso de peso en el coche y por transportar mercancías perecederas en esas condiciones). En total, las multas sumaban 700 euros.
68 kilos de pulpo
Por otro lado, la Guardia Civil de Marín intervino en un control rutinario 68 kilos de pulpo pescado en una zona prohibida, la playa de Vilariño, en Cangas. El responsable era un vecino de la localidad canguesa de 46 años al que ya le constaban infracciones de este tipo. El pulpo fue requisado y donado al Banco de Alimentos de Pontevedra.