El hombre acusado de intentar matar a su exmujer en O Grove ha reconocido ante el tribunal los hechos, aunque ha asegurado no recordar nada de ese día ni tampoco de los supuestos malos tratos a la mujer.
Acusado de disparar a su exmujer y atrincherarse después en su casa, en la que se pegó dos tiros, se ha presentado ante la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra en silla de ruedas y con mascarilla.
La fiscal le ha preguntado por cada uno de los hechos por los que se le acusa, ocurridos en 2018, y aunque ha reconocido su autoría, ha dicho no recordar los malos tratos hacia su mujer ni el quebrantamiento de condena ni el arma homicida ni ningún otro detalle de la noche de los hechos salvo que se quedó "en el sofá durmiendo".
"Yo no soy capaz de soñar desde que me pasó el accidente. Se me borró todo. No tengo conocimiento de causa. A día de hoy no recuerdo nada", ha dicho en la sala. Además, ha añadido que sólo sabe lo que ocurrió, que ha calificado de "accidente doméstico", por lo que leyó "en el periódico".
A raíz de aquellos hechos el acusado estuvo en coma y pasó dos meses ingresado en el hospital. Cuando se recuperó, entró en prisión, y en 2020 quedó en libertad. En los tres últimos meses ha vuelto a la cárcel a la espera de juicio.
La Fiscalía pide una pena de 21 años y 11 meses de cárcel por un delito de maltrato habitual con el agravante de que los hechos ocurrieron en el domicilio de la víctima y en presencia de la hija menor, un delito continuado de quebrantamiento de la pena de alejamiento, un delito de asesinato con alevosía en grado de tentativa con la agravante de parentesco y la agravante de género y un delito de tenencia de armas prohibidas.
A pesar de la petición de la Fiscalía de que el juicio se celebrase a puerta cerrada, sólo se ha tomado esa medida durante la declaración de la víctima, tras la cual se ha suspendido el juicio. La sesión se retomará el próximo día 24 de julio.
Hechos
Según recoge el escrito de acusación de la Fiscalía, los hechos ocurrieron el 5 de diciembre de 2018. El hombre tenía en vigor una orden de alejamiento desde el 28 de agosto que le impedía acercarse a su exmujer por un episodio previo de violencia de género.
Tras esa orden de alejamiento, él había regresado a Ourense, de donde era natural, y ella había cambiado la cerradura del que había sido el domicilio familiar de la pareja, en el que residía, así como el número de teléfono. Sin embargo, él logró entrar en la casa, donde se produjo la agresión en la que la mujer resultó herida en el cuello y en la cabeza.