En la última jornada sesión del juicio por el tiroteo de la estación de servicio de Tamallancos, en el ayuntamiento ourensano de Vilamarín, en marzo de 2022, celebrado en la Audiencia Provincial de Ourense ha sido el turno para el informe de conclusiones de las partes y la última palabra de los encausados.
El acusado ha alegado que no quiso matar a las víctimas, porque si lo hubiese querido "hubiese apuntado a la cabeza". Con esta frase se ha tras asegurar "lo siento, no estaba en mis cabales, porque estaba sufriendo mucho por ver mal a mi niña".
Por su parte, su mujer, también acusada, se ha limitado a manifestar que tiene "la conciencia muy tranquila porque dios sabe que no hice nada".
Modificación de condena
Tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular, que ejerce la familia que sufrió los disparos, han modificado sus consideraciones de cara a la mujer. Aunque en un principio la consideraban "cooperadora necesaria" y por ello exigían 30 años de prisión, ahora la califican de "cómplice".
Así, el Ministerio Fiscal ha solicitado tres años de prisión por dos delitos de homicidio y un año y seis meses de prisión por un delito de lesiones, haciendo un total de siete años y seis meses. Por su parte, la acusación particular la acusa de tres delitos por asesinato y pide siete años de prisión por cada uno, además suprime el daño moral.
Así las cosas, el Ministerio Fiscal sigue pidiendo 33 años de prisión para el acusado; nueve por cada uno de los delitos de homicidio en grado de tentativa, cuatro años de prisión por el delito de lesiones y dos por la tenencia ilícita de armas.
Los informes
Para la fiscal, el acusado conocía la diferencia entre postas y perdigones y eligió estos "por ser más dañinos". Además, cree que las víctimas "apenas pudieron reaccionar" y ve probado que hubo "persecución" "insistencia" y "reiteración", por lo que encuentra "una voluntad intencional" en los hechos.
Por su parte, la acusación particular pide las penas por asesinato y ve acreditado que hubo alevosía, porque "llevaba la escopeta oculta" y también porque "ubica las víctimas donde quiere, en la única zona ciega del área de servicio", lo que a su vista indica que el suceso "estaba planificado".
En cuanto a la defensa, pide la libre absolución de sus clientes y en caso de prisión para el varón una pena mínima, de un máximo de un año y seis meses, con atenuantes por alteración psíquica y por embriaguez, por "un abuso cronificado de alcohol y opiáceos".
"Los perdigones matan a una perdiz, a una persona es complicado", ha manifestado el letrado de los acusados sosteniendo que "el que quiere matar con una escopeta, mata". El juicio ha quedado visto para sentencia.