Mejorar la conexión de Vigo y el resto de la Península puede que sea una de las demandas históricas por parte de la ciudadanía. Si bien otras zonas de la comunidad gallega también sufren problemas derivados de la ausencia o ineficacia del transporte público, poco se entiende que la urbe olívica, dado su alto nivel de población, continúe a día de hoy con una oferta mínima de viajes más allá de sus fronteras.

La problemática del transporte viene desde tiempos casi inmemorables. El mapa de líneas ferroviarias es radial, al igual que el de carreteras. Esto quiere decir que el punto central de todo viaje parte desde Madrid, la capital, limitando el acceso hacia el resto de ubicaciones periféricas.

En 1992 se inauguró el AVE —el tren de alta velocidad— con la ruta entre Madrid y Sevilla. El motivo de conectar ambas urbes era la celebración de la Exposición Universal. Sin embargo, 30 años más tarde, esa opción no ha llego a muchas partes de España.

El norte sigue siendo uno de los lugares con mayores ausencias de ferrocarril. De hecho, de acuerdo con diversos estudios, el tren entre Ferrol y A Coruña es el más lento del país. Y eso que la distancia, vista en kilómetros, es mínima.

Conexiones de tren inacabadas

Inauguración de la línea de AVE Madrid-Galicia. Rosa Veiga

Volviendo a la unión entre Vigo y Madrid, vemos que este último año el foco se ha puesto en la esperada llegada del AVE a la estación gallega. En diciembre de 2021 se concluyeron las obras de esta infraestructura tras 20 años de trabajos, que conecta Galicia con la capital pero solo con destino y salida desde Ourense.

Es decir, el AVE para viajar desde la comunidad gallega a Madrid solo parte desde la villa termal. Como recogía Treintayseis en un reportaje publicado en octubre, el trazado en forma de T escogido por el Ministerio a comienzos de siglo y las demoras en la variante de Cerdedo hacen que la línea se encuentre inacabada más allá de Ourense.

¿En qué se ha traducido esto? La ciudad de las Burgas y la capital han quedado a solo 2 horas y 15 minutos de viaje; Santiago y Madrid, a 3 horas y 20 minutos (similar desde A Coruña). Pontevedra, por su parte, redujo los tiempos hasta las cuatro horas exactas y Vigo, junto a Lugo, suma el trayecto más largo: 4 horas y 16 minutos.

Un AVE a Galicia de Renfe, durante su etapa de pruebas. ADIF

La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, declaró en diciembre de 2021 que el AVE en Galicia contaría con una "segunda fase" que reduciría"en otros 20 minutos" los tiempos: los trenes de la serie 106 de Talgo, los conocidos como ‘Avril’, que permitirán velocidades de 330 kilómetros por hora.

Sin embargo, con la línea de AVE inaugurada desde hace meses, no hay ni rastro de los trenes Avril. Para viajar con alta velocidad desde Vigo a Madrid se debe hacer enlace pasando por Ourense o, en su defecto, optar por los cuatro Alvia directos que ofrece la estación de Urzaiz.

¿Y los Avril?

A finales del mes de julio se conocía la noticia de que Renfe pedirá una indemnización de 116 millones de euros a Talgo (la empresa fabricante) por el retraso en la llegada de los trenes Avril a Galicia. 

Sin embargo, la concesionaria de la fabricación rechaza dicha reclamación y apunta como responsables de los atrasos a Renfe y a otras compañías estatales dependientes del Gobierno. El presidente de Talgo, Carlos Palacio, escribió una carta defendiendo su postura ante su equivalente dentro la empresa pública, Isaías Táboas.

El directivo argumentó en dicha misiva que los retrasos en la entrega de los trenes Avril son consecuencia directa de los cambios de diseño que Renfe hizo dos años después de firmarse el contrato, de la paralización de la actividad por el Covid-19 y de los retrasos y restricciones que se le han puesto para hacer las pruebas de los vehículos.

Talgo declaró motivos de "fuerza mayor" tras cerrar las fábricas, disminuir su personal y limitar la actividad en los sucesivos confinamientos, una fuerza mayor que la compañía cree que tendría que ser aceptada por el Gobierno. Entre medias, los trenes continúan sin llegar a Galicia.

El problema del precio

Cuatro trenes directos parece una oferta bastante amplia para unir Vigo y Madrid, ¿pero hasta qué punto son una opción viable para los pasajeros? Recorriendo las posibilidades del calendario de Renfe de septiembre, el trayecto de Alvia más barato cuesta 55,70 euros. El viaje dura 4 horas y 16 minutos.

La alternativa de tren con enlace, viajando Vigo-Ourense y Ourense-Madrid, suma una hora adicional al trayecto y solo reduce el precio a 39 euros en el caso más asequible (ya que esa misma distancia también está disponible en septiembre por 50 euros). En todos estos casos, el billete es el básico y solo hablamos del coste de ida. A eso habría que sumarle una combinación de vuelta.

De esta forma, viajar en tren a Madrid desde Vigo en familia, por ejemplo, se convierte en una vía prácticamente inasumible. En base al precio y a la duración, muchas deciden hacer el trayecto en coche. Según la estimación de la Guía Michelín, la ruta a la capital por la A-52 cuesta unos 83 euros, incluyendo peaje y depósito, y se tarda 6 horas.

Ante esta situación es habitual encontrar viajes en Blablacar, en los que se comparte el gasto entre todos los tripulantes del vehículos. Resultan una de las opciones más económicas, pero no es lo más cómodo para personas mayores o personas que viajen con niños.

Pocos vuelos (y caros)

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A pesar de que el precio en coche sea menor que el tren, la mayoría de personas prefieren desentenderse del vehículo una vez están en Madrid y aprovechar el transporte público de la capital. Así que queda otra opción: el avión.

El vuelo entre Vigo y Madrid dura una hora y diez minutos escasos; sin duda, es la forma más rápida y cómoda de desplazarse hasta allí. Sin embargo, en esta historia nada es tan sencillo como parece de primeras. El aeropuerto de Peinador lleva años sufriendo problemas de oferta.

En la actualidad operan en Peinador las compañías AirNostrum, Binter, Iberia, Ryanair y AirEuropa. Los vuelos que ofrece cada una son limitados. Por ejemplo, Ryanair solo viaja a Barcelona, a pesar de que se esperaba una ampliación en su carta de destinos desde Vigo, que parece que no llegará.

Para volar a Madrid solo es posible reservar los servicios de Iberia y AirEuropa. Encontrar billetes con estas compañías por menos de 100 euros suele ser complicado; además, el coste puede elevarse considerablemente si el viajero tiene poca flexibilidad en sus fechas y horarios.

De nuevo, la barrera de los costes impide que muchos vigueses viajen de manera rápida hasta la capital, que a veces parece encontrarse a millones de kilómetros de distancia. Y como sucede con este destino, los mismos (o mayores) problemas con otras muchas ciudades del territorio nacional.