En la parroquia de Tabagón, en O Rosal (Pontevedra), a escasos kilómetros de Portugal, se creía que había una mina de oro romana subterránea, pero nunca se indagó más sobre el tema. Con la reciente limpieza del monte, el geólogo Óscar Pazos aprovechó la oportunidad para investigar y determinar que esos agujeros tienen, por lo menos, entre 30 y 35 metros de profundidad. Así lo cuenta en Historia de Galicia.

"Ao limpar o monte, víanse moito mellor as pegadas da minaría antiga e puiden reinterpretar a mina", explica Pazos en una llamada telefónica. Analizó la profundidad de las excavaciones con una herramienta geofísica que mide la conductividad de la electricidad, dando como resultado una especie de cartografía.

De todos modos, el geólogo explica que muchos huecos de la mina están cubiertos por derrumbes y también puede haber agua, por lo tanto no se sabe con total precisión la longitud, ya que puede ser más. Es por ello por lo que justifica que "hai que seguir investigando".

Gallaecia y la extracción de oro

La importancia que tiene este descubrimiento es que no se tenía constancia de que hubiera minería subterránea romana en Galicia. Se creía que sí en estos montes de O Rosal, pero no se tenían pruebas. El geólogo comenta que "hai moitas minas na zona, pero son todas de superficie". Por lo tanto, este descubrimiento "cambia a perspectiva da minaría romana que tiñamos concebida".

En los años 70 hubo minería para extraer estaño. Sin embargo, estas galerías son hace 2.000 años y se cavaron para extraer oro. "A excavación comezou en tempos de Augusto, quen nomeou o que logo sería a Gallaecia", expone Pazos. A lo que añade que la integración de esta parte del mundo en el imperio romano comienza cuando "os castrexos se convirten en galaicoromanos".

El geólogo explica que la minería tiene mucho que ver con la manera en la que se integraron los pueblos de la Gallaecia dentro del Imperio Romano, siendo la minería la especialización económica de la provincia dentro del imperio. Esta les daba independencia, ya que Gallaecia tenía materiales que el imperio quería.

"A maior mina subterránea romana de ouro está en Portugal, a escasos quilómetros de Porto", sostiene Pazos. Allí las rocas son más resistentes y sobrevivieron mejor al paso del tiempo, lo que hace que sea más fácil de investigar. "Na zona do Rosal as rochas descompóñense máis rápido e tamén chove máis, o que fai que haxa derrubamentos e vexetación", asegura el geólogo. Esto hace que la investigación sea mucho más difícil y que incluso haya minas romanas de las que no sepamos ni de su existencia.