La primera vez que llegó a Vigo en invierno, le entraron ganas de coger el primer tren de vuelta a Madrid. Manuel Orío se encontró a principios de los años 70 una ciudad industrial, sinuosa, oscura, lluviosa y con los suelos empapados de tormentas torrenciales. "Conocía Vigo, pero como veraneante", explica a Treintayseis. "Aquel Vigo no tenía nada que ver con la ciudad abierta y luminosa de ahora".
Nacido en la capital española en 1947, Orío no dudó en elegir Vigo para hacer sus prácticas de periodismo, al tiempo que ya hacía sus pinitos como corresponsal en Madrid de un diario local vigués, donde también hacía las veces de dibujante, con viñetas que dejaba en el buzón del tren postal. La segunda vez que llegó a la estación de Vigo, lo hacía ya con otra mentalidad. "Vine ya para buscar piso y trabajar; la ciudad era igual, pero ya la recibí de otra manera".
De larga trayectoria en el periodismo vigués, Manuel Orío lanza su segunda novela, Ocho Perros, publicada por la Editorial Elvira, una obra de acción, sombría y turbadora, ambientada entre los años 1983 y 1984 en Vigo. Fue en esa misma época y en esta misma ciudad en la que comenzó a escribirla. "Tenía como unos 100 folios a máquina de escribir con una historia que tendía a lo sobrenatural, inspirado en Bram Stocker, pero no le vi salida al relato y la guardé en un cajón".
Hace cerca de dos años, rebuscando en ese mismo cajón de historias olvidadas, se reencontró con ella y decidió ponerse manos a la obra; en un ejercicio de escritura, la replanteó y, una vez alcanzado el mismo punto que un día le hizo apartarla, continuó escribiendo; esta vez, eso sí, cambiando el enfoque y girando el relato hacia el thriller.
De la novela histórica al thriller
En su primera novela, Al servicio del Rey Carlos, el trabajo de documentación fue exhaustivo por la época en la que se desarrollaba, en la segunda mitad del siglo XVIII; había que conocer cómo vestían durante la época, cómo vivían y los acontecimientos que rodeaban la historia. En Ocho perros, por su parte, pudo tirar de su propia experiencia, aunque para escribir con conocimiento de causa, es necesario prestar atención a los detalles: "No puedes hablar de un Porche determinado, por ejemplo, si en esa época no existía", explica Orío.
De hecho, la novela transita por el Vigo de los años 80, pero viaja por Madrid, Liverpool, Roma y Varsovia, entre otras, ciudades que conoce bien, lo que le ha permitido trasladar con fidelidad el respirar de cada urbe, en intrincado de las calles o incluso percibir el ambiente de cada una. Así, su protagonista, Gonzalo Calderón, se ve inmerso en una trama que tiene su raíz en la II Guerra Mundial y la emigración de cientos de polacos desde Alemania a Francia e Inglaterra, que terminaron como paracaidistas del ejército aliado.
Ese protagonista al que define como "un periodista treintañero maduro, de carácter atrabiliario, emocionalmente frágil y con una vida sentimental pródiga en disgustos y vaivenes", que dirige un periódico en Vigo, hasta donde ha llegado desde Madrid "dejando un matrimonio quebrado a la espalda". Mucho de autobiográfico, tanto en profesión, como dedicación y viaje entre ciudades.
"Evidentemente, tiene mucho de mí, porque para construir un personaje con fuerza, de manera seria, tienes que tirar de lo que conoces, y qué conozco mejor que a mi mismo", razona. Pero también se refleja una generación de periodistas en esos años y en esta ciudad, que llegaban de vivir en Franquismo y todavía luchaban contra la autocensura.
Una lista de reproducción con la música de la novela
Del propio Orío, la novela tiene también la pasión por la música, que permite a través de un código QR acceder a una lista de reproducción que contiene las canciones que van apareciendo en sus páginas, desde Mozart hasta grupos de los años 70, los principios de los 80 y, como no, The Beatles, grupo referencial al que rinde tributo a la guitarra con el grupo La Comisaría y que fue parte de la presentación del libro en la cafetería El Castro hace una semana.
Una pasión, la música, que no es compatible con el ejercicio de escribir, al menos para él. "Cuando escucho música, escucho música", sentencia para escapar de esa idílica estampa de la inspiración melódica al tiempo que se teclea el ordenador.
Primer encargo periodístico en Vigo
Si Gonzalo Calderón se encuentra en el verano del 83 con una historia vinculada a un buque mercante de bandera polaca, abandonado una noche de temporal al sur de las islas Cíes, que supone el inicio de la aventura que recorre de la mano de otra periodista local, Marta Varela, la primera experiencia de Manuel Orío como periodista en Vigo, tiene también algo de arranque de novela.
A su llegada como redactor en Vigo a El Pueblo Gallego, lo primero que le mandaron, recién estrenado su cargo, fue desplazarse hasta Alcabre. Allí se encontró el cadáver de un taxista y una escena propia de un asesinato a sangre fría. Él no lo sabía, pero esa era la primera puntada del "Caso Reace", un fraude relacionado con esta empresa de aceite en el que estaba involucrado, ni más ni menos, Nicolás Franco, hermano del Dictador.
Sin fotógrafo en el que apoyarse, Orío tiró de su buena mano para el dibujo para retratar aquella escena, que presentó a sus superiores y que terminó en la portada del diario al día siguiente. "Ese día recibí una llamada de la Policía y pensé que me la había cargado", recuerda el periodista. Pero lo que buscaban los agentes era que se acercase por la comisaría y aprovechar su habilidad para realizar retratos robots en base a las descripciones que tenían.
Poco después de una semana, recibió la llamada de la Polícía: "Lo tenemos". Pero el detenido resultó ser "un portugués que se parecía mucho al retrato", finaliza Orío entre risas. De esta primera experiencia surge una carrera periodística que lo llevó, entre otros cargos, a redactor jefe de aquel diario, El Pueblo Gallego, y a ser uno de los fundadores del Atlántico, en el que también ocupó el cargo de redactor jefe y director.
Con la experiencia del que vivió intensamente aquella época, Manuel Orío cambia el registro y da el salto desde el relato histórico a una novela negra, un road trip de incesante acción que recorre España y Europa con el ritmo de una cuidada selección musical como copiloto y con aquel Vigo de principios de los 80 como telón de fondo y que saldrá a la venta a partir de la semana que viene.