Diego Roca, Sergio Rodríguez, Laura de Gabriel y Moisés Pérez eran cuatro estudiantes de Magisterio del campus de Pontevedra que decidieron montar lo que se convertiría en una de las compañías de referencia de Galicia en las ‘artes de calle’, Troula. De aquellos jóvenes vigueses aspirantes a maestros a lo que hoy es su proyecto han pasado más de dos décadas, pero la ilusión por el oficio está más viva que nunca.
"Os nosos inicios foron de paiasos en comunións, animadores, algún zancudo para algún evento", relata Diego Roca, miembro y cofundador de Troula, quien ya se dedicaba al mundo de las ‘BBC’ (bodas, bautizos y comuniones). Crearon la compañía en el año 2002 y progresivamente fueron ampliando su oferta de espectáculos. Actualmente cuentan con una veintena de shows itinerantes y dirigen la exitosa banda infantil Uxía Lambona e a Banda Molona.
El transcurso del tiempo ha traído consigo cambios en las filas de Troula. Por ejemplo, como cuenta Diego, Moisés Pérez ha abandonado la compañía y ha sido sustituido por Juan González; además, colaboran con ellos más de 20 personas como músicos y bailares y dos artesanos encargados del attrezzo, Cristina Pino y Gustavo Suasnábar.
Una vida desordenada y apasionante
Según explica Diego Roca, su excompañero Moisés Pérez salió del proyecto para estudiar unas oposiciones: "Quería unha vida máis formal". Formar parte de un circo itinerante como es Troula tiene ese componente de inestabilidad y aventura constante que puede ser tanto lo más apasionante del oficio como el motivo principal de su rechazo. Roca, que actualmente tiene 46 años y es padre de familia junto a su compañera Laura de Gabriel, afirma rotundamente que no lo cambiaría por nada.
"Encántame a miña profesión. É moi desordeada, vai ao día a día porque non tes horario fixo, pero para min é marabillosa esa desorde. Non me pidas un sueldo fijo todos os meses nin un horario porque non sería capaz de aguantalo", declara el animador cultural, "Cada día gústame máis a rúa e esta incertidumbre".
La compañía Troula recorre Galicia durante todo el año, principalmente contratados por ayuntamientos y diputaciones para participar en fiestas y eventos locales en plena calle. Otra parte de su trabajo reside en los festivales, como el Sziget, una de las citas culturas de referencia en toda Europa y donde estarán el próximo mes de agosto actuando los vigueses. No será la primera vez que viajan con sus espectáculos fuera de nuestras fronteras; también han formado parte del Jorvik Viking Festival, celebrado en el norte de Inglaterra.
Valorar las artes circenses
Troula prepara exhibiciones repletas de fantasía con horas de ensayo y preparación detrás. Diego Roca cuenta que poco a poco la sociedad reconoce el talento de este tipo de proyectos, que al ser representados en la vía pública son a veces denostados. Hace un tiempo, los miembros de la compañía viguesa tuvieron la oportunidad de ir al Centro Nacional de Artes Circenses de Francia: "Coñecemos a compañías francesas. En Galicia estamos en terceira división, alí son a Champions League".
Roca expone cómo en el país galo los artistas circenses son respetados al mismo nivel que un bailarín o un actor de teatro. El objetivo del vigués es que ocurra lo mismo en Galicia. "Estamos intentando ensinar á sociedade que as artes de rúa teñen o seu traballo, os seus ensaios e a súa produción. A xente está empezando a entendela e nós estamos orgullosos".
La presencia de Troula en la programación del festival húngaro Sziget ayuda a consolidar la profesionalización de su arte y su puesta en valor. Diego Roca mandó un correo a la organización del evento con la propuesta del show O estrano caso do dentista da rúa Brasov, que quedaron cautivados y quisieron incluirlo en la oferta cultural del evento, donde figuran artistas como Imagine Dragons, David Guetta o Billie Eilish.
Viajar hasta Hungría es un ejemplo de lo que más le gusta a Diego Roca de su oficio. "Encántame coñecer sitios e xentes diferentes. Eu son de Vigo e ás veces actúas nunha rúa pola que levas pasando toda a vida pero que cambia completamente de perspectiva. O meu traballo ten a capacidade de transformar os espazos cotidiás", reflexiona el artista, "E non hai que ir a Budapest, eu podo actuar no meu barrio, en Moaña ou en Bueu e sempre vai a ser diferente. A rúa cambia, unha actuación nunca é igual a otra".