Situada en el extremo suroeste de Galicia, O Baixo Miño conforma uno de los destinos turísticos más completos del territorio. Una buena parte de la comarca se encuentra bañada por las aguas del río Miño y la costa Atlántica, y perfilada en su interior por un horizonte de extensos valles verdes y grandes sistemas montañosos. Además, al enorme patrimonio natural y paisajístico que recorre cada una de las cinco localidades que integran esta comarca pontevedresa se suma también una riqueza cultural, arqueológica y etnográfica que permite a sus visitantes disfrutar de una de las ofertas turísticas más completas y variadas de Galicia. 

Lo cierto es que la provincia de Pontevedra presume de ser una de las zonas con mayor concentración de grabados rupestres de Europa, y en esa misma línea, uno de los grandes atractivos de O Baixo Miño tiene mucho que ver con este tipo de pinturas prehistóricas. De hecho, la comarca presenta uno de los conjuntos de petroglifos primitivos al aire libre más importantes de la Península Ibérica. Es importante señalar en este punto que el arte rupestre es aquella forma de expresión artística representada sobre superficies rocosas mediante pintura, dibujo o grabado, siendo una de las primeras manifestaciones culturales de nuestra especie y el antecedente de los símbolos previos a la escritura.

Sin lugar a dudas, O Baixo Miño es una zona rica en este tipo de grabados en piedra y de hecho, cada municipio conserva al menos una joya de la cultura y el patrimonio histórico que, a pesar del paso del tiempo, sigue reflejando a la perfección el imaginario y las inquietudes de las sociedades primitivas. Hasta hace sólo unos años, la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural tenía registrados 202 petroglifos en esta comarca pontevedresa, si bien en el año 2020, la arqueóloga gallega, Alia Vázquez Martínez, dio a conocer un nuevo registro en el que se sumaban más de 453 muestras localizadas y documentadas de este tipo de arte rupestre. De entre todas ellas, a continuación destacamos algunas de las más importantes de cada localidad miñota.

Monte de Santa Trega y Monte Torroso (A Guarda)

Panorámica del Monte de Santa Trega, A Guarda. Foto: Turismo A Guarda Turismo A Guarda

El Monte de Santa Trega es uno de los lugares de referencia dentro del universo arqueológico de Galicia. De hecho, en esta cima guardesa se encuentra uno de los castros más emblemáticos y mejor conservados del norte peninsular ―aunque también el más tardío. Además, este enclave prehistórico también esconde varios grabados en roca elaborados unos 2.000 años antes de la ocupación del castro, algunos de ellos vinculados también a leyendas de la zona. De los conjuntos de petroglifos catalogados en este monte, destacan los conocidos como "Laxe Sagrada" y "O Mapa". El primero de ellos tiene asociada una historia fantástica sobre la existencia de un volcán subterráneo que destaparía un tesoro o una desgracia para la localidad de A Guarda. Mientras uno de ellos traería la riqueza a la villa, el otro haría desaparecer para siempre a la población. En el caso del conjunto de O Mapa, situado muy cerca de las cabañas reconstruidas del monte, este hunde sus raíces en la Edad de Bronce y se dice que los grabados representan una cartografía del Trega y el tramo final del río Miño. 

Por otro lado, y más allá de Santa Trega, en la cima del Monte Torroso también se pueden observar varios grabados en piedra de antiguos pobladores. Estos dibujos se localizan en las proximidades del castro de Pico da Bandeira, aunque su estado de conservación no es tan bueno como los anteriormente mencionados. También en el Alto da Campana, muy cerca de una de las cumbres de esta cordillera montañosa del Monte Torroso, se encuentra un interesante conjunto de arte rupestre en un lugar con unas vistas increíbles sobre la costa guardesa.

Petroglifos de Ghorghalado (O Rosal)

Entorno de los petroglifos de Ghorghalado (O Rosal). Foto: Google Earth

En el concello de O Rosal, los petroglifos de Ghorghalado constituyen un conjunto de referencia del arte rupestre en O Baixo Miño. La verdad es que es uno de los pocos en Galicia realizados sobre una banda de roca esquistosa cuya antigüedad se sitúa a más de 400 millones de años, entre el período Cámbrico y Silúrico. Los grabados rupestres de Ghorghalado se enmarcan en la parroquia de As Eiras y fueron realizados hace más de 3.000 años. Más allá de los petroglifos señalizados, cabe destacar que este lugar fue antaño una cantera, por lo que muchos de los dibujos todavía se encuentran enterrados entre los restos de las rocas utilizadas para tal oficio. Sobre este conjunto rosaleiro podemos decir que la mayoría de ellos representan motivos geométricos, tales como círculos concéntricos, líneas serpentiformes y hasta dibujos cuadrangulares. 

Monte Tetón (Tomiño)

Ruta de los petroglifos del Monte Tetón. Foto: Obaixomiño.gal

Situado en la parroquia tomiñesa de Tebra, el Monte Tetón alberga uno de los conjuntos de arte rupestre más importantes del sur de Europa. En este sistema montañosa se localizan cerca de 200 grabados en roca de la época del Calcolítico a la Edad de Bronce (entre 2.500 a 900 a.c). Tanto por sus dimensiones como características, este conjunto de grabados conforma uno de los legados prehistóricos más importantes de la comarca do Baixo Miño. Además, el patrimonio natural y arqueológico de la zona se encuentra amparado gracias a la creación del Ecoparque Arqueolóxico Monte Tetón, un espacio lúdico-cultural creado por el concello de Tomiño y la Comunidad de Montes de Santa María de Tebra.

La ruta por el arte rupestre de este monte parte desde el mirador das Cachadas y se dirige hasta el entorno de los petroglifos de Portaxes y Real Seco. El primero de ellos destaca por la combinación de hasta 18 círculos concéntricos y otros dibujos de formas humanas, escenas de caza, armas e incluso molinos rupestres. En el caso de los petroglifos de Real Seco, la combinación de círculos concéntricos es incluso de mayor diámetro que el de As Portaxes (hasta 350 centímetros de máximo), si bien su estado de conservación es bastante peor que el del primer conjunto. 

Alto do Coello (Tui)

Mirador y petroglifos do Alto do Coello (Tui). Foto: Google Earth

En las tierras altas de la parroquia de Randufe, a poco más de dos kilómetros al noroeste del centro histórico de Tui, se localiza el Alto do Coello, donde los visitantes pueden disfrutar de las espectaculares vistas desde el mirador y área recreativa, así como de un interesante conjunto de petroglifos bien señalizados. La balconada natural se sitúa a más de 220 metros de altura sobre el nivel del mar y desde ella se puede divisiar buena parte del valle del Miño y la comarca do Baixo Miño. En lo Alto do Coello también destacan las formaciones rocosas que presentan dibujos milenarios de diferentes momentos de la historia, desde molinos naviculares de la era temprana del Neolítico (5.000 al 2.000 a.C.) hasta grabados de coviñas y zoomorfos de la Edad de Bronce (2.000 a.C.)  o cruces de la época más moderna. En total, existen hasta 14 estaciones de petroglifos en las proximidades del mirador, entre ellas la de As Fontiñas y Rozacús

A Pedreira y Auga dos Cebros (Oia)

A Pedreira, Oia. Concello de Oia

El municipio de Oia es uno de los más ricos de Galicia en cuanto a yacimientos prehistóricos se refiere. Lo cierto es que esta localidad de O Baixo Miño atesora cientos de hallazgos milenarios en todo su territorio, entre ellos algunos de los más singulares de Europa. Uno de los rincones más destacados forma parte de la Ruta Máxica de Oia y se encuentra en una zona conocida como A Pedreira, enmarcada en mitad de un mirador natural con vistas al océano Atlántico. En este punto se localizan diferentes grabados rupestre sobre rocas tales como líneas y coviñas interconectadas. Además, muy cerca del lugar se encuentra un conjunto de antiguos molinos rupestres que bien merecen una visita. 

Más allá de A Pedreira, en la parroquia de Pedornes se emplaza uno de los petroglifos más emblemáticos del arte rupestre primitivo de Galicia, situado sobre una losa granítica inclinada en el mismo lecho del río de Vilar. El petroglifo de Auga dos Cebros está considerado de los más antiguos del territorio gallego y en él aparecen representados una embarcación con sus velas y tripulares, así como  17 figuras de ciervos. Según apuntan los expertos, el repertorio iconográfico en cuestión se interpreta como un posible origen o influencia del mediterráneo oriental.