Concepción Arenal, Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán, Maruja Mallo o María Casares son sólo algunas de las consideradas como las mujeres gallegas más ilustres de la historia. El legado que dejaron todas ellas sobre la tierra ha logrado perdurar más allá del tiempo y de su propia existencia. No obstante, sus nombres no son los únicos que han contribuido a marcar de alguna forma la cultura, la sociedad e incluso la política de toda una época ―o más bien épocas― dentro y fuera de Galicia. Existe una figura no menos cautivadora que en su día también logró tejer una narrativa muy particular en la historia de la región: la escritora y periodista gallego-cubana Anisia Miranda Fernández (Ciego de Ávila, Cuba, 1932- Vila de Cruces, 2009), considerada una de las grandes embajadoras y revolucionarias de la cultura gallega del siglo XX.
Poetisa, cuentista, dramaturga y biógrafa, la vida de Anisia Miranda conforma una crónica fascinante entre dos culturas entrelazadas. Pionera en la literatura infantil y juvenil, su prosa fue como un faro que iluminó la imaginación de cientos de generaciones. De hecho, al otro lado del Atlántico, la escritora gallego-cubana integró las filas de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), y su obra educativa destacó por la capacidad que tenía de reformar desde la práctica una visión de la literatura dedicada a los niños y adolescentes introduciendo temas y personajes representativos de la nueva sociedad cubana. Pero Anisia fue mucho más que una mera escritora, fue una de las grandes e incesantes promotoras de la cultura gallega, reivindicando tanto el arte como la literatura surgida en Galicia y llegando a traducir al propio idioma a autores extranjeros de la talla de José Martí, Rubén Darío, Amado Nervo o Walt Whitman entre otros. Su labor trascendió fronteras y logró construir un sinnúmero de puentes literarios en el imaginario de todas aquellas personas que descubrieron la magia de sus palabras.
Una vida literaria entre dos mundos
Nacida en el año 1932 en el seno de una familia de emigrantes ourensanos en Ciego de Ávila (Cuba), los padres de Anisia Miranda dedicaron los primeros años de vida de la pequeña a subsistir de la agricultura en esta remota región de la isla. Sin embargo, la familia decide trasladarse poco después a la capital cubana para facilitar el acceso a la educación de su hija y es precisamente en La Habana, en la Escuela del Hogar, donde Anisia terminaría cursando sus estudios de magisterio hasta 1951. Cabe destacar que esta escritora de raíces gallegas empezó a destacar en el mundo de las letras a una muy temprana edad, publicando con sólo 12 años su primera colaboración en la prensa local. Otro momento clave en la historia de la gallega-cubana tiene lugar en el año 1953, en una época convulsa para la sociedad cubana en la cual la familia se aventura a cruzar el Canal de Panamá hacia Valparaíso y después los Andes en Tren para alcanzar la gran ciudad de Buenos Aires, lugar en el que Anisia Miranda completaría su formación en Periodismo.
Tras graduarse en el Instituto Grafo-Técnico y colaborar en el semanario Propósitos, dirigido por Leónidas Berletta, Miranda comienza a trabajar en la Embajada de Cuba en dicha capital. Lo cierto es que es en Argentina cuando desarrolla un estrecho vínculo con la cultura gallega que jamás dejaría de crecer en la vida y obra de esta gallego-cubana. De hecho, podría decirse que el País de la Plata se convirtió en la tierra fértil donde empezaron a surgir los primeros textos de poetas americanos traducidos al gallego, además de participar en exposiciones, animar tertulias y publicar su primer trabajo en prosa ―publicado en 1957 por el centenario del casamiento de Rosalía y Murguía. Se trata, sin lugar a dudas, de una etapa dorada en la que también conoce a muchas personalidades relevantes, entre ellas al escritor y periodista gallego Xosé Neira Vilas, con el que terminaría contrayendo matrimonio un 21 de febrero de 1957. Juntos fundaron una de las editoriales y distribuidoras de libros gallegos en América más reconocidas y emblemáticas del panorama literario: Follas Novas.
De la revolución de Cuba a la literatura infantil
Con el triunfo del movimiento revolucionario cubano, el matrimonio decide regresar a Cuba en 1961. Es entonces cuando Anisia Miranda se sumerge de lleno en sus labores periodística y el cultivo de las letras, trabajando en el Consejo Nacional de Cultura como redactora de la revista Pueblo y Cultura (1962-1963) dirigida por Alejo Carpentier así como en otras publicaciones esporádicas como el semanario infantil Pionero, del cual llega a posicionarse como jefa de redacción. De hecho, tan sólo dos años más tarde de su regreso al país natal, Anisia comienza a escribir para la Editora Juvenil (1963-1965) de Herminio Almendros y llega a ser nombrada por el propio Carpentier como coordinadora nacional de todas las ediciones para niños y adolescentes.
La verdad es que toda aquella labor periodística y editorial siempre estuvo acompañada de una incansable vocación literaria que la llevó a publicar todo tipo de obras de poesía, narrativa, teatro, viajes y hasta biografías. Muchos de sus trabajos contaron con varias ediciones y cientos de ejemplares vendidos, destacados títulos como Becados (1965), La primera aventura, Los cuentos cel Compay Grillo (1965), Vietnam y tú (1970), Mitos y Leyendas de la Antigua Grecia (1966, y con una versión en gallego de gran éxito), La casa de los títeres o Cantarolas (en colaboración con Neira Vilas) entre otras obras, en su mayoría, también traducidas al idioma gallego.
Además, también resulta de suma importancia su colaboración con los textos básicos del Ministerio de Educación para enseñanzas de primaria y secundaria. Por otro lado, aunque en esta misma etapa, Anisia Miranda dirigió del mismo modo un programa de radio dirigido a mujeres, escribió una retahíla de cuentos para esta misma plataforma y realizó importantes labores como integrante de la Comisión Histórica Cultural del Comité Nacional de Solidaridad con Vietnam que le valió la Medalla Ho Chin Minh y la Orden de la Amistad del Gobierno de Vietnam.
Galicia hasta el final de sus días
Corría el año 1972 cuando Anisia Miranda viajó por primera vez a Galicia de la mano de su esposo, Xosé Neira Vilas. Tras una docena de visitas más con fechas prefijadas de ida y vuelta, y con motivo de la jubilación de ambos autores, el matrimonio decide regresar definitivamente a tierras gallegas e instalarse en la aldea de Gres, Vila de Cruces, en el año 1992. Es precisamente en el pueblo natal de Neira Vilas, la voz del rural y la emigración gallega, donde esta pareja de literatos pone en marcha la Fundación Neira Vilas, en la que Anisia, como vicepresidenta de la misma, se dedicó a la organización de la biblioteca y las actividades culturales que allí se llevaban a cabo hasta su fallecimiento en octubre de 2009 a causa de un derrame cerebral. Cabe destacar asimismo que, en los primeros años del siglo XXI, la autora gallego-cubana también dedicó parte de su tiempo a organizar en Galicia distintas acciones para dar a conocer el caso de los conocidos como "Cinco de Cuba", un grupo de antiterroristas cubanos encarcelados de manera injusta en Estados Unidos.