Galicia es tierra de pazos. A día de hoy, muchos de estos palecetes mágicos vinculados de forma tradicional a la nobleza gallega abren sus puertas al público para que el visitante pueda sumergirse dentro de la historia, naturaleza y belleza que recorre desde tiempos inmemoriales a estas históricas propiedades. Sin ir más lejos, el Pazo de Pegullal conforma una muestra perfecta del pasado señorial de la Galicia más rural e interior de las Rías Baixas. El citado caserón de piedra se encuentra enmarcado dentro de los límites del municipio de Salceda de Caselas, en pleno valle del Condado de Tea. Un lugar repleto de encanto que en el presente sirve como epicentro para la producción de vinos, aceites, cosmética natural e incluso frutos como el kiwi.
Rodeado por una monumental muralla y un portalón de entrada que ostenta el escudo de armas de varias familias ilustres de Galicia, la historia de este emblemático palacete hunde sus raíces allá por el siglo XVIII. De hecho, Pegullal evoca lo mejor del Mundo Antiguo, con un diseño propio del renacimiento italiano que logra una sincronía absoluta con lo clásico. Junto a las riberas del Miño, el jardín del pazo llama la atención por su particular trazado geométrico, cuyo conjunto se encuentra adornado por una exuberante vegetación, paisajes de boj, laberintos, estanques y otros elementos arquitectónicos y etnográficos de enorme valor. Además, la finca agrícola que se extiende por el resto de la propiedad se ha convertido en el presente en una fuente de productos de alta calidad de marca gallega, como es el caso del albariño del Pazo Pegullal, elaborado bajo la Denominación de Origen Rías Baixas. Por otro lado, cabe destacar que en la actualidad también es posible formar parte de una visita guiada con cata para descubrir en primera persona el encanto y la historia de este pazo gallego.
Breve historia del pazo
El Pazo de Pegullal impacta nada más verlo. Su vinculación con la historia de Galicia se pone de manifiesto a través de sus sucesivos propietarios, todos ellos pertenecientes a familias nobles de la época. De hecho, el perímetro de la finca se encuentra delimitado por una monumental muralla de piedra y en la única puerta de entrada ―flanqueada por dos torres cilíndricas con cruces sobre remates esféricos― todavía son visibles los escudos de armas de linajes como el de los Correa, Mendoza, Quirós, Sarmiento y Soutomaior, entre otros. A través de esta vía se accede al edificio principal y sus majestuosos jardines repletos de elementos tradicionales como un hórreo de 14 metros de largo y 18 pies; o una capilla dedicada a San Benito, situada junto a un ejemplar de carballo con más de 600 años de existencia.
En cualquier caso, la propiedad en su conjunto conforma una auténtica joya patrimonial y arquitectónica, sobre todo en el caso de la estructura principal que conforma la vivienda, ya que se trata de un excepcional edificio barroco que hunde sus raíces en el siglo XVIII. No obstante, existen referencias a la propiedad desde un par de siglos antes, cuando Pedro de Alemparte Correa compró al rey Felipe II la "Feligresía de Santa María de Salceda" para edificar una casa solariega y la granja de Pegullal. Cabe recordar que en sus orígenes más remotos este palacete gallego fue un pequeño convento conocido como el Convento de Santa María de Salceda, el cual estaba formado por un pequeño edificio que se correspondería con la parte más próxima al citado templo religioso.
Ya a finales del siglo XX, alrededor del año 1987, el Pazo de Pegullal fue adquirido por los propietarios actuales. De hecho, fue Rosario Andrade la responsable de la reconstrucción y rehabilitación de las distintas edificaciones, recuperando un patrimonio histórico-artístico sin precedentes en Salceda de Caselas. Del mismo modo, la propietaria también supo ver el potencial natural y paisajístico del entorno e impulsó la creación e instauración de nuevos elementos exteriores como los estanques, fuentes y hasta camelias. Y en lo que respecta a la finca agrícola, además de producir vinos, kiwis y otras frutas hortícolas, desde el año 2013 también se comercializan diferentes productos bajo la firma del Pazo de Pegullal, entre ellos el albariño Tanto Me Da* y Heritage; el aceite de oliva virgen extra El Olivar D’Pegullal así como varias colecciones de cosmética natural elaborada a base de aceite de camelia.
Un presente como finca agrícola
Con el paso de los años, muchos de los históricos palacetes gallegos experimentaron su particular metamorfosis hacia la actividad bodeguera, entre ellos el Pazo Pegullal. No obstante, la reconversión de esta propiedad del sur de Galicia resulta más interesante si cabe, pues además de producir vinos bajo la Denominación Rías Baixas, sus propietarios también han querido apostar por la comercialización de aceites, cosmética natural e incluso fruta.
En el caso particular de la cultura del vino, los viñedos de la finca se extienden a lo largo de 30 hectáreas rodeadas de bosques autóctonos y jardines de camelias, enmarcados dentro de la subzona de Rías Baixas Condado de Tea. De hecho, el entorno que envuelve a las parras hace que los vinos obtenidos tengan unas notas afrutadas y florales muy características. La elaboración de los mismos se lleva a cabo en depósitos de acero inoxidable y la tecnología adecuada para la producción de vinos blancos de albariño. En la actualidad la marca vinícola del pazo tiene tres botellas en el mercado : Albariño Pazo Pegulla, Tanto Me Da* y Heritage.
En lo que respecta al aceite de oliva, cabe destacar que los terrenos en los que crecen los olivos se encuentran ubicados en la zona de Tomiño y O Rosal. Allí nace la marcal del Olivar D’Pegullal, con variedades como el Arbequina y Picual en su mayoría. En su proceso de elaboración el zumo de oliva se extrae en la propia almazara del pazo, a través de un meticuloso prensado en frío para que el aceite producido conserve todas sus propiedades naturales. También en la finca del Pazo Pegullal destaca la plantación de kiwi gallego, un producto de excelente sabor y calidad obtenido siguiendo las normas de Producción Integrada de los recursos y los mecanismos de producción natural.