El 17 de junio de 1901 nacía en Marín uno de los pintores gallegos más brillantes del siglo XX, Manuel Torres Martínez (1901-1995). Este maestro, humorista gráfico y genio autodidacta desplegó su creatividad en todos cuantos modos de expresión fue capaz a través del arte y su amplia gama de estilos, desde el óleo a la acuarela, pasando por técnicas secas como el pastel e incluso otras como el linóleo o el grabado. Lo cierto es que el mundo que se abre paso en sus cuadros conforma un retazo inmaculado de sus diferentes etapas pictóricas, una ventana abierta a su evolución desde un expresionismo esperpéntico y neofigurativo hacia un expresionismo abstracto mucho más maduro, con piezas que adquieren una dimensión poscubista y geométrica fascinante antes de enlazar con una etapa impresionista que está muy presente en sus paisajes a partir desde la década de los 60. En cualquier caso, cabe señalar que el corazón de sus obras late con el pulso de un costumbrismo ligado a las escenas marineras y rurales que dan vida al universo artístico de Manuel Torres.
Sobre su vida y obra podemos decir que el arte ha acompañado a este pintor marinense desde su infancia, si bien es cierto que acabó estudiando magisterio y ejerciendo como tal desde el año 1925 hasta su jubilación en 1967 ―a excepción de un curso en el que es cesado en 1936. En su faceta más literaria e ilustrada, Manuel Torres empezaría a asistir a tertulias en el icónico Café Derby, donde se llegó a relacionar con figuras tan destacadas como Rafael Dieste, Carlos Maside o Blanco Torres. Alrededor del año 1920 comenzó a escribir como corresponsal para el Faro de Vigo, y posteriormente también haría lo propio en otras revistas y diarios como Suevia, Sonata Gallega, la Noche, Galicia Emigrante,El Sol, El Pueblo Gallego, la Región, La Voz de Galicia y Diario de Pontevedra. Cabe señalar que en muchas de estas publicaciones no sólo llegaría a escribir, sino que también acabaría haciendo dibujos de humor. En el presente, su legado se mantiene vivo en las entrañas del Museo Municipal Manuel Torres de Marín, cuya exposición permanente se compone de cerca de 80 obras firmadas por el artista. Además, el resto de salas del espacio museístico recogen otras exposiciones temporales de artistas plásticos contemporáneos y artesanos.
Vida y obra de Manuel Torres
El paisaje es uno de los temas constantes en la obra de Manuel Torres, aunque la realidad es que no pintaría su primera escena hasta los 13 años de edad, recibiendo poco después lecciones del pintor Lino Gerpe. Sin embargo, la inquietud por el mundo del arte y la pintura ya le había acompañado desde la niñez. Pese a todo, Torres Martínez terminó cursando estudios de Magisterio y alternando su profesión con su gran aficción artística y literaria. En su primer destino como maestro en Campo Lameiro (Pontevedra) es cuando tiene la oportunidad de acercarse a los problemas del mundo rural, lo que, sumado al ambiente marinero del procede ―así como de ser un gran conocedor de la Xeración Nós y la obra de Castelao― hace despertar en él una conciencia de la problemática social gallega, lo que se convierte en una temática constante en su producción artística.
En el año 1925 fue traslado a Canido, en la parroquia viguesa de Oia. Se trata de un momento clave en su trayectoria artística y literaria, pues es en esta etapa cuando empieza a asistir a las tertulias del Café Derby y a conocer a distintas personalidades que influyen en su formación tales como Rafael Dieste, Carlos Maside, Paz Andrade o Blanco Torres. También es en este momento cuando comienza a realizar las primeras labores gráficas para Faro de Vigo. En 1927, la Deputación de Pontevedra le concede una bolsa para completar su formación y se traslada a Madrid. En la capital, Manuel Torres dedica parte de su tiempo a asistir a clases de dibujo y pintura, visitar museos, conocer ilustradores de la prensa local (como Lluís Bagaria y Federico Ribas) e incluso a participar en exposiciones colectivas de Arte Galega. De hecho, en Madrid realiza una serie de viñetas para El Sol y La Libertad entre 1929 y 1936 (hasta la Guerra Civil), donde el tema principal es el pueblo, con personajes populares y diálogos que van de la mano de la crítica social, política, filosófica y coloquial. Esta etapa coincide además con el interés de Torres Martínez por el grabado a través de la técnica del linóleo, como El puerto pesquero o Mujer con cesta en la cabeza, los cuales aparecieron en revistas como Cristal y Spes.
En la década de los 30, la figura artística de Manuel Torres empieza a ser apreciada tanto dentro de Galicia como en la capital madrileña. El pintor gallego se ve entonces atraído por la pintura europea de entreguerras, una corriente influye de manera poderosa y evidente en sus piezas. Cabe destacar que entre 1931 y 1933, la Deputación de Pontevedra le otorga otras nuevas prestaciones que le permiten viajar a París. Además, en 1932 lleva a cabo en su localidad natal su primera muestra individual y su cuadro El buzo es admitido en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid. También empieza a mostrar un interés por la escultura, si bien su producción en este género no resulta tan abundante como en el pictórico. En cualquier caso, sus trabajos esculpidos en estos años muestran, al igual que en el dibujo, a tipos populares, formas rígidas y macizas del romántico, y una tendencia absoluta a la expresividad. Además, su afinidad ideológica con el grupo de los Renovadores le marca políticamente, por lo que entre 1941 y 1942 es trasladado a la escuela de Petán (A Cañiza), aunque finalmente no ocupa el puesto para recuperar su plaza en Marín un año más tarde, donde permanece hasta la jubilación (en 1967), cuando intensifica su dedicación al mundo del arte y a explorar nuevas metodologías como el óleo rascado o la aguada.
Con todo, cabe recordar que ya en la década de los 50 puede relacionarse la pintura de Manuel Torres con el expresionismo abstracto de Willem de Kooning, desgarrando la figura humana pero sin alejarse del todo de ella. También merece una mención especial la serie de dibujos al pastel que realiza a partir de 1951, en los cuales renuncia a la policromía para adornar sus piezas de blancos, negros, ocres y sanguinas. Es a partir de los años 60 cuando Torres produce sus mejores óleos: Siesta, Peixeiras, Mujer Sentada o Descanso forman parte de la producción artística de estos años, más cercana a la exaltación de la mujer campesina gallega y a las formas poscubistas y geométricas. En contraposición, con las acuarelas su producción se vuelve mucho más tenue, envolvente e incluso poética.
En las entrañas del Museo Municipal Manuel Torres
El arte en Marín tiene un nombre propio y ese es Manuel Torres Martínez. Se trata, sin lugar a dudas, del pintor más importante de esta villa marinera, el cual da nombre al propio museo municipal de esta localidad enmarcada en las Rías Baixas. El espacio museístico en cuestión se encuentra ubicado en la Avenida de Ourense, entre la Casa Consistorial y la Alameda de Rosalía de Castro, y en su interior se mantiene vivo el legado pictórico del marinense. La exposición permanente del museo contiene alrededor de 77 obras y más de 500 dibujos, apuntamientos y bosquejos donadas por el propio artista, entre ellas varias piezas paisajísticas, bodegones, grabados, retratos, dibujos a lápiz o tinta e incluso esculturas.
No obstante, la producción artística de Manuel Torres no es el único arte que se exhibe en el Museo Municipal, sino que en el resto de salas también es posible contemplar todo tipo de exposiciones temporales de otros artistas locales y emergentes, artesanos y pintores contemporáneos de Galicia. Además, la entrada al espacio es totalmente gratuita en el horario habitual de la sala de exposiciones, es decir, de martes a viernes de 11:00 a 14:00 horas y de 18:00 a 21:00 horas; así como los sábados y domingos en horario de mañana. Cabe recordar asimismo que todos los lunes y festivos el Museo Municipal Manuel Torres cierra sus puertas por descanso.