Isla de Ons.

Isla de Ons.

Cultura

La única fábrica de púrpura del noroeste de la Península Ibérica estaba en la isla de Ons

La isla gallega se convirtió en el eje del comercio marítimo de la Roma Imperial, con factorías de salazón y un potente complejo industrial donde se creaban los tintes que teñían los ropajes de los altos dignatarios romanos

26 mayo, 2024 05:00

Enmarcada en la bocana de la ría de Pontevedra, la isla de Ons conforma uno de los grandes paraísos naturales de los que puede presumir las turísticas Rías Baixas. El archipiélago en cuestión forma parte del conocido Parque Natural de las islas Atlánticas de Galicia ―junto con Cíes, Sálvora ay Cortegada―, convertido en una barrera natural que protege a la ría de las impetuosas aguas del océano Atlántico y un refugio para la flora y fauna, tanto marina como terrestre. No obstante, ya al margen del enorme y evidente patrimonio natural y paisajístico de la isla, Ons también se presenta al viajero como una cápsula del tiempo excepcional, testigo directo de la evolución de las distintas sociedades castrexas, romanas y medievales. De hecho, entre sus límites se erigió hace varios siglos la única fábrica de púrpura de todo el noroeste peninsular, un potente complejo industrial romano del que partieron los tintes que colorearon las indumentarias de los altos dignatarios de la Roma Imperial. 

Lo cierto es que las excavaciones llevadas a cabo en los últimos años en el poblado del Castro dos Mouros, datado de la Edad del Hierro y habitado hasta bien entrado el siglo V, han puesto al descubierto más de seis siglos de historia en este archipiélago gallego, convertido durante décadas en eje del comercio marítimo. De hecho, así lo confirman hallazgos tan interesantes como unas ánforas y vajillas itálicas y béticas que los nobles utilizaban para presumir de status. En aquellos tiempos dorados, Plinio el Viejo se refería a este destino como Aunios, hoy más conocido por todos como Ons. Por ella pasaban productos con origen y destino en cualquier rincón del Imperio Romano, desde salsas de pescados (garum), aceites, vinos o vajillas hasta los ya mencionados pigmentos púrpuras para vestir las túnicas de los césares romanos. El trabajo arqueológico en este primer asentamiento isleño de Ons ha arrojado luz sobre su historia, si bien los expertos no descartan la posibilidad de que ya hubiese presencia humana en la isla durante la prehistoria

La importancia de la ocupación romana

Excavación en la isla de Ons. Foto: Organismo Autónomo Parques Nacionales

Excavación en la isla de Ons. Foto: Organismo Autónomo Parques Nacionales

Gallaecia fue un punto marítimo y comercial estratégico para la antigua Roma, por ello su conquista resultó ser tan importante para esta civilización. La realidad es que su paso por el territorio gallego dejó multitud de restos de su cultura e ingeniería, algunos de ellos que todavía perduran en nuestros días, como es el caso de Montefurado, el túnel romano fruto de la minería aurífera que cambió el curso del río Sil. Pero no sólo el interior de la región se vio afectada por la romanización, también el archipiélago de Ons experimentó su propio proceso durante su ocupación. Las antiguas viviendas circulares, tan típicas de la cultura castrexa, dieron paso a la construcción de viviendas cuadradas de hasta dos pisos y pórticos que miraban al mar; mientras que los platos de madera propios de la Edad de Hierro se sustituyeron por vajilla de cerámica. De hecho, según apuntan los arqueólogos, es probable que estos edificios hubiesen estado habitados por los trabajadores de las tres fábricas de salazón que existieron en la isla, así como por aquellos que faenaban en la industria de fabricación de tinte púrpura, considerado como el oro de la época

Cabe destacar el hecho de que esta fábrica de pigmentos de Ons es la primera que se ha podido localizar en todo el noroeste peninsular. Si bien es cierto que ha habido hallazgos de este tipo de industrias en lugares de Andalucía, el Algarve portugués e incluso Canarias, nunca antes se había confirmado una ubicación tan septentrional dentro de la Península Ibérica. En lo que respecta a los antiguos procesos para la obtención de la púrpura imperial (también llamada púrpura del tiro, debido a su origen fenicio), los habitantes de la isla utilizaban múrices (Stramonita haemastoma), un tipo de molusco hoy extinto en la zona que segrega la sustancia colorante a través de sus glándulas. Estas fábricas se construyeron alrededor del siglo I d.C. y se mantuvieron en activo hasta al menos el siglo IV. 

Conchas de múrices utilizados para la obtención del tinte púrpura. Foto: Wikipedia

Conchas de múrices utilizados para la obtención del tinte púrpura. Foto: Wikipedia

De hecho, es preciso mencionar en este punto que en el antiguo basurero prerromano de A Lanzada (cuncheiros), ubicado muy próximo a la isla, también localizaron hace algunos años los restos de conchas de esta especie ya desaparecida. Además, hoy por hoy, el múrice es uno de los grandes protagonistas de la sala de arqueología del Centro de Interpretación de Ons. Más allá de la púrpura, desde la isla de Ons también se llegaron a exportar todo tipo de productos que tomaron rumbo a distintos puntos conquistados por la civilización romana. Las ánforas que fabricaban los hornos ubicados en Bueu fueron llenadas durante décadas de una salsa de pescado conocida como garum, muy presente en la gastronomía romana. Del mismo modo, estos viejos cántaros se cargaron de vinos, aceites y otros enseres que iniciaron una exportación de Galicia para el mundo que ha perdurado hasta nuestros días.