Los protagonistas de las viñetas de Roberta Vázquez (Santiago de Compostela, 1989) suelen ser animales antropomorfos, frutas e incluso comidas. Gatos bien punkis, ratones ataviados con chupas de cuero u hortalizas con zapatillas deportivas, todos ellos a todo color, pueblan el universo visual de la artista y dan voz a historietas en las que prima el sarcasmo, el humor y una dosis de crítica social.
Aunque es gallega, vive desde hace más de una década en Barcelona y es allí donde radica gran parte de su trabajo. "Mucha gente de aquí siempre me dice 'nunca haces nada en Galicia'. No sé, he hecho 200 millones de cosas hace diez años y nadie venía", comenta entre risas.
Con todo, estos meses "ha cumplido" con quien la reclama por tierras gallegas. Más allá de los viajes para visitas familiares, Vázquez ha estado por Galicia presentando su último libro, Casa desastre (Blackie Books, 2024) y esta semana se encuentra en Vigo para inaugurar la exposición Hago lo que puedo, en la Galería Maraca (calle Doutor Cadaval, 12).
La muestra, que recopila centenares de dibujos, bocetos y copias originales de la artista, se ha presentado este pasado jueves y podrá visitarse hasta el próximo 15 de julio. Además, mañana sábado impartirá un taller de creación de personajes en Maraca cuyas inscripciones están abiertas. Aprovechando su visita a Vigo, charlamos con Roberta sobre el trabajo creativo, la autoedición o "dejar de tener la responsabilidad" de hacer activismo constante a través de sus obras.
- Pregunta: ¿Qué tal la vuelta a Galicia? ¿Alguna vez te has planteado vivir aquí de nuevo?
- Respuesta: Eso no es una opción. Estoy muy feliz allí [en Barcelona] y evidentemente tengo mi infancia y todo aquí, pero es que me he ido muy pronto. Estaba en Santiago, estudié Bellas Artes en Pontevedra y después ya me fui. Llevo mucho tiempo fuera, toda mi vida la he construido fuera.
- ¿Barcelona te recibió con los brazos abiertos?
- R: Es una ciudad muy dura, pero creo que ha merecido la pena insistir Evidentemente vengo aquí [a Galicia] cuando puedo a ver a mi familia y en el último año sí que he venido más por curro, que también me mola. Mucha gente de aquí siempre me dice 'nunca haces nada en Galicia'. No sé, he hecho 200 millones de cosas hace diez años y nadie venía, ¿sabes?
- Ese éxodo hacia Barcelona o Madrid es común entre la gente joven que quiere dedicarse a un trabajo creativo. ¿Crees que es cierto que hay más oportunidades allí? ¿Animarías a los jóvenes a ello?
- En cualquier sitio al final siempre se hacen cosas. Es ridículo porque en Barcelona al final es un nicho, igual que tienes aquí en Galicia. Al final es la misma gente. Son circuitos muy pequeños. En grandes ciudades creo que es más sencillo montar cosas porque hay más gente que se dedica a esa cosa "nicho". Entonces parece que es más, pero en realidad es lo mismo, solo que es un sitio más grande y hay más gente que se está uniendo en ese frikismo.
- El frikismo llama al frikismo.
- Claro, claro. Para mí fue un poco fortuito acabar en Barcelona. Mi prima llevaba allí un año y necesitaban un compañero de piso, así que allá fui y me he quedado. Pero en Madrid es lo mismo o en Valencia también, es la misma gente que está rulando. La putada de Galicia es que está menos comunicada que Madrid o Barcelona, es más difícil llegar a los otros nichos, pero yo creo que aquí hay muchas cosas que hacer.
- Siempre está guay probar e irse fuera, pero no creo que sea necesario. Creo que es más fácil cuanta más gente conoces que se dedica a lo mismo, aunque también te digo: todos los trabajos que tengo los consigo por Internet, si no viviese aquí sería lo mismo. Yo sigo esperando todavía ese momento de estar en el sitio adecuado en el momento adecuado. No me ha pasado nada tan espectacular como para tener que vivir en Barcelona a propósito por trabajo, simplemente he hecho mi vida allí.
"Evidentemente, voy a seguir teniendo un discurso feminista y cuando hable de esto voy a posicionarme; antes me daba rabia, ahora lo veo inevitable"
- Eres una de las autoras referentes del cómic de vanguardia en España, así lo constató la exposición 'Constelación Gráfica', organizada en el CCCB y que recopilaba una selección de artistas femeninas de la era 'milenial'. ¿Percibes esa etiqueta como un honor o como una responsabilidad?
- Ya me pongo yo demasiados agobios como para pensar que esto es algo más. Es un honor y lo agradezco mucho.
- En los últimos tiempos han aumentado los nombres de mujer en las librerías: muchas autoras han criticado que se las mete en el mismo saco; otras personas opinan que es solo una moda del mercado editorial. Como coetánea de otras conocidas ilustradoras como Bárbara Alca o María Medem, ¿consideras que ocurre lo mismo con las autoras en el mundo del cómic?
- Creo que cada vez menos, pero sí que es una losa que hay que llevar y no sé si voy a dejar de llevarla algún día o si mis hijos lo verán. También creo que con los años he aprendido también a dejar de tener la responsabilidad de "tengo que enseñarle a esta persona que no se entera cómo funcionan las cosas". Yo no soy profesora de nadie.
- Evidentemente, voy a seguir teniendo un discurso feminista y cuando hable de esto voy a posicionarme; antes me daba rabia, ahora lo veo inevitable. Por suerte, creo que cada vez hay más entrevistadoras mujeres que no te hacen preguntas estúpidas. Este rollo de preguntar "¿cómo es ser mujer y hacer cómic?". Es como tío, estoy contando mis cosas, igual que un hombre.
- Cuando fue la exposición del CCCB me enteré de que había gente diciendo "Habrase visto, ahora solo hay exposiciones de mujeres. ¿Qué pensaríais si viéramos una exposición de solo hombres?" y yo pienso en que no me hace falta imaginármelo, porque es lo que llevo viendo toda la vida.
- Es interesante lo que comentas de no ser profesora de nadie. Se espera que una autora haga activismo solo por el hecho de ser mujer.
- Hay veces que me apetece y que lo siento necesario y otras que simplemente estoy agotada por mil motivos más. No puedo estar teniendo tantas luchas al día, ¿sabes? Es agotador tener que escuchar cosas que van en contra del sentido común cada día y tener que decir "pues lo dejo pasar o lo lucho".
Autoedición y marca personal
- Tu carrera ha estado vinculada desde sus inicios a los fanzines. ¿Qué enseñanzas del mundo de la autoedición te han servido para enfrentarte a los circuitos mainstream?
- Lo que digo siempre es que a pesar de que he tenido la suerte de trabajar con editoriales que me dan muchísima libertad, al final estás cumpliendo con alguien. Si haces algo para ti de manera autogestionada no tienes una presión de que haya un cierto acabado estético dentro de lo más perfecto posible; si lo hago para mí, lo pinto mal y lo escaneo y lo pongo aquí y no me voy a rayar, pero cuando trabajas para alguien tienes más en cuenta qué va a pensar.
- Tener un tiempo de entrega también corta de alguna manera la creatividad, es inevitable. A veces le dedico tres semanas a una cosa que quiero hacer, pero al final tengo que pagar unas facturas y esto [el trabajo] me da dinero, por lo que todo se pervierte de alguna manera.
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Me sigue gustando hacer fanzines porque de alguna manera eso ha sido ensayo y error para luego hacer cosas más acabadas y más 'pro'. En un libro también la ventaja de que te lo van a editar y van a hacer una inversión que yo no podría hacer, con un buen papel, unos colores y una imprenta. Son dos cosas muy diferentes que creo que se retroalimentan entre sí. Hay mucha gente que es como "hago fanzines y luego si empiezo a editar [fuera del circuito de autogestión] lo dejo de hacer". Para mí no es así, son dos cosas que tienen que estar unidas, se complementan.
- Como freelance, ¿qué consejo le darías a quien se lo está planteando o está empezando?
- Le diría que las cosas van a llevar su tiempo, que es una carrera de fondo muy larga, que si realmente es algo que quieres hacer, lo vas a acabar haciendo porque no puede ser de otra manera, pero es una cosa agotadora que pone a prueba tu paciencia, tu autoestima, tus límites. También le diría que no hay que tener prisa. Hay gente que me ha escrito por email en plan "oye, qué puedo hacer para no sé qué?" y es como "hostia, tienes 19 años". Cuando yo tenía 19 años creía que al año siguiente me iban a pasar las cosas que están empezando a pasarme ahora. He estado 15 años picando piedra y ni siquiera es suficiente. A día de hoy en realidad le diría "tú verás" (risas).
- Es una mierda porque cuando esto empieza a ser tu trabajo se pervierten ciertas movidas creativas. A veces es difícil encontrar ese equilibrio entre solo currar para gente y hacer cosas para una misma. Yo estoy en ello ahora y creo que estoy cerca de salir del hoyo, a ver qué tal.
"Cuando yo tenía 19 años creía que al año siguiente me iban a pasar las cosas que están empezando a pasarme ahora"
- En oficios creativos como el tuyo parece que siempre entra en conflicto qué es trabajo y qué eres tú como persona, ¿no? También se puede acabar cayendo fácilmente en la autoexplotación...
- Exacto, mucho más. Además, que te digan algo malo, en plan "corrige esto", que es algo que debería ser normal, te lo puedes tomar de una manera personal porque esto forma parte de ti de alguna manera.
- De unos años para aquí se habla mucho de reforzar la llamada marca personal. ¿En qué momento te quitas la careta de soy dibujante de cómic y soy solo Roberta? ¿Cómo trazas las fronteras entre una cosa y otra?
- Si no ves que todos estamos metidos dentro de una rueda capitalista, entonces es imposible. Creo que cuando la gente presenta lo de hacer tu propia marca igual tiene unas pretensiones diferentes a las que pueda tener yo y les irá mejor porque ganarán más dinero y serán más felices, porque estarán más tranquilos.
- Yo no creo que sea una persona que tenga unas pretensiones de tener muchísimo dinero, simplemente no tener a veces que ir trampeando con lo básico... Porque con esto igual un mes es muy bueno y luego tienes dos que no, es mucho de vivir al día y eso mentalmente, a veces, quema. Si viene una racha buena te confías y crees que no va a bajar otra vez.
- Instagram funciona como gran escaparate de tus obras. ¿Recibes mucho hate?
- No tanto como podría, aunque me hacen gracia los haters. La gente que te sigue al final le interesa lo que haces, si no te dejan de seguir. Si una cuenta más grande, como Cultura Inquieta, publica algo tuyo entonces llega gente de más sitios y empieza la fiesta.
- ¿El algoritmo te ha afectado a la hora de trabajar? ¿Has notado cierta presión para dibujar por el hecho de publicar más en redes?
- Llevo un año pasando un poco [de las redes] y evidentemente, Instagram te castiga y no se ven tanto tus posts. La época en la que subía muchas cosas, más que como una presión, lo veía como un juego. A mí me divierte porque hacía las cosas que a mí me molan y son las que más le gustan a la gente. Tenía más tiempo libre porque no estaba haciendo las cosas que he estado haciendo los dos últimos años (el libro para Blackie Books o la exposición del CCCB), así que mi plan a partir de septiembre es volver a subir más, hacer más de mis cosas. También es que si subes algo y mil personas te dicen que mola, pues te vienes arriba y te da ganas de hacer más (risas).
- Este año has hecho de curadora para la expo "Lo que sucede en la habitación". Tú misma indicaste que "todas las artistas que participan en esta colectiva tienen dos cosas en común: son dibujantes y crean historias entre las cuatro paredes que tiene una habitación". ¿Tú también eres de las que crean desde su cuarto?
- Lo he hecho hasta hace dos meses, que me he mudado, pero estaba al borde del delirio. No podía seguir currando en mi cuarto. El tema de despertarte y ver la mesa al lado, con la cosa que no has terminado... así no te puedes levantar de buen rollo (risas). El capitalismo te lleva a una precariedad imposible; si quieres estar viviendo en un sitio como Barcelona es muy complicado tener un espacio correcto para hacer ambas cosas [dormir y trabajar].
- Por primera vez en mi vida voy a tener en la misma casa una habitación para mi curro, que comparto con mi novio, pero, que comparto con mi novio pero puedo destinar solo a currar. Imagínate estar durmiendo y despiertas y estás en tu oficina. Es de locos. Y es como si tu jefe está allí, porque de repente estás durmiendo con el móvil al lado y recibes un mail de alguien que te dice "no has enviado esto". Es una locura vivir así, antes lo llevaba bien porque era muy idealista.
- ¿Qué lugares te inspiran?
- El acuario, por ejemplo. Me gusta estar en un sitio con animales. Por ejemplo, un parque donde hay patos. Hace poco estuve en Badajoz y había un parque que estaba lleno de pavos reales y flipé. Estas cosas me dan buen rollo y como que de alguna manera me parece inspirador. Igual no voy a dibujar nunca un pavo real, pero es como que de alguna manera siento que ver animales de cerca me da buen rollo.
Casa desastre
- Tu nueva publicación es un cómic para niños, Casa desastre, editado por Blackie Books. Se presenta como una historia "tan familiar como Friends. Tan entrañable como Aquí no hay quién viva. Tan desternillante como Bob Esponja". Utilizando esa misma fórmula de referencias de la cultura pop, ¿qué referentes conforman el universo personal de Roberta Vázquez?
- Precisamente esos son algunos de ellos. He coloreado casi todo el libro con Aquí no hay quien viva de fondo. Friends también es como una serie de cabecera para mí, para tener de fondo, porque me la sé de memoria. Ahora me la pongo en inglés para sentir que los chistes son un poco distintos.
- Más allá de esas, Los Simpson o El rey de la colina. Todas las series de animación de los años 90 me molan mucho, tipo Los motorratones de Marte, las Tortugas ninja, Arthur, La banda del patio, Los Rugrats. Todo esto también me ha influenciado mucho a la hora de dibujar, de crear espacios, está muy presente en mis cosas.
- ¿Qué tal ha sido la experiencia de hacer un libro para niños? ¿Repetirías?
- Sí, la idea es seguir. Tenía un poco la idea de hacer el libro que a mí me hubiera gustado tener de pequeña. He cogido referentes que me gustaban en ese momento, cosas tan básicas como Zipi y Zape, que no sé si se nota en el libro. A mí me gustan mucho los libros ilustrados, donde había detalles que mirar, entonces por eso quise meter en Casa desastre dobles páginas con detallitos, que no solo sea la historia, esas cosas que fueron las que me han dado ganas de dibujar a mí desde niña.
- No ha sido tan diferente a los otros cómics que he hecho. Simplemente ha habido que recortar en cosas no aptas para todos los públicos. De hecho, creo que este libro es más 'yo' que el anterior, que era para adultos. Costó empezar y encontrar el tono, pero una vez se logró fue rodado.
- ¿Cuáles son tus futuros proyectos?
- Acabar de decorar mi casa, que me acabo de mudar; irme de vacaciones, que llevo años sin irme de vacaciones, y después del verano, empezar a hacer mis propias cosas para reabrir mi tienda online atendiéndola como es debido; centrarme en hacer productos nuevos, camisetas nuevas, un fanzine nuevo. Quiero tener menos cosas y escogerlas mejor. Hacer las cosas sin prisa sería mi mayor proyecto.