Estas primeras jornadas del mes de septiembre arrancaban en la región con la recogida de uva, en las subzonas del sur de la provincia ―O Rosal y O Condado, pues tienen una maduración más temprana―, por parte de una veintena de bodegas de las 179 que integran en la Denominación de Orixe Rías Baixas. Ahora bien, la mayor parte de la actividad de la vendimia se desarrollará entre la segunda y última semana de septiembre, con la previsión de un leve descenso en la producción de acuerdo a las estimaciones del Consello Regulador.
La Denominación de Orixe Rías Baixas abarca la mayor parte de la provincia de Pontevedra y una pequeña zona de A Coruña; y se encuentra dividida a su vez en cinco subzonas: Val do Salnés, O Rosal, Ribeira do Ulla, Condado do Tea y Soutomaior. Se caracteriza por el minifundio extremo y en la actualidad ocupa unas 4.184 hectáreas repartidas entre más de 22.500 parcelas.
En las Rías Baixas existe una tradición vitivinícola que se pierde más allá del tiempo, si bien desde 1988 esta adquirió un papel fundamental en el desarrollo de la economía de Galicia. Lo cierto es que este rincón del territorio gallego posee un terroir único y privilegiado que favorece el cultivo de la vid y, más en particular, de la uva Albariño. El clima atlántico, los suelos graníticos y la clara influencia marina han configurado unas condiciones excepcionales para que este tipo de uva alcance su máximo potencial en el territorio. Además, cabe recordar que el cultivo de las variedades autóctonas es asimismo otra de las grandes señas de identidad de la viticultura llevada a cabo en las Rías Baixas
Características y origen del vino Albariño
Los mitos y leyendas han envuelto desde hace décadas al origen de la variedad reina de los vinos de la Denominación de Origen Rías Baixas, si bien los últimos estudios científicos y genéticos desvelan que se trataría de una variedad autóctona gallega. La realidad es que la historia de la uva albariña ha apuntado siempre en múltiples direcciones: algunas voces sugerían que podría ser un tipo de uva importada en el siglo XIII por los monjes Cluny desde Francia; mientras otras comparaban sus características con las de la riesling alemana. En cualquier caso, su producción monovarietal es la de mayor éxito en esta zona geográfica. Se trata de una uva menuda, de color amarillo pálido con tonos verdosos y de maduración tardía, lo que provoca a posteriori que su ciclo vegetativo sea mayor en comparación a otras variedades de uva.
La uva Albariño crece en condiciones óptimas sobre el suelo gallego debido, en gran medida, al clima atlántico predominante, con lluvias frecuentes y temperaturas suaves que permiten a la cepa obtener el grado de humedad necesario para su desarrollo. Es por ello también que su cultivo suele realizarse siempre elevado del terreno para evitar de esta forma que la humedad del suelo ocasione algún tipo de problema a la viña. Una vez procesada la variedad, los vinos blancos que se producen con ella se caracterizan por desprender un aroma frutal y floral, con una sensación similar fresca y aterciopelada al gusto.
Variedades autóctonas de la D.O. Rías Baixas
Más allá de la uva Albariño, la Denominación de Origen Rías Baixas también destaca por una larga tradición en la viticultura tradicional y el cultivo de variedades autóctonas. De entre todas ellas, las variedades blancas amparadas son el albariño, loureira blanca o marqués, treixadura, caíño blanco, godello y torrontés. En tintas destaca el caíño tinto, espadeiro, loureira tinta, castañal, sousón, mencía, brancellao y Pedra.
La variedad de Loureira Blanca o Marqués se diferencia por su riqueza de aromas y sabores originales que recuerdan al laurel. También su baja producción de azúcar y elevada de ácidos la convierte en una uva ideal para la elaboración de vinos plurivarietales con mucha personalidad como los de la subzona de O Rosal. Coincide con el Godello en esos toques frutales a la nariz, aunque esta última destaca por su alta mineralidad y es empleada para la elaboración de algunos plurivarietales, con unos vinos de color amarillo pajizo, perfumados y con un buen perfil para enjevecimiento en barrica. Treixadura por su parte se sitúa entre las primeras tres variedades de uva recomendadas para el cultivo, con un hábitat natural en la subzona de Condado do Tea. Se trata de una variedad que aporta frescura a los vinos, acidez equilibrada y aromas frutales y florales con ciertos toques de manzana verde.
El caíño blanco presenta una historia delicada, pues llegó casi a extinguirse y su cultivo hoy en día se concentra principalmente en la zona de O Rosal. Este tipo de uva aporta aromas a manzana y algunas notas florales a los plurivarietales, dando lugar a vinos Rías Baixas estructurados y con cuerpo. El tontorrés también es otra de las variedades de uva que acostumbra a emplearse como complementario en la elaboración de plurivarietales por sua porte aromático y ligereza. Ahora bien, se trata de una uva muy delicada por su alta sensibilidad a las heladas y al mildiu.
En el caso de las variedades tintas, estas tienen una menor presencia en la Denominación de Orixe Rías Baixas, aunque en los últimos años se ha ido cambiando la tendencia y las bodegas han apostado la diversificación en la producción debido a la creciente demanda del mercado. El brancellao, por ejemplo, produce vinos aromáticos, untuosos, con cuerpo y poca estructura. El espadeiro destaca por una uva de color picota oscura, con intensos aromas a frutas que dan al vino una notable acidez y cuerpo. El caíño tinto es una variedad de color azulada oscura que aporta intesidad aromática a los multivarietales.
En el caso del espadeiro, esta variedad de uva autóctona se utilizó tradicionalmente en coupages (mezcla de distintos tipos de uva y fermentados), aunque la apuesta por los monovarietales no ha dejado de crecer en los últimos años. Y la loureira tinta es otra variedad de gran calidad que acostumbra a utilizarse como complementaria. Por otro lado, el mencía da lugar a vinos de alta graduación, aroma intenso y notas frutales. El Pedral es tradicional de la zona do Condado do Tea, mientras que la uva Castañal se encuentra en proceso de recuperación en subzonas como O Rosal, donde se producen vinos frecos y de carácter atlántico.
Las subzonas y sus particularidades
Como avanzamos al comienzo del reportaje, la Denominación de Orixe Rías Baixas se encuentra dividida en cinco subzonas de producción repartidas por la provincia de Pontevedra y algunas comarcas de A Coruña y Ourense. De hecho, cabe recordar que a las tres originales de 1988 se incorporaron más tarde Soutomaior en 1996 y Ribeira do Ulla en 2000. De las existentes en la actualidad, Val do Salnés es la zona reina y la más popular dentro de los vinos albariños, con su epicentro en el municipio de Cambados. Esta subzona abarca las costas de la ría de Arousa y Pontevedra y es atravesada por el río Umia, cuyo valle acoge la mayoría de bodegas de este sector.
La subzona de O Rosal se enmarca en el extremo suroeste de la provincia de Pontevedra, extendiéndose entre viñedos ubicados en semi-laderas por toda la ribera del Miño hasta su desembocadura en el Atlántico e incluyendo los municipios de O Rosal, Tomiño, A Guarda, así como también parte de Tui y Gondomar. Otra subzona ribereña del Miño la conforma el Condado de Tea, que alcanza la provincia de Ourense e incluso llega a rozar parte de la famosa D.O Ribeiro. Localidades como Salvaterra do Miño, As Neves, Arbo, Crecente, Salceda de Caselas, Ponteareas y parte de A Cañiza, Tui y Mos se encuentran enmarcadas en esta subzona.
En el caso de Soutomaior nos encontramos ante un sector más pequeño y el único que no es atravesado por un gran río, si bien la zona reúne unas condiciones y microclima óptimos para el cultivo del vino, entre Soutomaior y las ciudades de Vigo y Pontevedra. Por último, y aunque Ribeira do Ulla fue la última en unirse a la D.O Rías Baixas, se trata de la subzona más grande de las existentes, abarcando los territorios que se reparten a ambos lados del río Ulla entre las provincias de A Coruña y Pontevedra. Es un sector que destaca por una mayor altitud, más contraste de temperatura y un suelo mucho más granítico, lo que se traduce en la elaboración de vinos más frescos y afrutados.
Crianza en las Rías Baixas
Dentro de la Denominación de Orixe Rías Baixas es habitual encontrar vinos jóvenes, embotellados una vez termina la fermentación y que son lanzados al mercado a partir de la llegada del invierno. Pese a ello, merece la pena recordar que los vinos Rías Baixas, y especialmente el Albariño, tienen una gran capacidad de envejecimiento incluso en botella. En cualquier caso, tras la vendimia, la uva es sometida a un extenso proceso de vinificación que define, en muchos casos, la trayectoria de ese vino y su resultado final. La crianza en la D.O Rías Baixas es más frecuente en depósitos de acero inoxidable, pero también existen albariños y vinos cirados sobre lías en barrica, fudres o incluso depósitos de hormigón o granito.
Una de las más habituales en las Rías Baixas es la crianza en botella, donde los bodegueros demoran la comercialización de sus vinos para que sus elaboraciones alcancen su máximo potencial. Por otro lado, dentro de las elaboraciones más especiales de la D.O. Rías Baixas se encuentran los vinos de crianza sobre lías. Pero, ¿qué son exactamente las lías? Esto se hace referencia a los residuos que quedan en el vino tras la fermentación (semillas, restos de uva…) y que normalmente se retiran antes de la crianza. Dichas sustancias aportan a los vinos más volumen, untuosidad y carácter varietal.
Por su parte, los Rías Baixas Barrica conforman vinos madurados en barricas de no más de 600 litros de capacidad y en su etiqueta suele detallarse el tiempo que han permanecido en ellas. Se puede elaborar con cualquiera de las uvas blancas permitidas en las subzonas y puede complementarse el envejecimiento con la crianza en depósitos de acero o la evolución en botella. Cabe mencionar en este punto que tanto los vinos criados en depósitos de acero como los Rías Baixas Barrica necesitan ser agitados de forma periódica para evitar que se depositen en el fondo las sustancias por el efecto de las lías. Esta técnica es conocida como battonage (bastoneado) o remontado en el caso de los depósitos de acero.