Las últimas salinas de la comarca do Salnés: un tesoro oculto en la ría de Arousa
El territorio debe su nombre a las antiguas explotaciones de sal que existían en las zonas más cercanas al estuario del Umia, entre ellas las conocidas hoy en día como salinas de O Rial, cuyas ruinas todavía son visibles durante la bajamar
23 septiembre, 2024 05:00Entre las rías de Arousa y Pontevedra, la comarca do Salnés se alza como uno de los destinos turísticos más codiciados de las Rías Baixas. Este paraíso del sur de Galicia, tan valorado a día de hoy por sus arenales y paisajes verdes, fue en otros tiempos una tierra moldeada por el oro blanco de estas costas: la sal. De hecho, la propia comarca debe su nombre a las antiguas explotaciones de sal existentes en las zonas más próximas al estuario del río Umia.
Recurso fundamental para la conservación de alimentos y pilar de la pesca y la industria cárnica, este valioso mineral definió durante décadas la forma de vida y la economía de los pobladores de la zona. Algunas de ellas incluso aparecen documentadas ya desde el siglo VI, dando fe de la importancia que tuvieron dichas explotaciones a lo largo y ancho del litoral gallego. No es tampoco casualidad que en estos textos altomedievales la citada comarca pontevedresa aparezca referenciada como Territorium Saliniense, o dicho con otras palabras: tierra de salinas o de sal. En el presente, y aunque las salinas del Salnés han desaparecido en su mayoría, el eco de aquel pasado sigue impregnando cada rincón del paisaje y la historia de la comarca.
Sin ir más lejos, en las entrañas de la histórica villa de pescadores de Vilaxoán (Vilagarcía de Arousa), entre Punta Borreiros y la playa de Saíñas, se localizan las últimas salinas conservadas de O Salnés: las ruinas milenarias de unas explotaciones cuyos muros todavía resultan visibles durante la bajamar, cuando la ensenada do Rial se convierte en una amplia marisma.
Un tesoro oculto del siglo XVII
La historia fielmente conservada en los antiguos documentos de la iglesia de Santiago de Compostela nos abre una ventana al pasado y nos permite conocer el alcance de estas salinas desde la Edad Media. La realidad es que los antiguos territorios de O Salnés se encontraban entonces plagados entonces de este tipo de explotaciones, las cuales se extendían por distintos puntos del litoral en lo que hoy sería O Grove, Sanxenxo, Vilanova, Vilagarcía e incluso Barrantes. En definitiva: un buen número de puntos costeros convertidos en auténticos motores económicos y de subsistencia. Es también importante recordar que estos antiguos límites territoriales muy poco tienen que ver con los que dan forma a la actual comarca do Salnés, definida por unas fronteras administrativas que se han ido moldeando y transformando a lo largo del tiempo.
Las estructuras que se mantienen en pie en el entorno del rego y la ensenada de O Rial hunden sus raíces en algún período indeterminado entre los siglos XVII o XVIII, momento en el que las antiguas salinas de origen medieval ―o incluso de la época romana― habrían sido modificadas hasta dar forma a las que se conservan hoy en día. Los muros que protegían y limitaban la explotación de sal emergen hasta la superficie cuando el nivel de la marea baja lo suficiente, permitiendo observar los restos del dique que antaño regulaba la entrada y salida de las aguas en función de las mareas. Dichas pozas para la evaporación del agua conformaban estanques poco profundos que fueron construidos en terrazas escalonadas para controlar el flujo y los tiempos del proceso.
Sin embargo, y a pesar del enorme valor histórico y patrimonial que tienen dentro de la historia de la comarca, el yacimiento de las salinas de Vilaxoán no goza por el momento de ninguna protección ni catalogación oficial. Ahora bien, según los últimos informes arqueológicos llevados a cabo en el entorno tras la ampliación del paseo de o Rial, el buen grado de conservación y el valor el conjunto permitiría llevar a cabo en la zona un proyecto de recuperación y regeneración similar al acometido en el entorno de las salinas de Ulló en Vilaboa, tomando como ejemplo a todo un referente del patrimonio hidrogeológico de las Rías Baixas.
Un paseo entre naturaleza e historia
Este tesoro escondido en las entrañas de Vilaxoán permite a los visitantes adentrarse en unas ruinas enraizadas con la historia y la cultura de la comarca do Salnés, en un lugar plagado de memoria y huellas del pasado que presume de una enorme belleza natural. La ensenada do Rial determina el acceso a la capital arousana desde el sur, convertido en una puerta de entrada única para los peregrinos que recorren la Ruta del Padre Sarmiento o la Variante Espiritual del Camino Portugués con rumbo a Santiago de Compostela.
Además, se trata de un espacio intermareal de enorme valor ecológico y paisajístico, pues en este rincón de la ría de Arousa los alados encuentran un refugio natural resguardado de los vientos y alejado al mismo tiempo de las zonas más urbanas que recorren la costa do Salnés y Barbanza. Otra parte importante de la historia de Galicia también se escribió muy cerca de estas salinas, pues aquí se llevó a cabo la construcción del primer prototipo de batea moderna (flotante sobre bidones de metal) en echarse al mar. Fue en la vieja fábrica da Atlántica, cuya nave continúa todavía en pie pero abandonada.