Las entrañas romanas de la Illa de Arousa: historia grabada entre ruinas y mareas
En las cercanías del Faro de Punta Cabalo se localiza una necrópolis conocida como Campo dos Bufos, en cuyo entorno se han hallado las ruinas de una cetárea, tanques de salazón, restos de cerámica e incluso monedas de la época imperial
La huella de la civilización romana en Galicia sigue viva y palpable en innumerables rincones de la región, como testigos directos de la presencia en estas tierras de uno de los imperios más grandes de la historia. El territorio gallego conserva entre sus límites valiosos vestigios que se perfilan como un auténtico puente entre el pasado y el presente. En Terra de Soneira, por ejemplo, el pequeño pueblo de Brandomil atesora bajo sus tierras las ruinas de la villa romana conocida más occidental del Imperio Romano. Por otro lado, ya en la cara interior de Galicia, los extraordinarios parajes lucenses más próximos al curso del río Sil esconde un pasadizo romano entre los valles y meadros que es también fruto de la minería aurífera.
Si nos adentramos en el corazón de la comarca do Salnés, el eco de la antigua Roma sigue resonando con fuerza en lugares como la Illa de Arousa. A pesar del paso del tiempo, el legado de los grandes imperios continúa marcando el pulso de esta tierra. Los vestigios romanos se extienden desde el casco urbano hasta el litoral, incluyendo los pequeños archipiélagos que rodean al municipio arousano. Entre los escenarios donde la huella romana permanece intacta se encuentran los islotes de Os Xidoiros y Areoso, así como la famosa necrópolis del Campo dos Bufos, ya en tierra firme.
Vestigios al descubierto
En uno de los extremos de la localidad arousana, en las cercanías del emblemático Faro de Punta Cabalo se localiza uno de los escenarios romanos por excelencia dentro de los límites de la Illa de Arousa. La necrópolis conocida como Campo dos Bufos despliega sus restos visibles e invisbles en el entorno más próximo a la playa do Naso. Se trata de una zona de alto valor arqueológico, por lo que no es de extrañar que en las últimas décadas se hayan ido realizando todo tipo de excavaciones que han permitido sacar a la luz distintos restos del Calcolítico y de la Edad de Bronce. Sin duda, un legado de lo más valioso que se remontana épocas anteriores al siglo VI a.C.
Una de las primeras excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en dicho yacimiento arousano se remonta al año 1931, de la mano del oftalmólogo e investigador gallego Ángel Varela Santos. En aquellos primeros trabajos de campo se encontraron una serie de sepulcros antiguos y los restos de una necrópolis romana, destacando las ruinas de una cétarea y varios tanques de salazón. Los citados elementos se extienden por el grueso del arenal do Naso, bajo la pasarela de madera que conduce directamente a los pies del Faro de Punta Cabalo. No obstante, cabe recordar que en los últimos años la naturaleza también ha ido ganado terreno en esta zona, ocultando muchos de estos vestigios bajo un manto verde de árboles y matorrales.
Pese a todo, en las excavaciones más recientes los arqueólogos involucrados han podido encontrar un amplio abanico de restos cerámicos con marcas del alfabeto fenicio así como también varias monedas de la época imperial. De hecho, en el 2019 el entorno del Campo dos Bufos se sumó a un proyecto de investigación dirigido por el Doctor en Arqueológía por la Universidad de Vigo, Adolfo Fernández. La intención de este estudio todavía en activo es la de revelar el origen y la funcionalidad exactas de las ruinas romanas encontradas.
Islotes de alma antigua
Según historiadores y expertos en la materia, los pequeños islotes que emergen sobre las aguas de la ría de Arousa fueron, en tiempos remotos, parte de la tierra firme sobre la que hoy caminamos. Hace milenios, el archipiélago de Os Xidoiros habría estado unido al continente, permitiendo a las antiguas civilizaciones un acceso directo a estos recónditos enclaves sacudidos hoy por las mareas y brisas procedentes del Atlántico.
La realidad es que estos islotes funcionan hoy en día como perfectas cápsulas del tiempo, conservando una parte importante del legado antiguo y romano que perdura en la Illa de Arousa. En el caso del Areoso, por ejemplo, destaca la presencia de diversos restos arqueológicos, sobre todo de dólmenes y túmulos megalíticos. En lo que respecta al patrimonio romano, en este famoso islote se encontraron varios fragmentos de ánforas romanas, huellas inconfundibles del intenso intercambio comercial que existió durante los primeros siglos de nuestra era.