Para entender el inicio y desarrollo de la industria conservera en Galicia hay que echar primero un vistazo a la Francia de los años veinte del siglo XIX. En aquella época, la aparición de un sistema de conservación de alimentos en el país vecino, basado en la estilización previa, supuso un antes y un después para el sector de la salazón en todo el mundo. Hasta ese momento, muchas localidades costeras gallegas se habían llenado de estas fábricas de salga ―regentadas principalmente por empresarios catalanes―, que fueron un auténtico precedente para las conserveras en nuestro territorio. 

Sin embargo, no fue hasta el año 1879 que la primera fábrica de conservas moderna de Galicia abriría sus puertas. Sería en la Illa de Arousa, de la mano del empresario Juan Goday Gual, todo un pionero al utilizar un sistema totalmente mecanizado para su producción. Al igual que muchas otras familias de origen catalán, los Goday llegaron a Galicia atraídos por la riqueza productiva que suponían las rías gallegas para sus negocios. De hecho, previa a la apertura de la conservera, la familia de empresarios ya había construido, junto a su vivienda familiar, una fábrica de salazón.

La mujer en la industria conservera

Antigua fábrica en la Illa de Arousa. Foto: Memorias en conserva.

Pero la industria conservera de la Illa de Arousa (y también del resto de Galicia) no se entendería de ninguna manera sin la figura de la mujer en el sector. Ellas fueron, y siguen siendo, las principales trabajadores de las mismas. Abuelas, madres, hijas… que desde bien pequeñas aprendían y ejercían las labores de la industria, para llevar a sus hogares un jornal extra, o incluso el único y principal sustento de la casa. Lo hacían bajo unas durísimas condiciones, soportando en muchas ocasiones ―sobre todo desde la óptica moderna― unas jornadas laborales excesivas y sueldos demasiado precarios para el tiempo volcado en estas conserveras.  



Todas esas mujeres desempeñaron un papel fundamental para hacer de las conservas una importante industria para la economía gallega. Por esa razón, ellas son las protagonistas de Memorias en conserva, un documental ubicado en las Rías Baixas y dirigido por Marcos Martínez y María Gutiérrez, que el pasado mes de septiembre vio la luz por primera vez con una proyección en el Auditorio Municipal de la Illa de Arousa.

Frame del documental. Foto: Memorias en conserva.

El audiovisual trata de sacar a relucir ese importante legado y patrimonio conservero de la Illa, el fiel reflejo del sector en toda Galicia; y lo hace a través de las experiencias y testimonios vitales de las mujeres conserveras de la localidad. Un recorrido por décadas de la historia, enlatadas en 50 minutos de cinta; con unos recuerdos que todavía resuenan nítidos en las voces de sus diez protagonistas, como si esas memorias realmente fueran cosa del presente.

Memorias en conserva: los recuerdos enlatados

Juana Prado, mujer conservera. Foto: Memorias en conserva.

Este emotivo homenaje en forma de documental empezó a gestarse ya en el año 2018, a raíz de un vídeo promocional para Fitur que el propio concello había encargado al director. Un acercamiento al Centro de Interpretación de la Conserva de la Illa de Arousa fue más que suficiente para crear conciencia en las mentes de los productores sobre el importante y singular patrimonio conservero de esta localidad arousana. 

El documental pone su óptica en las experiencias vitales de diez mujeres que desde bien pequeñas dedicaron su tiempo a una industria conservera todavía en ciernes, en un escenario que resulta clave para sus recuerdos: el Centro de Interpretación da Conserva, antigua fábrica de la familia Goday. El testimonio de estas especiales protagonistas se completa con los relatos de uno de los encargados de la antigua fábrica de Goday, Juan Fernández Casal; y de Luisa María Muñoz, profesora de historia contemporánea de la USC y autora del libro Género, trabajo y niveles de vida en la industria conservera de Galicia (2010). Sus visiones ayudan a ampliar la historia de este sector en la Illa de Arousa.

Protagonistas del documental. Foto: Memorias en conserva.

Este recorrido audiovisual da comienzo con la voz en off de Belén Tajes, que introduce la importancia histórica de esta industria emergente para la Illa de Arousa (y Galicia), así como la relevancia y rol de la mujer en las mismas. Los minutos continúan con las declaraciones de las trabajadoras arousanas, que hablan de aquellos inicios cuando apenas eran unas niñas, de sus labores en las fábricas, y también fuera de ellas. Porque la mayoría de estas niñas, adolescentes y mujeres no sólo dedicaban su tiempo a la conserva, sino que sus jornadas laborales se extendían después hasta los campos y hogares. Una infancia casi arrebatada que todas ellas recuerdan con una resiliencia y felicidad impropia. 

Créditos finales. Foto: Memorias en conserva.



La muestra audiovisual puede verse de manera gratuita a través de la página web: memoriasenconserva.com. En el documental de Memorias en conserva no sólo se mantiene viva la memoria histórica del sector, sino que muestra la cara más humana de una industria que empezó a crecer en la localidad arousana en los albores del siglo XIX y cuya evolución se prolonga hasta nuestros días. En definitiva, un film para disfrutar de principio a fin y que no dejará a nadie indiferente.