Ester G. Mera: el talento gallego que rueda videoclips de éxito en Madrid y Barcelona

Quería estudiar Psicología, pero finalmente pesó más el deseo de cumplir un sueño que estaba ahí desde siempre: dedicarse al cine. Ester G. Mera era la amiga que siempre llevaba la cámara a cuestas a cualquier reunión, la mirada atenta que registra los recuerdos. Ahora, esta viguesa de 25 años puede declarar que ha hecho realidad parte de aquellas fantasías, con una apretada agenda que se reparte entre proyectos en Barcelona —donde reside—, Madrid y Galicia.

De Vigo, se mudó primero a Pontevedra y después a Santiago de Compostela para estudiar Comunicación Audiovisual. "Empecé con el gusanillo muy autodidacta, creo que como todo el mundo que estudiamos esto. Nadie nos enseña nada, hay algo que nos pica la curiosidad y comenzamos a prueba y error hasta que al final te especializas", comenta Ester.

Durante su paso por Galicia se mantuvo firme en su convicción de querer hacer cine, lo que la llevó a matricularse posteriormente en un máster de Dirección Cinematográfica en Barcelona. Allí conoció otros formatos, amplió sus círculos y se adentró en un mundillo del que ya forma parte por completo.

Podemos encontrar el nombre de Ester G. Mera en los créditos de videoclips de Bad Gyal, Shego, Los Hermanos Cubera y Rodrigo Cuevas o Simona; además de en diversos fashion films o anuncios. Su último trabajo ha sido dirigir el vídeo de Mal de ojo, el nuevo single de la ‘ex triunfita’ Anaju.

Oportunidades y nuevos caminos

Mera explica su partida a Cataluña como una "cuestión de necesidad", o al menos, nació de ella. "Estaba como en un círculo muy cerrado, no tenía tantos contactos en este mundillo y decidí probar suerte, aventurarme en una ciudad grande que bien podía haber sido Madrid", explica.

La experiencia en Barcelona no supuso un gran descubrimiento a nivel académico. "Lo que me ha proporcionado el venirme aquí ha sido el conocer a gente que ahora son grandes amigos míos y grandes profesionales que me acompañan en el camino y también en las propias piezas que dirijo", reflexiona la joven cineasta.

Por otro lado, su visión del sector también se amplió fuera de Galicia. Ester G. Mera da cuenta de la diferencia entre las producciones que se hacen en las grandes ciudades y las que se hacen en nuestra comunidad, advirtiendo en el primer caso una industria de consumo mucho más frenético. Videoclips, spots publicitarios. "Quizás ayuda más a hacerse un colchón económico para luego más adelante, en un futuro, plantearse llegar a hacer algo de ficción", confiesa.

Retrato de la directora Ester G. Mera. Foto: cedida

Futuro nómada

Lo cierto es que Ester todavía desconoce si dentro de unos años se imagina en Barcelona, en Galicia o en cualquier otro lugar determinado. "Me gustaría tener un poco un movimiento más nómada, es decir, me encanta vivir aquí, la verdad, al final tengo que a mis amistades trabajo y y me encantaría poder seguir teniendo aquí mi residencia", explica, "Pero como eventualmente estoy ya yendo a Madrid a rodar, pues poder hacerlo también en Galicia".

A pesar de estar fuera, Ester forma parte de la Academia Galega do Audiovisual y de CREA, la asociación gallega de profesionales de la dirección y la realización. Además, tiene claro que el primer proyecto de cortometraje que escriba en un futuro lo ve ambientado en tierras gallegas, "es lo que conozco y es donde vivido y donde tengo más recuerdos que poder plasmar en el papel".

La directora asegura que prefiere escribir sobre cosas que conoce en primera persona, como le han inculcado en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña para "no cometer ciertos errores al involucrarnos en temas que se nos quedan muy grandes y que pueden incluso llegar a ser ofensivos para para ciertas realidades y ciertos colectivos".

El universo audiovisual de Ester

Grabación de ‘Mal de ojo’, uno de los últimos trabajos dirigidos por Ester. Foto: cedida

En su concepción del cine, Ester G. Mera trata entonces de "hablar desde el Yo sin resultar egocéntrica", echando mano de sus propias vivencias. Sin embargo, la cineasta admite que uno de sus géneros favoritos es el terror: "Al final es pura fantasía, seres que son representaciones metafóricas de otras realidades".

El imaginario cinematográfico de Ester se compone de esa fantasía, del interés por lo siniestro y la capacidad de encontrar belleza en ello. Un gusto que empezó a conformarse cuando era niña y su madre veía películas policiacas y que continuó al madurar y querer entender por qué algunas cintas eran capaces de dejar al espectador "un sabor de boca extraño".

Cuando le preguntamos por sus referentes, la creadora no duda un segundo en mencionar a la gente más próxima a ella y las redes sociales: "Me parece bonito, porque al final durante la carrera quizás tienes sueños más al otro lado del globo y de repente conoces a gente cercana que al final se acaban convirtiendo en tus amigos".

"Podía entusiasmarme viendo una película de Gaspar Noé o una de Lars von Trier, que son dos directores que me gustan mucho, y ahora mismo quizás también me emociono mucho viendo un spot publicitario de Valentín Petit, un realizador que me gusta mucho, o con los trabajos de otras mujeres realizadoras con las que comparto trabajo en Barcelona", cuenta la joven directora.

Mera ha participado en el festival Cortocircuito con su corto Génesis, ganó el premio IV Maria Luz Morales a mejor video ensayo internacional con Le temps (ne) detruit (pas) tout y sus fotografías han sido publicadas en Vogue Italia.

A día de hoy, también puede presumir de haber trabajado en los vídeos de Judas, Zorra Remix, 44 y Esta noche, de la cantante Bad Gyal. De hecho, estas fueron sus primeras experiencias como asistente de dirección: "Bad Gyal es una artista que yo admiro y respeto muchísimo, tenemos la misma edad y ha llegado súper lejos muy pronto. Además ya la escuchaba cuando estaba estudiando en mi cuarto en Santiago de Compostela y es un recuerdo al que guardo mucho cariño".

Como consejo para los jóvenes que se adentran en el mundillo audiovisual, Ester les anima a no perder la esperanza, aunque es consciente de que es más fácil decirlo desde cierta posición de privilegios. Pero sobre todo, recalca la importancia de no caminar solos: "Entiendo esto como un trabajo como colectivo claro. Creo que es muy importante rodearse de gente que te apoye".