Desde los años 60 hasta la segunda década del siglo XXI, el Toni’s Guitar ha sido espectador de lujo del desarrollo y crecimiento de Vigo. Eso sí, con nocturnidad y desde lo profundo, hasta donde portaban unas escaleras cuyos peldaños han escondido las huellas de varias generaciones hasta cerrar en 2021.
El icónico local, situado en Doctor Cadaval, recupera su más de medio siglo de vida en las voces de los hermanos Eladio y Carlos López Silveira, Lalo y Charlie, los hermanos que lo han regentado desde 1962, a través de un documental, Tony’s Club-Una vida nocturna, dirigido por el actor, dramaturgo y escritor Rubén de Marina y que se estrena el jueves 30 de marzo en un pase único a las 20:00 horas en Multicines Norte.
Como la vida de Lalo y Charlie, el primero 30 años detrás de la barra y el segundo 25, el rodaje de este documental se hizo de noche, entre las 22:30 y las 23:00 horas. "Era curioso, sobre todo para los cámaras y la gente del equipo que tenían que trabajar al día siguiente, pero ellos eran y siguen siendo nocturnos", explica Rubén a Treintayseis. Con 85 años Lalo y Charlie 79, era difícil arrancarles de esa costumbre, que queda reflejada en el documental, como la premisa de que la realidad está arriba, pero la vida se afincó abajo, en el suelo del local.
Una historia que tenían que contar
Este documental, que concentra en 72 minutos de metraje los 60 años de historia del Toni’s, era una vieja ambición de Rubén, que recibió el impulso de Natalia Barciela y Susana Giráldez como productoras y que planteó a sus dos protagonistas en 2018. "Al principio fueron un poco reacios, porque estaba relacionado con su forma de vivir, con su intimidad", puntualiza Rubén, pero consiguió convencerles de que tenían que contar "su historia", que discurría paralelamente a los cambios que iba sufriendo Vigo y la sociedad.
Desde la aparición de las drogas en las noches "de alcohol y tabaco" a las grandes huelgas, los dos protagonistas cuentan "las entrañas" de la historia, que parte siempre de una anécdota para desarrollar cómo se vivía aquel momento, especialmente desde el visor nocturno. La noche, la que marcó sus vidas, para hacer del Toni’s un lugar especial, pero también las ausencias por el día; aquellos abrazos que recibían en la intimidad del local y que se convertían en miradas esquivas por el día. "Con eso tenían que convivir", explica el director.
"Será un descubrimiento para muchos"
La infancia de los dos hermanos se desarrolló al lado del que luego fue el negocio que marcó su vida, en la calle Progreso. Su padre era uno de los habituales del antiguo Eligio y ellos crecieron rodeados de aquellos que lo frecuentaban, como Laxeiro. "Eran muy callejeros, niños con mucha curiosidad e inquietud", los define Rubén, que señala que son "personas leídas, que han visto mucho cine y teatro", por lo que el enfoque del documental no es solo hablar de fiesta y de la noche viguesa, sino que rompe con muchos de los prejuicios que se podían tener hacia el local; "será un descubrimiento para muchos", constata.
A ellos dos se les unen otra pareja cuya presencia solicitaron los propios hermanos; Manolo Serodio, dueño de otro clásico de la ciudad, el MáisPalá, y Jesús Boullosa, conocido como Lautrec, un marino mercante gran amigo de Charlie; un cuarteto que aporta su parte a la historia.
Para llevar a cabo este proyecto, Rubén ha contado con la inestimable ayuda de Martín Rodríguez como editor y montador, también "fascinado" con los dos protagonistas; otro habitual del Toni’s, David Lodeiro, que pintó el local en varias ocasiones, le cedió el cartel de presentación del documental; la música corre a cargo de Phoebe Violet, que pone voz al tango de Gardel Nostalgia, y la guitarra eléctrica de Frans Banfield; y la voz en off de Mabel del Pozo guía en los primeros compases al espectador.
25 años de su primera visita
Él entró por primera vez hace unos 25 años. Bajó las escaleras para encontrarse con Lalo tocando la guitarra en una esquina y Charlie, que le preguntó si quería escuchar "algo especial". Con la música de fondo, surgió una conversación y la sensación para Rubén de que ese sitio era "un refugio" que escondía un estilo de barman ya extinto, ese con el que "te tomas una copa en su local, charlas con él, os contáis vuestras cosas y anécdotas". "Después llegaba un momento de la noche en que aparecía Lalo con la guitarra y una tercera parte era en la que se llenaba de gente, sobre todo viernes y sábados, que llegaba para bailar canciones de Rafaella", recuerda Rubén.
Incluso, había clientes que aparecían por el Toni’s desde Madrid de visita a la ciudad con su nombre apuntado como una referencia. La relación se forjaba entre copas y muchos les enviaban cartas y postales desde sus ciudades de residencia o desde algún destino en el que estuviesen de viaje.
Ninguno de los dos protagonistas han visto aún el material al completo, sólo extractos que Rubén les ha ido enseñando. A lo largo del metraje, se encontrarán con sorpresas que justificará los nervios con los que están viviendo esta experiencia. Y es que, puntualiza Rubén, en 2019 rodaron 3 horas diarias y después de la pandemia, 1 hora; Rubén luchó para que todo aquello no se quedase en un cajón y el estreno será "un día muy emotivo" para todos.
Tony’s Club-Una vida nocturna es un documental que habla de Vigo, de una historia que podía haberse desarrollado en cualquier ciudad portuaria y en el que los dos protagonistas y personajes que podían ser actores de una película de Berlanga, de Scorsese o de Sergio Leone. La semana que viene se presenta en sociedad en los Multicines Norte, pero quiere que su camino sea más largo, empezando por su presentación a festivales.
La intención es que ese micromundo que se creó en un local de la ciudad llegue a más gente y enganche a más espectadores, que vean en él más que los 60 años que esconden unas puertas ya cerradas tras la pandemia, sino la vida misma contada desde los bajos fondos con una tenue luz roja como foco. Una vida que dice Charlie ante la cámara, fue "colosal".