María Rey: "Siempre he sentido que en Madrid estoy de paso, terminaré mi vida en Galicia"
- La periodista gallega recibirá el Premio Honorífico de Comunicación de los IX Premios Paraugas del Clúster da Comunicación de Galicia el próximo 22 de noviembre en Ferrol
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Eso de que "nadie es profeta en su tierra" no siempre se cumple. Es el caso de María Rey (Vigo, 1967), una de las caras más reconocibles del periodismo español y una larga trayectoria en medios nacionales, como Antena 3, donde trabajó durante 20 años.
A pesar de que su carrera profesional y personal ha tenido Madrid como punto central, el equilibrio vital siempre se lo ha dado Galicia y Vigo, su ciudad natal. Ahora, el Clúster da Comunicación de Galicia la ha galardonado con el Premio Honorífico de Comunicación de los IX Premios Paraugas, que recibirá en la gala que se celebrará en Ferrol el próximo 22 de noviembre.
"Me da vértigo que me entreguen un premio honorífico, que no es ya por lo que haces, sino por la forma en que lo haces, algo que no sé si me merezco", reconoce al otro lado del teléfono. "Lo mejor es hacer lo que te gusta, que es una suerte, elegir tu profesión y poder vivir de ella es suficiente, y si alguien te lo reconoce, pues te sientes agradecida y desbordada", señala a Treintayseis.
"Nunca me he ido"
Pero dentro del reconocimento y de este premio, lo que destaca es que "venga de Galicia". "He ejercido en Madrid porque la vida me trae aquí; yo empecé la carrera pensando en trabajar en el Faro de Vigo, no pensaba ni en la tele ni en la radio. No acerté en nada", sentencia entre risas.
"Yo empecé la carrera pensando en trabajar en el Faro de Vigo, no pensaba ni en la tele ni en la radio. No acerté en nada"
María se "encontró" trabajando en Madrid, pero teniendo claro que regresaría. Aquel primer contrato de prácticas se terminó convirtiendo en una profesión ejercida en la capital, pero sin perder de vista Galicia. "Tardé 20 años en empadronarme en Madrid", confiesa, un signo de que siempre se sintió "de paso".
"Te sientes un poco traidor, cómo si no fuese ya de aquí. Soy gallega, a pesar de los años nunca me fui del todo; de hecho, todas mis vacaciones las paso allí y suelo regresar una vez al mes", concreta.
A pesar de que nació en Vigo, vivió hasta los seis años en un pueblo de la provincia de Ourense cercano a Viana do Bolo debido a la profesión de su padre, veterinario. En la ciudad olívica se crió "detrás del Xeral, ahora la Ciudad de la Justicia", fue a La Enseñanza y su vida transcurría en el centro, con salidas por la Alameda y haciendo vida en el puerto. Sus dos últimos años de Bachiller los hizo en Tomiño, pero Vigo es su ciudad, en ella reconoce los paisajes de su infancia: "Hay cosas que siguen como las recuerdo".
Sus inicios en Vigo como periodista
Su vínculo profesional también tiene raíz aquí; comenzó a trabajar en Radio Vigo, un "inicio determinante" en su carrera, y cuando trabajaba en Antena 3 escribía en el Atlántico. En la radio se quedó deslumbrada por los estudios, el micrófono, la grabadora con la que salía a hacer los reportajes y aprendió de grandes maestros, como Eugenio Eiroa. "Me dejó aprender de él, le acompañaba en su trabajo y era un aprendizaje continuo", recuerda María, que destaca cómo comenzó a ver "la ciudad desde otra perspectiva". Una época "preciosa" que fue un "estímulo constante".
"Mis inicios en Radio Vigo fueron determinantes. Con Eugenio Eiroa era un aprendizaje continuo"
Regresar a Vigo y a Galicia siempre fue una opción; de hecho, reconoce que hubo "alguna conversación", pero en un momento en el que suponía un gran cambio y, sobre todo, un "dilema muy grande", con sus hijos escolarizados y el que era su marido, el también periodista Manuel Campo Vidal, ejerciendo la profesión en la capital.
Hoy, en cambio, se le abren las puertas de un posible futuro regreso, del que habla con la ilusión que denota el timbre de voz. "Ahora podría volver a Galicia porque mis hijos ya no me necesitan, son autonomos, no arrastro a nadie y puedo empezar mañana mismo. Todo en la vida pasa cuando tiene que pasar. Ahora se dan las circunstancias de que coincidan el momento vital y profesional. De hecho, este premio para ella es una pista: "que alguien de Galicia piense que hago bien mi trabajo me da esperanza de tener cabida y poder ejercer allí algún día".
"Era tu condición por ser mujer"
Con la perspectiva presente, María reconoce que ser mujer "te condicionaba" en el ámbito laboral, y ella no fue una excepción. "Los jefes veían a una mujer rubita de cara angelical y pensaban también tenías que hacer méritos con ellos", sentencia. "Ahora veo noticias de abusos de autoridad y abusos sexuales con los que nosotras convivimos en una época que no era una opción denunciar; era tu condición por ser mujer", denuncia. "Me encontré con cosas desagradables, intentos de besos, meter mano por debajo de la mesa... era tan violento tener que explicar por qué no querías...", añade. "Era y es más difícil para las mujeres", resume.
"Me encontré con cosas desagradables, intentos de besos, meter mano por debajo de la mesa... era tan violento tener que explicar por qué no querías..."
Hoy, además de una reconocida trayectoria, María Rey es también presidenta de a Asociación de Prensa de Madrid desde hace un año. Un "aprendizaje absoluto" y una responsabilidad que, a pesar de que estaba formada para ello, al principio le dio vértigo. "Tú no te das cuenta de que tienes la misma capacidad que los demás porque toda la vida has aprendido, de manera implícita, que los hombres tomaban las decisiones y nosotras las aplicábamos. Pero al final todo es sentido común y experiencia, y tengo ambas cosas", reivindica.
Al hablar de periodismo, hay dos palabras que pululan constantemente en la conversación: aprendizaje y pasión. "Me gusta tener que aprender todos los días, todo lo que te rodea te exige hacer un esfuerzo intelectual, estudiar cada mañana, sin eso no sé si me compensaría mi trabajo", explica. Un "esfuerzo mental" que se lleva a cabo para "entender" lo que tendrá que explicar al espectador, "resolverle las dudas, no planteárselas".
Un periodismo diferente al que conoció cuando empezaba a ejercer, donde el profesional y el medio era más "autónomo" y tenían capacidad de decisión por si mismos. "No sé si cualquier pasado fue mejor, pero sí que fue más sencillo, pero también más difícil y apasionante. Quizás las cosas se vayan recolocando y podamos recuperar el crédito", analiza.