¿Qué son las "mareas verdes" que tiñen de esmeralda la costa de las Rías Baixas?
Este fenómeno natural, producido por un microorganismo dinoflagelado, es prácticamente insólito en Galicia y sólo existen registros de un episidio similar durante la temporada estival de 1989 entre las rías de Vigo y Pontevedra
Las Rías Baixas son un destino soñado. Aquí, los brazos del Atlántico se adentran entre las suaves montañas y los valles verdes creando rías serenas, de aguas tranquilas y cristalinas, que asemejan espejos infinitos. Ahora bien, este mágico escenario costero de Galicia ha experimentado recientemente un cambio en la coloración de sus aguas, sobre todo en el segmento que se extiende entre las localidades de Vigo y Fisterra. Al parecer, el manto esmeralda que se ha podido observar en el último mes en este punto del litoral gallego viene dado por un fenómeno natural conocido de forma popular como "mareas verdes", producido por unos microorganismos denominados dinoflagelados, el principal grupo de eucariotas marinos junto con las diatomeas.
De hecho, se trata de un fenómeno muy poco habitual en la costa de Galicia, pues desde que existen registros únicamente se produjo un episodio similar en el territorio. Fue a finales del mes de agosto del año 1989, abarcando en este caso las rías de Vigo y Pontevedra. Si bien este tipo de microogranismos no son tóxicos para los humanos ni tampoco producen bioluminiscencia, la presencia de estas mareas verdes en las Rías Baixas no son para nada un motivo de celebración. Según apuntan los expertos, la especie que las produce (lepidodinium) sí que podría llegar a tener un impacto negativo en los distintos organismos marinos. Cabe recordar que en Galicia no hay constancia de una mortalidad excesiva vinculada a dicho fenómeno tan inusual, aunque existe el precedente de otros países como Francia o Chile donde el suceso es ahora común y recurrente año tras año.
Lo que sabemos y no de las mareas verdes
Todavía no se puede precedir cuánto durarán estas mareas verdes. Tampoco si volverán a replicarse en el tiempo o incluso cuál es el motivo exacto de la proliferación de esta especie en las Rías Baixas. Ahora bien, los expertos advierten que el pasado septiembre fue un mes muy seco, con altas temperaturas y mucho afloramiento, lo que, sin duda, ayudó a fertilizar las rías. La realidad es que estas condiciones atmosféricas producen una estratificación en el agua, es decir, las masas con distintas propiedades, como la salinidad y la temperatura (que determinan la densidad), forman capas que actúan como barreras e impiden la mezcla del agua. Este fenómeno, según los investigadores, es el que podría haber propiciado un bloom de fitoplancton y, por ende, de dinoflagelados.
Como dato curioso merece la pena señalar que el fenómeno de las mareas verdes es, en esencia, el mismo que el de las famosas mareas rojas. La principal diferencia entre ambas se encuentra en las especies y en las distintas tonalidades que reflejan en el mar. Además, y a pesar del encanto y la belleza que puede tener este mar de color esmeralda que ahora recorre el grueso de las Rías Baixas, lo cierto es que una concentración demasiado grande de Lepidodinium puede llegar a generar en la costa y peiraos unas espumas verdosas y amarillas que despreden muy mal olor.
¿Está cambiando el color de los mares?
La respuesta rápida es: sí, aunque con matices. El cambio climático está afectando al fitoplancton marino, alterando en muchos casos el espectro de luz solar reflejada. Es por ello que, según apuntan los expertos, para finales de siglo, gran parte de los mares habrán cambiado de color. En un estudio publicado en la revista Nature, una de las revistas científicas más antiguas y prestigiosas del mundo, las regiones océanicas tropicales más próximas a la línea del ecuador son las que están mostrando un color cada vez más verde. Por lo pronto, estos cambios no resultan ser tan significativos en la costa española, aunque ya se han registrado varios casos de mareas verdes en distintos puntos de la geografía.
En los citados estudios, llevados a cabo por un grupo de universidades de Estados Unidos y Europa, se incide en el impacto del calentamiento sobre los mares, los cuales sumarán tonalidades a sus clásicos colores azules o verdosos. Esto significa que, aunque los océanos seguirán siendo azules, habrá muchas más variaciones en el tono entre el azul (se presentará con más intesidad si cabe), el turquesa y el verde, que estará mucho más presente en las aguas polares y en las aguas costeras tropilcales.